BELLS OF CORONADO (1950)

Títulos en español:
- CAMPANAS DE JUSTICIA (Chile)

Dirigida por:
William Witney
Protagonizada por:
Roy Rogers
Trigger
Dale Evans
Pat Brady
Grant Withers
Estudios: Republic (Prod.-Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 8 de Enero de 1950
Duración: 67'
Series: Roy Rogers (filmografía)
Género: Western

Reseña crítica:  Desde que se comenzó a hablar del tema a través de las investigaciones secretas del proyecto Manhattan y las notorias detonaciones que dieron fin a la II Guerra Mundial, era cuestión de tiempo para que la Era Atómica desembarcara en el cine y, especialmente, en el del oeste. BELLS OF CORONADO, si bien de manera lateral, fue la primera incursión del tema en el género y su selección además obedece a la presencia de un médico que no está loco pero tendrá un arranque de megalomanía impropio del juramento hipocrático.  
  Todo comienza con unos facinerosos que atacan y asesinan al dueño de una mina que transporta mineral de uranio. Craig Bennett (Grant Withers), socio del muerto, toma control de la mina y sus modos groseros y gruñones lo hacen automáticamente sospechoso para el investigador de seguros de turno, Roy Rogers. Sin embargo el jefe de la banda, Ross (Clifton Young, ex niño prodigio, prematuramente fallecido), bajo órdenes de alguien misterioso, deja todo el valle a oscuras al sabotear una de las torres de alta tensión que se alzan en el desierto. Durante el apagón, los hampones aprovechan para vaciar el depósito de uranio de la mina. Desde luego, entre una cosa y otra, Roy Rogers canta un par de canciones y tiene su consabido interludio romántico con la dama en apuros de turno, Dale Evans. El asunto se pone turbio cuando se revela que el cerebro de la banda es el beatífico doctor del pueblo, Leo Cleary. Roy lo descubre cuando detecta radioactividad con un contador geiger en el consultorio del galeno. Además encuentra que la causa de la muerte del minero fue por estricnina... la misma que, habiéndolo capturado, ahora el doctor se propone administrarle. “Te prepararé un trago – dice el frío villano – que te pondrá a dormir, un sueño largo del que nadie podrá despertarte. Yo te traje al mundo y yo te enviaré de regreso”. Después de semejante discurso, el clima se enrarece como uno de esos thrillers de espionaje con archivillanos que aspiran a conquistar el mundo. En este caso la mano derecha del doctor, un tal Russell (Robert Bice), resulta ser un agente encubierto del FBI que se había infiltrado para desbaratar los planes que consisten en (estamos en 1950 y el enemigo número uno de la Democracia es el nefasto Comunismo) vender el uranio a un misterioso comprador de acento tan espeso como los Urales. Tempranamente fuera de juego el dañino doctor, Roy y el agente federal se tirotean con el resto de los villanos en medio del desierto donde acaba de aterrizar un bimotor tripulado por el agente extranjero. El desenlace involucra a Roy persiguiendo a Ross en la torre de alta tensión, un poco al estilo de la simenoniana THE MAN ON THE EIFFEL TOWER (El hombre de la torre Eiffel-1949).  
  Como es habitual de los films de Roy Rogers, el realizador se despacha con una tensionante secuencia de violencia física contra el héroe. Se trata de la pelea en el reducido consultorio médico en la que Roy parece llevar las de perder hasta último momento que se da un giro sorpresivo. Lo increíble es que, a pesar de reiterarlo tantas veces, el recurso siempre funciona. Es parte de la magia del cine. [Cinefania.com]
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