Reseña crítica: En el primer rollo de esta versión de "The Woman in White", clásica novela de Wilkie Collins, la dama implicada en el título (Florence LaBadie, estrella de la productora Thanhouser) se escapa del asilo para dementes donde estaba confinada. En el camino se topa con el joven artista Walter Hartridge (Wayne Arey), que la oculta de sus perseguidores. Walter marcha a la mansión del intolerante viejo Fairlie (J.H. Gilmour) para darle clases a su sobrina, la joven Laura (también encarnada por Florence). Por supuesto, la simpatía no tarda en fomentarse entre ambos jóvenes y pronto germina en amor. El conflicto surge con la llegada del pérfido Sir Percival (Richard Neill) que saca el máximo provecho de la última voluntad del finado Sr. Fairlie, de que ambos contraigan matrimonio y obtiene del tío de Laura la firma de un documento que le confiere primacía en la herencia en caso de muerte de su cónyuge. Tras incontables manipulaciones, Sir Percival logra sacarse de encima todos los obstáculos que se interponen para hacerse de la cuantiosa herencia: primero quita del medio a Walter y luego a la hermanastra de Laura, Marian (Gertrude Dallas). Pero el último paso es, aprovechando el parecido físico entre ambas mujeres, hacer que su secuaz el Dr. Cuneo (Arthur Bauer) secuestre a la "Mujer de Blanco", hacerla pasar por su esposa y, cuando muere de la impresión, declarar a todos que ha fallecido. En tanto, haciéndola pasar por la fugitiva, interna a Laura en el asilo. ¿Podrá salirse con la suya este pérfido malandrín? Siguiendo bastante fielmente la novela, salvo por cambiar la época de la trama del 1849 original a la época contemporánea del film y por convertir la nacionalidad del secuaz de Glyde de italiano a brasileño, el film tiene el acierto de presentar con claridad los tejemanejes de los villanos. A pesar de prescindir de las tácticas deductivas de Hartridge (de hecho, la novela es considerada la primera de misterio como género), el espectador medio asiste y comprende las motivaciones, prejuicios, debilidades del sistema y también de toda una sociedad. Y al respecto, es curioso observar que siendo 1917 época febril - entre otras cosas - de actividades feministas, el tema de la esposa perjudicada tanto por su tutor, por su marido e incluso por las leyes, habrá sido un potente foco de atención popular. El interés por la novela ya había sido manifestado por la Fox, que tres meses antes había estrenado su propia versión, TANGLED LIVES (Vidas Atormentadas-1917) con la olvidada Genevieve Hamper. Pero es esta versión con la rabiosamente popular Florence LaBadie la que dejó huella en la crítica y - presumiblemente - público de la época. Ni dos meses después del estreno, Florence LaBadie, estrella por partida doble del film, sufrió fractura de pelvis tras un accidente automovilístico. En el hospital se complicó con envenenamiento de la sangre y falleció al poco tiempo. Tenía 29 años. [Cinefania.com]
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