Cuando uno come algo pesado por las noches, o bien, estando en una
temporada de mucho stress o nerviosismo, no hay nada mejor para perder
nuestra única oportunidad de tranquilizarnos (que es durante
el reparador descanso) que tener una excelente pesadilla. ¿Qué
implica tener una pesadilla? Bueno, desde un punto de vista práctico,
es estar atrapado en un laberinto de angustia. Puede ser estar acorralado
por un monstruo o bien estar en la oficina con cientos de pilas de trabajo
atrasado. Las pesadillas trabajan sobre la parte emocional y un buen
prólogo de toda buena pesadilla sería (tomado del Dante):
"Perded toda esperanza todo aquel que ingrese aquí".
ERASERHEAD (Cabeza Borradora-1977) comienza con un torso humano horizontal
sobreimpreso contra un cerebro. El torso progresa hacia arriba y luego
desciende. En un momento su boca se abre y surge una especie de espermatozoide
superalimentado que escapa rápidamente. Son 3 o 4 minutos, pero
sirven como óptima referencia de lo que estamos por ver, que
no es otra cosa que una pesadilla.
Plantearse durante una pesadilla el desciframiento o la comprensión
de los hechos que presenciamos es completamente absurdo e inútil.
Si estamos siendo perseguidos por un monstruo con tentáculos
y nuestro vehículo avanza cada vez a menor velocidad, a pesar
que estamos pisando el pedal acelerador con más ímpetu,
jamás nos pondremos a pensar en ese quiebre de la ley de causa
y efecto, así como tampoco en la imposibilidad de la existencia
de monstruos tentaculares que persigan seres humanos. Pasando ahora
a la película que nos ocupa, intentar comprender la naturaleza
del hijo monstruoso del protagonista o la explicación lógica
de que exista un teatro de vodevil detrás de su radiador es igualmente
de absurdo.
Un personaje excéntrico
Portadora de su propia lógica, ERASERHEAD posee una ambigüedad
impenetrable que permite que solo se le puedan encontrar significados
alegóricos de manera superficial: ni siquiera el propio director
David Lynch
ha esclarecido el significado completo, por un lado, debido a que esa
tarea le compete al espectador y por el otro, porque carece (tal y como
cualquier sueño) de una significancia absoluta. Henry Spencer,
a quien distinguimos por su excéntrico peinado y por sus ropas
un par de talles más chicas, vaga por una jungla industrial y
urbana, sin encontrarse con nadie. A lo largo de la película
va sufriendo todo tipo de situaciones difíciles: primero va a
cenar a la casa de los padres de su novia topándose con un panorama
decididamente surrealista; su situación cambia cuando se entera
que ha sido padre de un bebé prematuro; convive con su novia
y la primer noche ella le abandona porque no puede soportar el llanto
del bebé; a partir de ahí debe afrontar toda una noche
en vela, cuidando a esa criatura informe (que parecería un feto
de oveja más que de ser humano); por momentos fantasea con que
existe un teatro de vodevil detrás del radiador de su habitación,
y, eventualmente ingresa en su propia fantasía, pero para ser
decapitado poco después.
Henry tal vez es una alegoría no de una persona sino de un tipo
de mentalidad humana. Sufre en carne propia todas aquellas cosas que
no afronta (matrimonio, paternidad, rechazo). Es víctima de todo
tipo de sucesos que no tienen explicación (y Henry tampoco intenta
explicarlos, sino que los acepta como son). Finalmente su propia fantasía
le autodestruye y lo convierte en una goma de borrar. Renacido de sus
cenizas cede a los impulsos animales y primero se da al adulterio con
su vecina de enfrente y luego destruye a su supuesto hijo, dando pie
a algunas de las escenas más bizarras jamás vistas en
una pantalla.
Un surrealismo corrosivo
Lynch
ofreció una propuesta cinematográfica arriesgada y comprometida.
Por momentos dentro del campo del cine surrealista iniciado por Luis
Buñuel, Lynch plantea una especie de "hard surrealismo".
Viendo UN CHIEN ANDALOU (Un Perro Andaluz-1927) recibimos claros mensajes
individuales contrarios a la clerecía, a las instituciones, a
la religión, a la hipocresía, etc. Pero con ERASERHEAD
tenemos un abanico demasiado amplio y solo podemos atinar a clasificarle
dentro del siempre vigente "cine experimental". Su concepción
visual es, dentro del rígido blanco y negro, una obra maestra.
Por momentos Lynch juega con el espacio, hay animaciones cuadro por
cuadro, hay momentos de poesía fílmica (como cuando Henry
hace el amor con su vecina), hay escenas de morbo por doquier (desde
casi el principio cuando la madre de su novia besa el cuello de Henry)
y, por supuesto, sangre y tripas. La narrativa es también de
avant-garde. Durante la primera mitad de la película Lynch se
toma su tiempo para mostrar las caminatas de Henry, su subida por el
ascensor, sus momentos de reflexión frente al radiador, las miradas
con los padres de su novia. A partir de que queda solo con el bebé,
los tiempos se abrevian, y tenemos un episodio pesadillesco tras otro.
Ambas caras de la misma moneda (el desarrollo lento del principio y
el dinamismo del final) se contrapesan de igual manera y son igual de
absorventes. Mención aparte merecen los estupendos efectos especiales
de la criatura (Lynch nunca hace referencia al tema de que materiales
usó para elaborar ese feto antinatural) y su visión, paradójicamente,
no es surrealista sino todo lo contrario. Sus movimientos y jadeos,
sus gemidos continuos, esas llagas purulentas y el tono de gris enfermizo
de su piel son un triunfo del propio Lynch (que se encargó de
los efectos especiales en persona).
Es de notar también el continuo y asfixiante susurro que acompaña
las imágenes durante toda la película. Siempre de fondo,
se escucha un pegagoso siseo que bien puede ser una máquina industrial
trabajando o meramente el viento. En cualquier caso, cumple a la perfección
con darnos sofocantes sensaciones que se añaden al ya sofocante
panorama visual. Hay un par de temas musicales que canta la chica del
radiador (uno de Fats Waller y "Lady in the Radiator" tema
de Peter Ivers), y aún en esas escenas, el siseo de fondo persiste.
Si uno pudiera gozar durante una pesadilla, ERASERHEAD sería
la pesadilla que todos quisieran tener.