La Segunda Guerra Mundial
     
A4 (V-2)

     El A-4 es sin duda uno de los avances más relevantes en tecnología armamentistica logrados hasta ese momento. Sin embargo, pese a constituir un arma fantástica no pudo cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial que ya había tomado, en 1944, un giro decisivo hacia la victoria aliada.

     Los experimentos sobre cohetes de combustible líquido comenzaron en Alemania en los años 20 guiados por la sociedad para vuelos espaciales "Verein für Raumschiffahrt" o "VFR") entre cuyos miembros se hallaba el joven Wernher Von Braun (1912-1977).
     Luego, en 1934, estos trabajos originalmente civiles se transforman en actividad oficial financiada y controlada por el Ejército bajo la dirección del capitán , luego general, Walter Dornberger, otorgándoseles unas instalaciones de investigación en Kummersdorf. En 1937 el equipo se cambió a Peenemüunde, sobre la costa báltica, con Dornberger como jefe y Von Braun como director técnico.
     Estos científicos buscaban incrementar la eficacia de los cohetes y convertirlos en armas viables. Con este objeto se realizaron una serie de vehículos de prueba propulsados por alcohol y oxígeno líquido (entre los que se incluyen el "Aggregate-One" o A-1, el A-2 y el A-3) así como exhaustivas pruebas estáticas.
     Hacia 1935 el proyecto principal era la construcción de un gran cohete de artillería para el que se escogió la denominación de "A-4". Para logralo se probarían las características del diseño y diversas técnicas de control en un modelo a escala; el "A-5". De esta forma a fines de 1941 el A-4 estuvo terminado y el 13 de junio de 1942 se probó el primer ejemplar, que no levantó vuelo, cayó sobre un lado y explotó. El segundo ejemplar, lanzado el 16 de agosto de 1942, voló 45 segundos hasta que comenzó a oscilar y finalmente se partió en el aire. El tercer misil realizó el 3 de octubre del mismo año el primer vuelo completo exitoso alcanzando una altura máxima de 85 km y cayendo a una distancia de 190 km.
     Hitler, entusiasmado por el suceso ordenó la producción masiva del A-4 con el nombre de "Vergeltungswaffe-2" (arma de represalia número. 2) o simplemente "V-2", destinado para atacar Londres y el suelo inglés.
     Se había concebido como una extensión de la artillería y por ello se planeó como un arma móvil. En aras de eso su tamaño era el máximo que podía pasar a través de un túnel ferroviario. El misil se transportaba en un transportador-erector de ruedas llamado "Meillerwagen" el cual poseía un sistema hidráulico que elevaba el misil hasta colocarlo en ángulo de 90° en una base giratoria sobre un dispositivo de lanzamiento. El Meillerwagen, a su vez, era remolcado por un vehículo tractor. El equipo completo necesitaba otros 30 vehículos que marchaban en convoy (generalmente por las noches) transportando los propergoles, la ojiva, una grúa móvil para montarla, utensillos de mando, control, equipo autógeno para suministro eléctrico entre otras cosas.


Ensayo con una V-2 luego de la guerra ©2


     En la parte superior del misil se hallaba la ojiva, que pesaba 975 kg de los cuales 910 eran la carga explosiva. La sustancia explosiva era amatol, un producto sin riesgo de explosión prematura incluso cuando el A-4 relizaba la reentrada en la atmósfera y la envoltura exterior de acero templado se ponía al rojo vivo (600° C) a causa del rozamiento con el aire.
     El sistema de guía era simple; una vez que el cohete se hallaba en posición de lanzamiento, la plancha superior de la plataforma de lanzamiento era girada hasta que el misil se alineaba exactamente en acimut con la direcciónd el objetivo. Luego del lanzamiento dos giróscopos Lev-3 y acelerómetros integrados (que componían la guía inercial del ingenio) inclinaban el cuerpo del misil en el ángulo necesario y cortaban el motor principal a la velocidad precisa de forma que su trayectoria balística asegurase llevarlo al objetivo. El apogeo se situaba normalmente en los 96 km (que entonces representaba la mayor altura alcanzada por cualquier objeto construído por el hombre).

