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Fabián Cepeda Investigador del cine norteamericano:
Filmografía MARIHUANA, LA DROGA DIABÓLICA (Assassin of Youth, 1936, dirigida por Elmer Clifton) con Luana Walters, Arthur Gardner, Dorothy Short, Fay McKenzie, Earl Dwire, Dorothy Vaughan. Dos primas adolescentes se enfrentan salvajemente para ser las merecedoras de una cuantiosa herencia, y no reparan en medios (drogas, prostitución y nudismo) para conseguirla. Un reportero toma cartas en el asunto. EN LAS GARRAS DEL VICIO (Slaves in Bondage, 1937, dirigida por Elmer Clifton) con Lona Andre, Donald Reed, Wheeler Oakman, William Royle, Matty Roubert, Florence Dudley. Una pandilla de tratantes de blancas rapta a una bella muchacha de la alta sociedad y la obliga a ejercer la prostitución en un antro del vicio, hasta que la policía desbarata la organización. LOS HIJOS QUE NO NACIERON (Race Suicide, 1937, dirigida por S. Roy Luby) con Willy Castello, Lona Andre, Carleton Young, Ethelreda Leopold, Bryant Washburn, Lloyd Ingraham, Erma Deen. Para no perder su empleo de secretaria y evitar el escándalo, una muchacha se hace un aborto con un médico de dudosa reputación, aunque sabe que varias mujeres han muerto luego de esa intervención ilegal. SEDUCCIÓN (Smashing the Vice Trust, 1937, dirigida por John Melville) con Willy Castello, Veola Vonn, Selmer Jackson, Augusta Anderson, Edward Cassidy, Sam Flint, John Belmont. Un gángster, líder de una pandilla que secuestra colegialas y las obliga a prostituirse en burdeles, se enamora de una joven pupila. Pero el novio de ella, un joven doctor, se propone cortar la explotación. POLIGAMIA (Illegal Wives, 1937, dirigida por Patrick Carlyle) con Charles Maurice, Ann Marien, Bruce Wyndham, Frank Pharr Simms, Helen Pennington, Ethel Clark y Opal Colton. Renegado de Dios, un ministro funda una congregación de practicantes de vida libre, con poligamia y sexo con menores incluidos. Cuando su propia hija ingresa a la comunidad, el religioso reacciona inesperadamente. TRAFICANTES DEL AMOR (The Wages of Sin, 1937, dirigida por Herman Webber) con Constance Worth, Willy Castello, Carleton Young, Blanche Mehaffey, Clara Kimball Young y Bryant Washburn. Una muchacha, sin trabajo y único sostén de sus padres sucumbe a la atracción de un tratante de blancas que la inicia en el consumo de cocaína, y se emplea en un burdel para costearse su adicción. LAS SIRENAS DEL CAMINO (Hitch-Hike to Hell, 1937, dirigida por Patrick Carlyle) con Charles Maurice, Diane Winthrop, Mary Chouning, Don Hirst, Julian Harris, Emmett King, Kay Young. Una avispada prostituta que ofrece sus "servicios" al borde de las rutas atrapa en sus redes al hijo de un acaudalado comerciante, y procura sacarle dinero suficiente para abrir su propia casa de mujeres. PADRES CULPABLES (Delinquent Parents, 1938, dirigida por Nick Grinde) con Doris Weston, Maurice Murphy, Terry Walker, Helen MacKellar, Richard Tucker, Marjorie Reynolds, Morgan Wallace. Bajo la influencia del alcohol, una joven tiene sexo con una persona y queda embarazada. Su familia no acepta al bebé y la obligan a darlo en adopción. Años más tarde, la vida reencuentra a madre e hijo. ÉXTASIS MORTAL (Sex Madness, 1938, dirigida por Herman Webber) con Vivian McGill, Allan Tower, Rose Tapley, Harry Antrim, Stanley Barton, Linda Lee Hill, Al Rigeli. Un grupo de coristas de vida disipada que han contraído sífilis por no tomar los recaudos necesarios, descubren que quien las contagió es justamente un médico que debería haberlas instruido en el tema. LO QUE SUS HIJOS DEBERÍAN SABER (Reefer Madness, 1938, dirigida por Louis Gasnier) con Dorothy Short, Dave O’Brien, Lillian