Pánico en el Transiberiano / Horror Express (1970)

Ver ficha técnica

¿Qué fue la fiebre del cine fantástico español? De todas las corrientes cinematográficas fantásticas surgidas en Europa tras el ascenso de la Hammer Films a fines de los años '50, la española ha sido la más fuerte, teniendo la importante competencia de la incipiente oleada de cine italiano de terror surgido a principios de los '60 (no podemos hablar de esa misma época de un cine fantástico francés o alemán). Habiendo surgido de la mano del polémico Jesús Franco, que por mucho que le pese a sus detractores, logró con su GRITOS EN LA NOCHE (1961) un notable filme fantástico, inusual para la cinematografía española.

A pesar de este buen comienzo no podemos hablar de una "fiebre" por el cine fantástico español hasta fines de la misma década, emergiendo de la mano de Paul Naschy con LA MARCA DEL HOMBRE LOBO (1968); luego vendrían también las películas de Narciso Ibañez Serrador y el nombrado Franco (amén de otros nombres: Amando de Ossorio, León Klimovsky, y siguen las firmas). Dentro de esta vertiente (que disminuyó hacia 1976 y se extinguió en 1988 con otro filme de Naschy: EL AULLIDO DEL DIABLO) es interesante notar la película que nos ocupa este mes, que podría ser considerada por el neófito como una película Hammer, no solo por el reparto, sino también por la calidad y los diversos detalles técnicos. Decididamente PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO gana mucho hándicap con la presencia en el cast de los dos titanes del terror de la productora británica: Peter Cushing y Christopher Lee; por supuesto esto no es garantía de calidad (recordemos DRACULA '73), tan solo una seña promisoria. Carlos Aguilar en su Guía del Video Cine, remarca la presencia estelar de estos dos grandes diciendo que "que presenta a la encantadora pareja Lee-Cushing (¡de héroes ambos!) ". La lectura de nombres tan poco comunes como Telly Savalas, Georges Rigaud, Víctor Israel, Helga Line, Julio Peña y Alberto De Mendoza, acrecenta mucho la curiosidad del potencial espectador. Pero se comprueba luego de iniciado el metraje, que también hay una trama presente que de por sí misma, es lo suficientemente fuerte como para que el heterogéneo reparto no sea la única excusa para verla.

La película fue dirigida por Eugenio Martín (ó Gene Martin, si prefieren su nombre anglófilo), un director presente en las filmografías fantásticas por HYPNOSIS (1962) acerca de un muñeco con extraños poderes sobre su ventrílocuo; UNA VELA PARA EL DIABLO (1973) sobre los crímenes de dos hermanas que regentean una pensión; y AQUELLA CASA EN LAS AFUERAS (1981) acerca de una casa encantada. Martin trabajó sobre un guión de Arnaud D'Usseau (autor de la no recomendada PSYCHOMANIA, sobre motociclistas zombies) y Julian Halevy. La trama, detalle interesante, posee algunos vuelos fallidos, intentos de sorprender con chispazos de ciencia ficción lovecraftiana que no logran su cometido, pero mantiene durante todo el metraje un interesante clima en que el misterio y el terror juegan papeles interesantes. Además preanuncia el argumento principal del filme X FILES (1998) con la presencia de un monstruo que no es sino la cáscara, el portador, de uno mucho peor y dañino. Las presencias estelares de Lee y Cushing son medidas, contenidas, jamás se convierten en centros de la atención aunque la resaltan.

En definitiva, PÁNICO... no es ni mucho menos, una obra maestra, ni siquiera el mejor filme de su lote, pero tiene el mérito de combinar arquetipos genéricos como el de monstruos prehistóricos, el de zombies y el de posesiones en el claustrofóbico ambiente de un tren, uno de cuyos pasajeros puede ser un monstruo. PÁNICO... es una grata sorpresa, proveniente de un sitio en el que uno no espera encontrar tal calidad, tal mesura y buen gusto y tal argumento.

