Seccion: Películas (Lecturas: 41391)
Fecha de publicación: Octubre de 2003
El Inquisidor: una película maldita
Exhaustiva investigación sobre una de las pocas películas de terror filmadas durante los años '70 en Argentina. Pablo Sapere
Artículo publicado originalmente en Quintadimension.com
En Argentina hay pocas cintas que pueden recibir la calificación de "película
maldita". Indudablemente El inquisidor, coproducción argentino–peruana,
es una de ellas. Prohibida por la censura, estrenada con doce años de retraso
y poca difusión, muy poco pasada por TV, olvidada por la crítica especializada...
Un recorrido demasiado ingrato para un film de terror y sexo que, con un poco
mas de suerte, podría ser un objeto de culto.
Argumento
La
historia de EL INQUISIDOR (también conocida como EL INQUISIDOR
DE LIMA, EL FUEGO DEL PECADO y THE INQUISITOR) se estructura fundamentalmente
como un policial. Una serie de misteriosos asesinatos de jóvenes señoritas en
la ciudad de Lima son investigado por la policía local. Lo curioso del caso
es que las chicas son quemadas vivas... El asesinato de un chofer con una vieja
arma medieval, una daga en forma de cruz, pone en guardia a los investigadores:
El Santo Oficio ha vuelto...
Avanzando en la película descubrimos que se trata sólo de un grupo de locos
que, manipulados por una psiquiatra majareta y rencorosa, se creen los herederos
de la Inquisición, con la misión de perseguir a las brujas, hechiceras y demás
herejes. Las lanzas de estos chiflados apuntan a un misterioso centro - el Club
Tibb - que sería una fachada de alguna clase de culto demoníaco. Por eso secuestran,
torturan y asesinan a toda mujer que pase por ahí.
El problema para los inquisidores empiezan cuando atrapan a un grupo de turistas
argentinas. Lamentablemente para ellos, estas si son brujas de verdad y las
torturas medievales parecen no poder detener la venganza de la magia negra.
Al final todos los locos terminan con una muerte horrible y las turistas se
salvan. La policía llega, como siempre, tarde. Apenas si tienen tiempo de lanzar
alguna frase sentenciosa...
Origen del film
La génesis de extraña película hay que buscarla en el largo trabajo como asistente
de dirección de Bernardo Arias. Arias comenzó su carrera dentro del cine a fines
de los años '40 en los estudios Lumiton, llegando a trabajar en casi medio centenar
de producciones en rubros como segundo asistente de dirección, asistente de
dirección, dirección e incluso escenografía. Acompañó a muchos de los directores
de la llamada Generación del '60, participando en films como EL NEGOCIÓN
(Simón Feldman), LA CIFRA IMPAR (Manuel Antín), EL CRACK (José Martínez Suarez)
o LOS INUNDADOS(Fernando Birri).
En
los años '70 Bernardo Arias trabajó en unas películas que Oscar Kantor realizó
en Perú. Los productores locales –Industria Andina del Cine– decidieron que
Arias era la persona indicada para su nueva película, por lo que le ofrecieron
la dirección. Si bien era su debut como director, sus veinticinco años como
asistente le daban una experiencia difícil de igualar por otros realizadores.
Así surgió ALLPA KALLPA, LA FUERZA DE LA TIERRA, su primera película, tenía
un fuerte contenido social y narraba una revuelta indígena en Perú. En Argentina
fue prohibida "por subversiva". Si bien esta película estuvo lejos de ser un
éxito, las buenas críticas y la repercusión internacional (incluido un premio
en el Festival de Moscú de 1975) alentaron a los productores a ofrecerle a Arias
una nueva producción.
Éste nuevo film inicialmente también iba a tener la misma temática indigenista
que la anterior, pero la llegada de un nuevo guionista cambió drásticamente
esa orientación. Lo del nuevo escritor tuvo que ver con que el autor original
de ALLPA KALLPA era "algo lento" y no tenía experiencia en escribir para
cine, por eso fue convocado el argentino Gustavo Ghirardi con quién Arias ya
había trabajado en películas como EL SÁTIRO (Kurt Land, 1970). Ghirardi
- que trabajó en diversas películas como guionista, director y productor - se
destacaría muchos años después como uno de los impulsores del softcore en Argentina,
realizando videofilms como EL CASO LAURA (1990) o UN LADRÓN, UN VIOLADOR
y DOS MUJERES (1990). El rodaje se realizó entre abril y junio de 1974, en su
mayor parte en Lima, pero con algunas secuencias en Buenos Aires.