Miles, Carleton Young, Thelma White, Kenneth Craig. Un grupo de jóvenes estudiantes secundarios se hacen adictos a la marihuana. Una de ellos, enajenada por los efectos de la droga, hiere y mata gente conduciendo su auto. Termina suicidándose para evitar la prisión. MUNDO, DEMONIO Y CARNE (Souls in Pawn, 1940, dirigida por John Melville) con Ginger Britton, Donald Kerr, Beatrice Curtis, Lloyd Ingraham, Richard Beach, Kenne Duncan. Cuando una joven no puede mantener al bebé que dio a luz, un inescrupuloso doctor lo vende a una famosa artista teatral que no puede tener hijos. Arrepentida, la madre hace lo imposible para recuperar a su hijo. EL CRIMEN DEL SILENCIO (No Greater Sin, 1941, dirigida por William Nigh) con Luana Walters, Leon Ames, John Gallaudet, Pamela Blake, Ralf Harolde, Tristram Coffin. Un joven que se cree saneado de una enfermedad venérea contrae matrimonio, contagia a su esposa y a su bebé recién nacido, por lo que brutalmente asesina al falso médico responsable de no haberlo curado. EL ORIGEN DE LA NATALIDAD (Mom and Dad, 1944, dirigida por William Beaudine) con June Carlson, Hardie Albright, Robert Lowell, Lois Austin, George Eldredge, Forrest Taylor, Jimmy Clark. Con el objeto de imponer como obligatoria una clase de educación sexual, un profesor de universidad sigue el caso de una adolescente que, ignorante de higiene y cuidados, queda embarazada de soltera. IGNORANCIA (She Should'a Said No, 1947, de Sam Newfield) con Alan Baxter, Lila Leeds, Lyle Talbot, Michael Whalen, Jack Elam, David Jack Holt, David Gorcey. Tratando que su hermano menor adicto a las drogas se salga de esa vida y retome sus estudios, una joven bailarina se sacrifica y se transforma en traficante. El muchacho, deprimido al enterarse, se suicida. DROGAS INFERNALES (The Devil's Sleep, 1949, dirigida por W. Merle Connell) con Lita Grey Chaplin, John Mitchum, Timothy Farrell, Tracy Lynne, William Thomason, Will Charles. El inescrupuloso director de una clínica de adelgazamiento transforma a sus pacientes en adictas, al suministrarles drogas mezcladas con los medicamentos. La madre de una de las víctimas interviene a tiempo. Conclusión: Analizados hoy, los argumentos anteriores pueden parecer risibles e inocentes, pero aplicados dentro del contexto de los años en que fueron exhibidos, no parecían tan inocentes. Una gran parte de la juventud de aquellas épocas aprendió valiosas lecciones de, por ejemplo, higiene sexual y comportamientos pre-matrimoniales luego de ver algunas de estas películas. En nuestros días el cine de explotación todavía existe, aunque su comercialización actual dista mucho de aquella de las décadas de los treinta y cuarenta. La existencia del cable y la comercialización directa a video alienta a miles de productores independientes a filmar películas de bajo presupuesto, ya que, saben, tienen la comercialización de sus productos asegurada. Cuando vemos esas cajas de video multicolores, con asomobrosas fotos ilustrativas y provistas de leyendas tales como “SIN CORTES”, o “XXX” o más aún, “VERSIÓN ORIGINAL” sabemos de inmediato que estamos frente a un exponente de exploitation pura. Aunque, luego de verla cómodamente en el living de nuestra casa, nos quede un dejo de decepción, ya que tanta advertencia resulta innecesaria. Pero en el momento de alquilarla, seguramente sentimos lo mismo que experimentaban en aquellos años los hombres que, metidos en sus pilotos y casi tapados sus rostros por sus sombreros, formaban largas filas para comprar sus tickets que les permitieran entrar a esos cines de subsuelos especiales, todos ellos hoy desaparecidos.
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