La trama se inicia en Manchuria, una región China cerca de Siberia, en el año 1906.
El notable zoólogo y geólogo Alexander Saxton (Christopher Lee) regresa de una expedición a una caverna helada de la que consiguió el cadáver de un homínido congelado (Juan Olaguivel).
Preparándose para abordar el tren en Pekín se encuentra con el Dr. Wells (Peter Cushing), un viejo colega (y rival), junto a su secretaria, Ms. Jones (Alice Reinhart).
Ya en la estación, el baúl de Saxton llama la atención de las autoridades: un ladrón es hallado muerto a su lado. Los problemas comienzan cuando el guarda del equipaje (Víctor Israel) se acerca demasiado al baúl...
En tanto Pjardov (Alberto De Mendoza), un monje que viaja con los Petrovsky, un matrimonio de nobles (Georges Rigaud y Silvia Tortosa), anuncia que "hay una pestilencia al infierno en este tren, hasta los perros lo huelen".
Cuando se nota la desaparición del guarda, el inspector Mirov (Julio Peña) ordena la apertura del baúl; dentro se encuentran con el cadáver del guarda y ni rastros de la criatura de Saxton.
El Dr. Wells es llamado para realizar una autopsia del guarda. Ahí descubren que el cerebro del hombre se ha convertido en una masa lisa, como si le hubieran succionado todas sus memorias.
Una mujer (Helga Line) que había estado solicitando la ayuda del Dr. Wells, se introduce en el vagón de equipaje e intenta robar pertenencias de Petrovsky, y es atacada por la criatura.
Wells nota la ausencia de la mujer y va a buscarla. Entra en el compartimento y se enfrenta al monstruo, que le agarra fuertemente de un brazo.
Aparece Myrov y cose a balazos a la bestia, salvando a Wells. Antes de morir la criatura observa fijamente a Myrov con su único ojo.
Myrov queda como hipnotizado por el ojo fulgurante de la bestia y le transmite algún tipo de energía.
Una vez pasado el peligro, Wells y Saxton estudian la sangre de esta criatura prehistórica. La teoría de Wells es que esta bestia podía sustraer los conocimientos de las personas a través de los ojos.
Myrov asegura a los Petrovsky que el monstruo está definitivamente muerto, pero el monje Pjardov los increpa diciendo que "¿Ustedes piensan que el Diablo puede ser muerto con balas? Satán vive. Está entre nosotros."
En cambio Wells y Saxton esbozan la teoría de que un ser extraterrestre llegó a la Tierra hace millones de años, alojándose en el cuerpo del homínido prehistórico, habiendo quedado vivo en hibernación durante milenios. El monje aprovecha el paso por un túnel y hurta el ojo de la bestia. Los demás se dividen para buscarlo, y Ms. Jones entra el compartimento de equipaje, donde es asesinada por Myrov, que ahora ha adoptado la conducta del monstruo. Pjardov, que presencia todo, se pone a rezar y se postra ante el Inspector.
A pesar del hecho que la bestia está muerta, los crímenes continúan, cosa que confunde a Wells y Saxton. Afuera, el Capitán Kazan (Telly Savalas) recibe órdenes de detener y abordar el tren.
Una vez que Kazan toma control del tren, trata de imponer su disciplina cosaca. Pjardov es azotado y Myrov trata de pasar desapercibido, en tanto Wells y Saxton tratan de figurarse en quien está alojado el ser extraterrestre.
Finalmente Saxton toma la iniciativa y apaga la luz por un instante. El ojo de Myrov destella en la oscuridad, delatándolo de inmediato. Cuando las luces regresan, Kazan le arroja su puñal al Inspector y lo hiere de muerte.
Pero antes de morir, Pjardov lo mira fijo y se convierte en nuevo envase para el monstruo. Kazan ordena inmediatamente a sus hombres hacer fuego hacia el lugar donde Pjardov se ocultó.
De nada sirven las balas, y el monje asesina a todos los cosacos, incluso a su capitán.
La pesadilla comienza: Pjardov va al compartimento de los Petrovsky y asesina al Conde, quien trata de proteger a su esposa.
La llegada de Saxton con una escopeta, salva a Irina de morir. El monje entonces trata de convencer a Saxton de que no lo mate, confesando su larga historia, diciendo que "llegué con otros como yo, pero fui dejado aquí, por accidente. Sobreviví en protozoarios, peces, vertebrados; la historia de su planeta es parte mía. Aprete el gatillo y Ud. la terminará." Saxton no parece verse impresionado y cuando estaba por disparar, Pjardov comienza a concentrarse y logra hacer que todos los muertos cobren vida.
Saxton, Wells e Irina ahora deben huir a través del vagón donde yacían los cadáveres de los cosacos, que ahora han revivido, convirtiéndose en zombies.
Los zombies atacan a Irina, y a duras penas Saxton la salva de morir.
Refugiados en el carro del equipaje, acorralados por los zombies, Wells y Saxton tratan de desenganchar el vagón, para aislarse del resto.
Justo en el último instante, logran quitar el seguro y el vagón es desenganchado. Al mismo momento, fuera, otros soldados cambian el sentido de los railes para detener el tren a como de lugar, conduciendo a un punto muerto.
El tren completo se desbarranca y el último vagón queda milagrosamente a un centímetro de caer. Saxton, Wells e Irina observan los restos en llamas del tren, esperando que el ser extraterrestre haya llegado a su fin.