Reseña crítica: Telefilme que desmiente su categorización al recitar su narrador que "el revólver dorada no fue una leyenda, fue historia". La trama nos lleva a los aciagos días posteriores a la Guerra Civil con las andanzas del infame Quantrill (Robert Davi), que saqueaba y quemaba haciendas a su paso. Como su época de producción y público al que está destinado no admiten el aura crespuscular del género, varias secuencias de cabalgata discurren en cámara lenta y están sonorizadas ora con música country melosa ora con un funk tan inapropiado como aquella. El héroe, el joven granjero John Golden (Jeff Osterhage) es perseguido por los jinetes de Quantrill, que le matan el caballo. Rescatado por un antiguo esclavo (Carl Franklin), recupera fuerzas y en aras de su merecida retaliación se hace aprendiz de un maestro armero (Hal Holbrook). Tras unas apresuradas lecciones de tiro, lazo, boleadoras y boxeo, Golden trata de enrolarse en la unidad del general Custer (Keir Dullea, exagerando en todo lo posible la vanidad del personaje histórico), con la que personalmente pretende dar cacería al villano. Pero Golden, en su juvenil premura por cumplir sus propósitos, aun no ha aprendido las dos lecciones más importantes del viejo armero: instinto y paciencia. Tras las iniciáticas etapas de regreso, conclusión del aprendizaje y muerte del maestro, el joven se convierte -deslumbrante haz de luz de por medio- en el jinete con revólver áureo y ropas diáfanas aludido en el título. En esta transformación, también adquirirá el don de la segunda visión, un ténue elemento fantástico que pudo haberse desarrollado más si este piloto hubiera devenido en alguna serie. Entre una y otra correría, no se escatimarán las típicas persecuciones a galope tendido, abordajes a diligencias desbocadas, la pelea en la cantina, el salto de los jinetes desde un primer piso para descender en sus sillas de montar y la presencia de una figura de autoridad (R.G. Armstrong) que en verdad es un corrupto aliado de Quantrill, todos evocativos elementos del western clase B de décadas pretéritas y lamentablemente añoradas. [Cinefania.com]
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