ZACHARIAH (1971)

Títulos en español:
- ZACARÍAS [TV] (Argentina)
- ZACARÍAS (Uruguay)

Dirigida por:
George Englund
Protagonizada por:
John Rubinstein
Pat Quinn
Don Johnson
Country Joe and the Fish
The James Gang
Estudios: George Englund (Prod.) Cinerama (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 18 de Enero de 1971
Duración: 93'
Género: Western

Reseña crítica:  Extraña película híbrida de dos décadas, los ‘60 y los ‘70. Se autodefinió como el primer “western eléctrico”3 en referencia al rock que suena e inspira toda la película, pero también está considerada un acid western debido a poseer el aire lisérgico del opus magno de Alejandro Jodorowsky, EL TOPO, aunque prescindiendo de su vuelo místico y de su genio.  
  Participan bandas destacadas de aquel entonces como Country Joe and the Fish, The James Gang, White Lightnin’ y The New York Rock Ensemble, también intérpretes virtuosos como el baterista Elvin Jones o el violinista Doug Kershaw.  
  El relato se inicia con Zachariah –o Zach O’Ryan– (John Rubinstein) que recibe por correo un Colt Peacemaker, el arma por antonomasia del lejano Oeste. Orgulloso por su adquisición se acerca a la herrería que atiende su gran amigo Matthew (Don Johnson) y se lo exhibe. Ambos practican con el arma, pero Zach se destaca sobre su amigo, ya que dispara de forma natural, como si hubiese nacido con ese talento. Como regalo de iniciación, Matthew le regala a su amigo, lo que éste le había pedido antes, una bala de plata. En el saloon del pueblo, mientras asisten a un recital de los Crackers, un parroquiano insulta a Zach (lo llama “fag”) y lo reta a desenfundar. El asunto termina con un muerto, que no es Zach.  
  Luego que la banda asalta el correo del pueblo (además de la música, su oficio es el robo a mano armada), Zach y Matthew deciden incorporarse a ellos. Los continuos fracasos motivan a que los jóvenes asuman el mando, ordenándoles montar recitales de rock para distraer a los pobladores mientras ellos asaltan el banco. El Violinista les avisa que el mejor pistolero del mundo es Job Cain (Elvin Jones), pero deben ir hasta Apache Wells, pueblo donde tiene montado un saloon al que se acercan los pistoleros de todos los rincones del país a retarlo a duelo. Cada vez que se cumple el rito, el siempre vencedor Job cuelga de unos listones de maderas las armas de los vencidos. Zach y Matthew quedan atontados con el talento de Job y este aprovecha el desconcierto para enfrentarlos, asumiendo que ambos competían entre sí. Deben comprobar quién desenfunda más rápido, pero Zach siente que no es necesario pasar por esa prueba y se aleja. Matthew, decepcionado, le advierte que la próxima vez que se encuentren, lo tendrá que matar.  
  Zach continúa solo y termina en el pueblo Camino, repleto de casas y puterios que son simples escenarios planos, montados sobre el desierto. En la más opulenta de estas fachadas vive –o reina– la afamada prostituta Belle Starr (Pat Quinn), en cuya recámara hay un teatro de cartón, repleto de figuras que representan a los pistoleros legendarios del lejano oeste. Belle, con diastema, hablar ordinario y entrada en años, esgrime sus artes seductoras y ofrenda a Zach con un relajante masaje por parte de sus atractivas empleadas, algo de láudano y una sesentosa danza vaudeville. La mujer cae rendida por Zach y su indiferencia pero luego de una noche ardiente, éste se despide para seguir buscando su destino.  
  De regreso se detiene en el rancho de un viejo montañés (William Challee) y decide pasar unos días ahí. El anciano lo hospeda y lo conduce al desierto para que busque las respuestas que no encuentra en todas estas correrías. Con él, Zach aprende a ser contemplativo y a dejar de lado la violencia y las armas. Tiempo después, Matthew cruza el rancho y se reencuentran. Matthew se propone eliminar a su mentor Job Cain y luego batirse a duelo con Zach para probar quién es mejor, pero su amigo no quiere saber nada con ello y lo deja ir. Cuando Zach vuelve a practicar con el revólver, el viejo se amarga y fallece. Arrepentido, Zach abandona para siempre el camino de la violencia.  
