CANYON CROSSROADS (1955)

Títulos en español:
- CAÑADÓN DE LA MUERTE, EL (Argentina)

Dirigida por:
Alfred Werker
Protagonizada por:
Richard Basehart
Phyllis Kirk
Stephen Elliott
Russell Collins
Richard Hale
Estudios: MPT Productions (Prod.) United Artists (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: Febrero de 1955
Duración: 84'
Género: Western

Títulos alternativos:
- CHASSE À L'URANIUM (Bélgica)
- JACHT NAAR URANIUM (Bélgica)

Reseña:  Si bien algunos libros de texto aluden como “western moderno” a la corriente revisionista de los sesenta y setenta, ya en los años treinta los medios de la época entendían “western moderno” a aquellos de clase B como los de los Tres Mesquiteros en que los caballos estaban a la par de vehículos automotores o aeroplanos. Tras la Guerra, la acepción se aggiornó con la temática atómica y cargamentos de uranio que van y vienen fueron eje de westerns como CANYON CROSSROADS.  
  Siendo un recurso en auge de los realizadores de la época, el flashback vuelve a cobrar protagonismo con el aventurero Larry Kandell (Richard Basehart) y su compañera Katherine Rand (Phyllis Kirk) quienes, tras escapar de un helicóptero que les persigue en medio del desierto de Moab, en Utah, quedan heridos y maltrechos en el interior de una cueva. En la oscuridad, Larry rememora como empezó todo. De un bar donde ahogaba su fracaso en alcohol, asume como guía de la expedición del geólogo Dr. Rand (Russell Collins) que marcha junto a su hija en la búsqueda de uranio. Luego de algunos embates accidentados, idas y vueltas – al desierto o a una granja de navajos – el grupo finalmente encuentra el ansiado yacimiento en unas cavernas. Así que mientras el guía indio (Alan Wells) marcha con una muestra del uranio para la Comisión de Energía Atómica de Moab, Larry y Kathy se besan con pasión atómica. Un par de mineros de poca ética, Larsen y Pete (Stephen Elliott y Charles Wagenheim), se unen para seguir el rastro de Larry en la idea de apropiarse de aquello que descubran. Al encontrar a la pareja, hieren a Kathy de un balazo y sellan la caverna donde se oculta con Larry. Al pobre navajo lo matan y se quedan con la famosa muestra, que la depositan en la ciudad. Dispuestos a terminar el trabajo, los rufianes regresan al desierto en helicóptero para, a pedir de boca del guión, retomar el cliffhanger del primer rollo del film. El relato enfila así hacia un desenlace que, contra el mal pálpito hacia la pareja protagónica y toda lógica, será feliz y traerá la restitución del orden que son condiciones básicas del cine clase B de Hollywood.  
  A pesar de transcurrir casi exclusivamente en el desértico ámbito de las afueras de Moab – un entorno propicio del western – CANYON CROSSROADS es todo un thriller de personajes en desesperanzadora desventaja a merced de villanos carentes del menor escrúpulo. Se trata de una combinación que, conducida con mínimo oficio (y la foja del veterano Alfred Werker tiene varios buenos ejemplos) en concordancia con una fotografía que aproveche el montañoso escenario y un guión que exalte la violencia de los villanos, no puede fallar. [Cinefania.com]

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