Elenco
EL INQUISIDOR logró reunir un elenco realmente muy importante, con figuras
de una larga trascendencia en el cine argentino. Diulio Marzio aparece primero
en los títulos, aunque su papel - el abogado Herrera - es relativamente menor.
Marzio comenzó su carrera en las películas de Leopoldo Torre Nilsson como DÍAS
DE ODIO (1953), LA TIGRA (1954) y la brillante LA CAÍDA (1958). Uno de
sus últimos papeles fue en LA PESTE (Luis Puenzo, 1991) aunque actualmente está
rodando el film de terror JENNIFER'S SHADOW (Pablo Parés y Daniel de la Vega,
2003).
María Aurelia Bisuti se destaca en el papel de Marga Villé, la sádica psiquiatra,
comprometida en una perversa revancha personal. Esta actriz comenzó muy joven
en el cine en LA SERPIENTE DE CASCABEL (Carlos Schlieper, 1947), destacándose
luego en films como LOS DE LA MESA 10 (Simón Feldman, 1960) y CON ALMA Y VIDA
(David José Kohon, 1970). Los amantes del género fantástico seguramente la recordarán
mas por su participación en el especial para la televisión LA PESADILLA (1974),
dirigido por Chicho Ibañez Serrador y protagonizado por Narciso Ibañez Menta.
En
tercer lugar de los títulos aparece la bella Elena Sedova, probablemente el
ícono de esta película (hasta el punto que aparece en los posters y promociones
del film). La presencia tan provocativa de esta actriz se evidencia en una curiosa
anécdota: En su debut en la película LA FIDELIDAD (Juan José Jusid, 1970) los
afiches fueron prohibidos por la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires
porque la actriz "podría estar desnuda", a pesar que en la foto solo se veía
su cara. Elena Sedova tuvo sus mayores picos de popularidad en las películas
que protagonizó junto al cantante Sandro, SIEMPRE TE AMARÉ (Leo Fleider,
1971) y EL DESEO DE VIVIR (Julio Saraceni, 1972), y que aún hoy se repiten incansablemente
en la TV argentina.
La gran Olga Zubarry tiene un papel breve pero interesante, ya que muere bellamente
asesinada (el cuerpo desnudo que aparece es, por supuesto, un doble de cuerpo).
La Zubarry es una de las grandes estrellas del cine argentino, por lo que no
hay que ahondar mucho en su filmografía. Sólo vale mencionar algunas participaciones
dentro del cine de género, como EL EXTRAÑO CASO DEL HOMBRE Y LA BESTIA
(Mario Soffici, 1950), EL VAMPIRO NEGRO (Román Viñoly Barreto, 1953) o INVASIÓN
(Hugo Santiago, 1969).
El resto del elenco se completa principalmente con figuras peruanas, sobre
las cuales el autor de estas líneas declara su total ignorancia (se agradece
cualquier dato que puedan acercar, principalmente sobre quienes representan
al malvado inquisidor y sus secuaces).
Censura
A
partir de 1969, en Argentina empezó a funcionar el Ente de Calificación Cinematográfica,
organismo estatal con la misión de autorizar (con o sin cortes de escenas) o
prohibir toda película a proyectarse en el país. En agosto de 1974 asume el
control del Ente el sr. Miguel Paulino Tato, crítico cinematográfico y realizador
ideológicamente vinculado al nacionalismo más conservador. Tato se dedicó a
su tarea con una curiosa verborragia y un fervor digno de mejor causa, hasta
el punto que con el tiempo se lo recuerda como "el censor" por antonomasia.
Al terminar su labor - en septiembre de 1978 - Tato se jactó de haber prohibido
374 películas. Nadie es capaz de calcular la cantidad de escenas cortadas en
las que finalmente autorizó.
