Reseña: A pesar de estar presente en el título, el “windigo” de este film es una especie de deus ex machina, invocado por un indio pero sin provocar ninguna consecuencia fatal para ningún personaje. Un protocrítico de cine, Clarence J. Caine, ofrece una sustanciosa reseña en un número de Motography (12/12/1914): Asistimos a la vida hogareña de los Le Clerq, cuyo anciano padre permanece en su cabaña fumando pipa, su hijo Louis es un leñador que trae el pan de cada día, la hermana Annette y la madre, completan el círculo feliz. Un visitante asiduo es el leñador Jacques Le Bere, enamorado secretamente de Annette pero manteniendo silencio para no complicar la cosa dado el compromiso de ella con el sargento McChesnay, de la montada. Poco antes de partir Louis y Jacques en una incursión por madera, llega McChesnay con el objeto de pasar unos días de visita. A pesar que Jacques no confía mucho en él, Louis cree que estará todo bajo control y se marchan en el planificado viaje. En ausencia de los hombres de la casa, McChesnay embaraza a la chica y se marcha con promesas fatuas. En su camino encuentra otra sabrosa víctima: la squaw del indio Kiawa. Tras herir al indio, el compulsivo mujeriego logra su cometido con la mujer. Kiawa sigue al rufián y luego descubre que el bebé de Annette ha venido al mundo. En pos de su estrategia, finge el llamado del Windigo con que atrae a Annette y la conduce al lugar donde está McChesney. A todo esto, Louis y Jacques regresan a casa y pasan por donde están los demás personajes. Ante la acusación del indio, McChesney admite ser el padre de la criatura. Presionado, un misionerio pasajero lo casa con Annette. Una vez llevada a cabo la boda, Louis advierte al oficial que uno de los dos va a morir. Los rivales se encierran y luchan mano a mano hasta que, al final, Louis sale victorioso dejando atrás el cuerpo inanimado del villano. Annette inicia una nueva vida con Jacques y la familia regresa a la cabaña paterna. [Cinefania.com]