SUNSET IN EL DORADO (1945)

Títulos en español:
- PASADO NUNCA MUERE, EL (Argentina)

Dirigida por:
Frank McDonald
Protagonizada por:
Roy Rogers
Trigger
George 'Gabby' Hayes
Dale Evans
Hardie Albright
Estudios: Republic (Prod.-Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 29 de Septiembre de 1945
Duración: 65'
Series: Roy Rogers (filmografía)
Género: Western

Reseña crítica:  Si bien la mayoría de los cinéfilos vinculan el viaje temporal mental con esa entrañable película de Christopher Reeve SOMEWHERE IN TIME (Arg: Pide al tiempo que vuelva / Esp: En algún lugar del tiempo-1980) y reconocen como precedente más lejano la famosa novela de Jack London, "The Star Rover" (1915), adaptada durante la época silente en THE STAR ROVER (El viajero de las eternidades-1920). Entre uno y otro film, el western clase B aportó este modesto vehículo para Roy Rogers y Dale Evans, SUNSET IN EL DORADO, cuyo viaje temporal a través de un espejo lo sitúa en una de las fronteras del weird.  
  Una promotora de viajes, Lucille (Dale Evans), se cansa de presentar proyecciones de los destinos turísticos del Oeste que su compañía ofrece a los clientes. Ansiando conocer en persona los parajes que solo ha visto en fotos o en la pantalla, se marcha de vacaciones con su tía Dolly (la deliciosa Margaret Dumont) y su estricto prometido (Hardie Albright). En destino conoce al vaquero Roy Rogers que tiene el gesto de remolcarles el vehículo que queda exánime a mitad de desierto. Sabiendo que el pueblo fantasma de El Dorado está a unas millas del hotel, inventa una excusa para zafarse de la custodia de sus acompañantes. Recorriendo por su cuenta las calles y el saloon de esa antigua urbe, se topa con un viejo minero (Gabby Hayes) que, al alumbrarla con un candelabro, reconoce un sorprendente parecido con el retrato de Kansas Kate, quien en el pasado fuera dueña de dicho saloon. Fascinada por el espejo que perteneciera a su abuela, la chica se adormece y experimenta un formidable sueño que toma el grueso del metraje. En esta historia de antaño se plantea idéntico esquema de personajes: Lucille se convierte en su abuela, Kate, que también tiene un celoso prometido, Cyril y una tía posesiva llamada Arabella. No parece haber diferencia entre los personajes de Gabby y Roy (salvo por la longitud de las patillas de este último) ya que sus nombres son iguales en ambas épocas. Así que a través de la trama de manejos fraudulentos por parte de Cyril y su intento de adjudicar la muerte de uno de sus secuaces a Roy, vamos previendo que al final Lucille despierta en el presente y se de cuenta que Gabby y Roy fueron fantasmas.  
  Resuelto el dilema y –tras un par de certeras trompadas– atrapado el villano, la historia del siglo XIX concluye con una canción a dúo entre Roy y Kate. Vuelta al presente, Lucille se da cuenta que su futuro está junto al vaquero y no con su citadino prometido, así que todo vuelve a concluir con una canción a dúo (aunque, como corresponde al civilizado siglo XX, sin tanta violencia). Y la apuntada congruencia nominal termina siendo incongruencia argumental, ya que Gabby y Roy siguen vivos en el presente tal como en el pasado, sin que se explique ningún lazo ancestral: una conclusión que habrá satisfecho a los fans del astro del Oeste en aquella época pero que impide que hoy en día podamos destacar el film como valioso en el específico y fascinante subgénero de eternos retornos. [Cinefania.com]
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