     Al ascender, los A-4 se inclinaban lentamente hasta alcanzar un ángulo de 40° o 45 en relación a la vertical dependiendo de la distancia a que se halle el blanco. Luego, al cabo de 68 segundos, una vez establecida la trayectoria se cortaba el motor. El tiempo total de vuelo desde el despegue hasta la caída era de unos cuatro minutos.
     El control se realizaba mediante cuatro deflectores de vectorización de flujos (aspas) de grafito situados en el reactor que le daban estabilidad al misil, y mediante pequeños timones aerodinámicos instalados en las cuatro grandes aletas, que eran efectivos una vez alcanzada gran velocidad.

     El motor cohete del A-4 era alimentado con oxígeno líquido y alcohol a alta presión mediante una turbobomba Walter de 730 HP que funcionaba con vapor recalentado, generado en una cámara de reacción por C-Stoff (solución de permanganato de calcio) y T-Stoff (concentrado de peróxido de hidrógeno). Una vez que la turbobomba arrancaba comenzaba a trasegar los propergoles con el paso del oxígeno líquido a través de un distribuidor dirigido a los inyectores en la cámara de combustión, y el alcohol alcanzando esos mismos inyectores a través de la doble pared de la tobera, a fin de proporcionar la refrigeración esencial.
     La ignición de los propergoles era eléctrica, mediante un puente. Después que el motor se encendía el A-4 funcionaba durante unos instantes antes de comenzar el vuelo; pero cuando salía de la plataforma de despegue la aceleración era cada vez mayor conforme el consumo de combustible hacía que se redujese el peso y aumentase el empuje. El A-4 fue en primer misil en superar la velocidad del sonido.

     El tiempo de reacción desde la llegada a un emplazamiento no preparado era de unas 6 horas. Los lugares se escogían cuidadosamente a fin de obtener la posición geográfica exacta para calcular el acimut preciso del objetivo. Esos lugares eran casi siempre claros de bosques que daban protección frente al reconocimiento aéreo y también guarecían al cohete del viento.
     Una vez llegado al lugar de lanzamiento el misil era izado hasta la posición vertical; luego el vehículo de transporte se alejaba con lo cual el acceso al misil se realizaba a través de una plataforma de 14 m de altura. Después comenzaba la caraga del alcohol etílico (3750 kg) y el personal revisaba los giróscopos y acelerómetros en el compartimiento de guía. En éste punto se alineaba al misil con el acimut del objetivo. Esto era seguido por numerosas comprobaciones y mediciones. En las dos últimas horas se bombeaba el oxígeno líquido (1970 kg), intensamente frío, al interior con sumo cuidado. Finalmente se cargaban los fluidos para accionar la turbobomba. Una vez cargados estos últimos el A-4 era tratado con la mayor de las precauciones. En los minutos finales se activaba el sistema de telemetría (instalado ocasionalmente para registrar la trayectoria conseguida) en conexión con cuatro antenas situadas en los extremos de las aletas; en ese momento ya se encontraba listo para el lanzamiento.

     La producción preliminar del A-4 comenzó en una planta situada al sur de Peenemünde a fines de 1943; pero la producción masiva fue encargada a la colosal fábrica subterránea Mittelwerke donde 50000 trabajadores-esclavo produjeron 300 unidades en abril de 1944 y más de 1000 en octubre.

     La utilización del A-4 en la guerra comenzó el día 6 de septiembre de 1944, cuando el ejército contaba ya con 1800 misiles almacenados y estaban listas las unidades especializadas en el empleo del ingenio. Ese día se realizaron dos disparos contra París, pero resultaron poco precisos.
     El adiestramiento de los operarios de lanzamiento tenía lugar principalmente cerca de Blizna, Polonia; allí fueron disparados, entre enero de 1944 y febrero de 1945 unos 600 A-4 en entrenamientos. El 8 de septiembre comenzó el ataque contra Londres. Al principio el gobierno británico comunicó al público que las explosiones eran causadas por tuberías de gas defectuosas; sin embargo a los pocos días se tuvo que admitir la verdad. La propaganda nazi reveló entonces la existencia del arma de represalia número 2 o V-2.


