GAUCHO Y EL DIABLO, EL (1952)

Dirigida por:
Ernesto Remani
Protagonizada por:
Juan José Míguez
Elisa Galvé
Francisco Martínez Allende
Elina Colomer
Blanca Del Prado
Estudios: Emelco (Prod.) Interamericana (Distr.)
País: Argentina
Estreno: 3 de Noviembre de 1952
Duración: 83'
Género: Fantasia

 Reseña Cinefania.com
Reseña crítica:  Ambiciosa producción en colores, EL GAUCHO Y EL DIABLO marca una curiosa convergencia: la del cine gauchesco que es reflejo de la argentinidad y, a la vez, la del universalismo temático, por abrevar como fuente literaria del relato de Robert L. Stevenson, El diablillo de la botella. No termina siendo ni lo uno ni lo otro sino algo mejor pero que en aquella época no se tenían palabras para denominar: un legítimo weird gaucho.  
  En vísperas de su arribo a Buenos Aires con el objeto de contraer matrimonio, un estanciero (Juan José Míguez) pierde a los naipes todo lo que lleva encima. Asumiendo con filosofía lo de “desafortunado en el juego, afortunado en el amor”, recibe un telegrama que le informa que está arruinado y que tampoco habrá ningún casamiento. Así se involucra con un extraño (Enrique Fava) que le ofrece una botellita capaz de colmar sus aspiraciones de felicidad y amor. La única condición para acceder a ella es venderla a un precio inferior al de compra... ya que si no se vende a tiempo, el usuario corre el riesgo de perder su alma. Asumiendo semejante contraindicación, Míguez ordena dinero contante y sonante. Del interior de la botella surge, en medio de una espesa humareda, un mefistófeles de maneras suaves y estampa flemática, todo un caballero del Averno que, tras simpática plática, le materializa el deseo. Al regresar a su estancia, se encuentra con que su novia (Elisa Christian Galvé) está en camino de comprometerse con un terrateniente vecino (Francisco Martínez Allende). Habiendo invertido el dinero en la compra de grano y levantado las cuentas, Míguez decide dejar que todo siga su curso normal, así que le vende la botella a un peón fiel que, agradecido, se marcha a buscar su propia suerte. Pero le vuelve la mala estrella: el capataz de su rival le quema el granero y la chica, luego de caer del caballo, queda al borde de la muerte. Desesperado, comienza a rastrear nuevamente su botella diabólica. Viaja a Mendoza, pero su antiguo peón, ahora devenido en borrachín, se la vendió a alguien de Mar del Plata. De la ciudad Feliz, pasa a Jujuy, y de ahí a las Cataratas del Iguazú, persiguiendo a cada comprador y dándose cuenta que son aquellos contrincantes del póker en el vapor que lo trajo al país. Finalmente, encuentra a Yvonne (Elina Colomer, estrella invitada), que está en un vapor a punto de zarpar y al ingresar en el camarote, se encuentra a si mismo que ha soñado todo.  
  Primer largo argentino cromático, filmado en un sistema denominado “anscocolor”, que causó tantos problemas en su faz técnica, que hasta la historia se vio perjudicada. Los críticos de la época no fueron nada indulgentes. El propio Di Núbila la explicó y sentenció, aunque por motivos extracinematográficos: “Un italiano, Ernesto Remani, embarcó a Emelco en una costosa película en colores, EL GAUCHO Y EL DIABLO, que defraudó por la total incapacidad con que fue realizada y que hasta en el aspecto fotográfico, pese a haberse procesado en Estados Unidos, fue un desastre; esto demuestra como cualquiera podía aprovecharse de la subversión de valores y la extendida corrupción ambiente”. Vista en blanco y negro, sin los confusos percances del color y echando un manto de olvido sobre cuestiones políticas de la época, que motivaban el justo párrafo de Di Núbila, el film gana en el aspecto fantástico. Las interminables secuencias de campo, de diálogos de relleno, de danzas típicas lastran gran parte del nudo del relato, pero el inicio y el desenlace son un prodigio narrativo. Algunas crónicas de la época atribuían errores de montaje al procesado en el extranjero y es verdad: el regreso de Míguez, ya con fortuna, precede a la aparición de Mefistófeles, que le concede el deseo de dinero. Salvando estos lunares formales, el film concluye con que todo fue un sueño de Míguez y el recurso, lejos de resultar impostado, se justifica en el relato. Salvando todas las distancias posibles, Fritz Lang lo hizo propio para THE WOMAN IN THE WINDOW (La mujer del cuadro-1945) y, más acá en el tiempo, Taylor Hackford para THE DEVIL'S ADVOCATE (El abogado del diablo-1997). La puesta en escena de ese sueño, letargo y despertar, reúne dignamente los aciertos cinematográficos de ambos títulos que, por supuesto, no se extendieron al resto del film. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: 2,5 Estrellas
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 Ficha Técnica
Reparto
Ver créditos
  Photo Juan José Míguez
Juan José Míguez
(1918-1995)
  ... Ramón  
  Photo Elisa Galvé
Elisa Galvé
(1922-2000)
  ... Dolores [acred. como Elisa Christian Galvé]  
  Photo Francisco Martínez Allende
Francisco Martínez Allende
(1906-1954)
  ... Don Jorge  
  Elina ColomerElina Colomer
(1922-1987)
  ... Yvonne Duval  
  Blanca Del PradoBlanca Del Prado   ... Doña Carmen  
  Audón LópezAudón López  
  César FiaschiCésar Fiaschi
(...-1954)
  ... Don Carlos  
  Raúl Del ValleRaúl Del Valle   ... Cipriano, el Capataz  
  Roberto LongoRoberto Longo   ... Domingo Fuentes  
  Cristina PallCristina Pall   ... Silvia  
  Adolfo LinvelAdolfo Linvel   ... Jugador de Póker / Roberto García  
  Víctor FerrariVíctor Ferrari  
Rubros Técnicos
  Dirección:   Ernesto Remani
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