Reseña crítica: Antes que se acuñe el término, un auténtico "McGuffin" (consistente en una descabellada táctica aliada de ataque al enemigo alemán a través de Rusia) sirve de excusa para este film de espionaje con elementos melodramáticos que habrá dado que hablar en su época. Un par de agentes teutones (el legendario Charles Ogle y un Raymond Hatton camuflado de matrona) manipulan a la joven inmigrante alemana Kitty (Florence Vidor) para que escale posiciones en la oficina del Mayor Northfield (Jack Holt, galán de memorable quijada en las matinées silentes). La tarea de Kitty consiste en estar atenta para averiguar la fecha y lugar de partida de un nutrido convoy norteamericano rumbo a Vladivostok. Pero el protagonista del film no es ninguno de los nombrados sino el exótico Sessue Hayakawa, única estrella oriental de Hollywood y uno de los bastiones comerciales de la Paramount durante la Guerra. Sessue es Nara-Nara, agente del Servicio Secreto que atiende a la embajada japonesa donde se le asigna descubrir dónde está la "fuga" de información secreta de la oficina de Northfield. Nara-Nara se hace pasar por empresario de la pesca y comienza a espiar los movimientos del resto del elenco pero no pudiendo evitar quedar prendado de la belleza de la dulce Kitty. En tanto el propio Northfield también se enamora de su joven secretaria, ella se debate entre cumplir los mandatos de la "Fatherland" o ser leal a la nación que le da cobijo. Como se ha dicho, el asunto parte de un "McGuffin", pero dado que el realizador William De Mille no es Hitchcock, la trama discurre frente a lugares convencionales como las oficinas navieras, un restaurant, la casa del villano y tiene muy poco misterio o suspenso. Apenas hay uno o dos exteriores y la acción se hace esperar hasta el último rollo, con una violenta pelea entre Nara-Nara y el jefe del espionaje alemán. En cambio, reviste interés la faceta melodramática, planteada sobre un típico triángulo amoroso pero con el interés que la chica no corresponde a Sessue sino a la mandíbula de Jack Holt. Cuando Sessue descubre que ella está al servicio de espías, trata de acuchillarla pero se arrepiente debido a su belleza y le ofrece salvarla con la condición que se marche con él al Japón. Si antes dijimos que su corazoncito estaba con el militar yanqui, imagínense que respuesta podría tener a semejante propuesta deshonesta. Con lo cual, es un detalle original que el protagonista tenga un rapto inusual de villanía y que, a continuación, se redima de manera trágica. Y también se presta a valiosa discusión la percepción de una época en que, a pesar que Japón y Estados Unidos estaban del mismo bando bélico, la ficción no permite la unión de dos razas diferentes. Como si esto fuera poco, también hay un espléndido componente de propaganda bélica consistente en unas cartas que recibe Kitty de su hermano en Alemania, donde presta servicio activo en las fuerzas armadas. Y, a pesar de ser propaganda convencional, es de una fineza que roza el patetismo y el alegato antibélico, todo con mínimos recursos y una frase digna de enmarcar: "no existen guerras justas". [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com:
Sessue Hayakawa