Miembro de la policía militar norteamericana contemplando
el motor de una V-2 perteneciente a un misil incompleto
en la factoría de Mittelweke ©3

     Al contrario de lo que sucedía con las V-1, las V-2 eran invulnerables pués alcanzaban velocidades supersónicas y ni los cazas más veloces de la época podían interceptarlas, ni la artillería antiaérea podía derribarlas. Además, al dispararse desde lanzadores móviles la localización de sus bases resultaba bastante problemática. La altura y la velocidad alcanzada por las V-2 hacía, asimismo, que fuera prácticamente imposible detectarlas con el radar de la época. Ciero es que al momento de lanzamiento el misil podía ser visto por pilotos aliados (que tenían el completo dominio de los cielos entonces), pero aunque varios cazas enemigos intentaron destruir los A-4 durante su despegue, ninguno lo consiguió. En suma, los alemanes habían creado un arma contra la cual no había defensa posible.

     Desde el 8 de septiembre de 1944 al 27 de marzo de 1945 (en que cayó la última V-2 sobre Inglaterra) fueron lanzadas contra territorio aliado unas 4320 V-2; de ellas más de 1400 se emplearon contra Inglaterra, de las cuales 1054 alcanzaron su objetivo y las restantes explotaron en algún punto a lo largo de su trayectoria o bien se cometieron gruesos errores de dirección. En 1945 se dispararon 1675 V-2 contra Amberes y las fuerzas aliadas en Aquisgrán. La producción total de V-2 superó las 10000 unidades antes de que la guerra acabase.
     Los daños causados por el impacto eran similares a los de las V-1, salvo que las pérdidas fueron superiores a causa de la falta de aviso. Esto se debía a que al estrellarse a velocidades supersónicas no se percibía ningún ruido de aproximación. Así, luego de oírse la ensordecedora explosión llegaban largos estrépitos que se apagaban, igual que los truenos.

     Con el objeto de incrementar el alcance de la V-2 a 750 km se diseñó el A-4b dotada con alas en flecha y timones aerodinámicos más largos. Dos ejemplares fueron probados entre fines de 1944 y comienzos se 1945 con escaso éxito.
     Otro diseño futurista fue el denominado A-9 / A-10, que preveía un misil de dos fases, del doble del tamaño del A-4, que tendría un alcance de 4800 km y cuya finalidad sería el bombardeo de los Estados Unidos. Podría haber sido el primer ICBM.

     Una vez terminada la guerra los V-2 capturados por los aliados (principalmente norteamericanos y rusos) se sometieron a exhaustivas pruebas y desempeñaron un papel vital en los primeros trabajos sobre misiles en dichos países. Los científicos alemanes relacionados con la tecnología de misiles y cohetes eran los mejores de la época; por ellos EE.UU y la URSS realizaron todos los esfuerzos posibles para rodearse de la mayor cantidad de estos especialistas. Von braun y su equipo, por ejemplo, prefirieron entregarse a los norteamericanos para continuar su labor.

Datos del A-4

Longitud: 14,05 m Velocidad: 5790 km/h en el apogeo
Diámetro: 1,68 m Guía: inercial
Peso de lanzamiento: 12870 kg Motor: motor cohete de 26000 kg de empuje al nivel del mar.
Alcance: 320 km Ojiva: convencional de 910 kg

Fuentes

1- "Máquinas de Guerra - Enciclopedia de las armas del siglo XX", [Editorial Planeta-De Agostini S.A, 1984].
2 - "Historia de la Astronáutica", [Riego Ediciones, 1980]
3 - "Armamento y Poder Militar" [SARPE, 1983]

Ultima actualización: 16-Mar-2008