  Luego de batir a Job, Matthew regresa triunfante y reta a duelo a su amigo, pero éste se las arregla para dilatar el encuentro, irritando a Matthew hasta el hartazgo. Terminan peleando mano a mano hasta que Matthew recapacita, se ríe de su locura y ambos hacen las paces.  
  En la época de estreno de BROKEBACK MOUNTAIN (Arg: Secreto en la montaña / Esp: Brokeback Mountain-2005), algunos supuestos memoriosos afirmaban que el primer western sobre homosexualidad no era ese sino ZACHARIAH. Es precipitado establecer el carácter homosexual del protagonista a través de frases aisladas o alguna pulsión latente. Cada espectador percibe el asunto de acuerdo a su propia subjetividad y, de esta manera, es válido interpretar un vínculo homoerótico entre Zach y Matthew. Pero siguiendo esa tendencia, también podrán verse homosexuales en casi todos los westerns de Budd Boetticher o en unos cuantos spaghettis. E incluso cabrían en ese sayo la mayoría de los westerns clase B de las décadas del treinta y cuarenta, con sus héroes dobles o triples que compartían aventuras y evitaban cualquier involucramiento con el sexo opuesto que amenace la deserción del grupo. La estrecha amistad entre Zach y Matthew se resquebraja al momento que surge la idea de competencia entre ellos. En su despedida, en la puerta del saloon de Job, Zach le dice a su amigo que lo ama. Más tarde, volverá a “amar” y tendrá un interludio íntimo con Belle Starr, a quien deja debido que a las respuestas que busca no están allí. Es muy sencillo percibir el primero como un vínculo de amistad y el segundo, como una relación de pareja y convencional entre varón y mujer (y en este caso se expone claramente la unión sexual entre ambos personajes).  
  Lo que el film plantea es una búsqueda pero no por sexualidad sino algo un poco más ambicioso como es el autoconocimiento. La fuente de inspiración del argumento proviene –sin acreditar– de Siddartha, novela de Hermann Hesse que narra el viaje iniciático de un príncipe indio en busca de la autocomprensión. De ahí que se pueda establecer analogías entre Siddartha y Zachariah, Govinda y Matthew, Kamala y Belle Starr, Vasudeva y el Anciano... De hecho, una de las frases con que Zach seduce a Belle es “puedo pensar... puedo esperar... y soy rápido desenfundando”; se trata de la parodia de una afirmación de Siddartha ante el mercader Kawaswami: “puedo pensar, puedo esperar y puedo ayunar”4.  
  En el fondo, todo tal vez ocurra en una geografía onírica o mental. Un constante símbolo, un ángel bíblico, está omnipresente en la cúspide de casi todas las construcciones del film, como si fuera un mismo prop reutilizado una y otra vez. Los anacronismos de los instrumentos musicales establecen, a su vez, un ámbito surrealista. Las intervenciones de miembros de la agrupación de improvisación Firesign Theater (autores del guión) y algunas secuencias antológicas como la versión de la Obertura de Guillermo Tell de los White Lightnin’ (que ilustra varios intentos fallidos de los Crackers) o el solo de batería de Elvin Jones son vigorosas estampas musicales. Otra secuencia relevante es la “liberación” de Zach, cuando se despoja de sus atuendos mundanos y se revuelca cuesta abajo en la arena, junto a su anciano mentor. Tal vez, el relato sea la evolución mental de un joven de la naciente década del setenta y el hecho que alcance su iluminación siendo joven y no anciano, como el propio Siddartha, una evidencia de la premura y tiempos que comenzaban a regir en esa época. Y es harto significativo que la parábola escoja al western como medio de expresión. Al decir de la propia Belle, luego de encamarse con Zach: “Tom Mix, Ken Maynard, Lash LaRue, Bat Masterson, tú eres mejor que todos”. (Mariano Buscaglia) [Cinefania.com]
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