Como era de suponer, la censura arremetió contra las películas de contenido
sexual o político. ULTIMO TANGO A PARIGI (Último tango en París, de Bernardo
Bertolucci, 1973) o LA HORA DE LOS HORNOS (Fernando Solanas) eran irremediablemente
perseguidas. Lo que es poco comentado, es que Tato comenzó un curiosa caza de
brujas dentro del género de terror, llegando a prohibir varias películas del
género como VAMPIRE CIRCUS (Circo de Vampiros, de Robert Young), DRACULA (Drácula,
el último romántico, de Dan Curtis) o la coproducción argentino–española
EL MARISCAL DEL INFIERNO (León Klimovski).
Es claro que Tato tenía una aversión al terror, pero igualmente vale destacar
que la persecución al género se extendió hasta el ocaso de la censura (fines
de 1983), cuando el veterano crítico llevaba más de cinco años de jubilado.
Esto hace pensar que las prohibiciones iban mas allá de gustos personales, eran
una política de Estado.
Estreno
EL
INQUISIDOR - así se había decidido bautizar al film para su estreno - se presentó
a calificación en 1975 y fue irremediablemente proscrita. La única explicación
que alguna vez dio Tato, es que la prohibía "por mala", aunque probablemente
esta frase sólo fuera una de sus habituales salidas humorístico-autoritarias.
Marlo Producciones presentó un recurso de amparo, tratando de emular a Leopoldo
Torre Nilsson que con esa herramienta legal pudo estrenar su film PIEDRA LIBRE.
Obviamente EL INQUISIDOR no tuvo la misma suerte: en enero de 1977 el Juez en
lo Contencioso Administrativo Dr. Juan Octavio Gauna rechazó el pedido. El film
permaneció prohibido hasta 1984, año en que se disolvió el Ente de Calificación.
A pesar de eso, hubo que esperar algunos años más para que los exhibidores decidieran
estrenarlo.
En los primeros años de la democracia se dio el llamado "destape", que al igual
que lo que pasó en España tras la caída del franquismo, significó un notable
crecimiento en actividades prohibidas hasta poco tiempo antes. El cine erótico
fue indudablemente uno de los rubros que más creció en esos tiempos. No sólo
eran éxito de taquilla los viejos productos soft como EMMANUELLE o CHAINED HEAT
(Cadenas Calientes, 1983) sino que se empezaron a producir films en esa línea.
Films decididamente sexploitation como ATRAPADAS (Aníbal di Salvo, 1984), SUCEDIÓ
EN EL INTERNADO (Emilio Vieyra, 1985) o LOS GATOS (Carlos F. Borcosque H., 1985)
llevaban cantidades de público (992.634, 697.673 y 579.887 espectadores respectivamente)
que hoy dejarían pasmados a cualquier productor local.
Cuando se decidió exhibir el film - 6 de noviembre de 1986 - se eligió poner
en primer plano el aspecto erótico. Para eso se cambió el título por EL FUEGO
DEL PECADO y se hizo una campaña en medios gráficos con imágenes mas o menos
sugerentes y frases como "sus cuerpos ardían atraídos por una insana pasión"
(sic). En esas publicidades no hay nada que sugiera que se trata de una cinta
de terror. El cambio de nombre se debió a que los productores aseguraron que
la palabra "fuego" era muy vendedora (?).
El estreno fue a las apuradas, en una única sala y con el fin fundamental de
asegurarse los magros subsidios del Instituto de Cine. El resultado fue, obviamente,
desastroso. Para aquella fecha el interés por lo erótico había caído notablemente
y los éxitos del cine nacional se repartían entre el cine testimonial (con LA
HISTORIA OFICIAL a la cabeza) y las comedietas de Olmedo y Porcel (LOS COLIMBAS
SE DIVIERTEN, que superó el millón y medio de espectadores). Por otro lado no
se explotó el posible perfil de culto que podía tener una película de terror
y sexo prohibida por tanto tiempo.
Finalmente EL FUEGO DE PECADO fue demolida por la crítica. La que hizo Claudio
España para el diario La Nación - la mencionamos por que es una de las que más
recuerda Bernardo Arias (ver aparte) - empieza asegurando que "el argumento
esta plagado de contrasentidos, supercherías baratas y una profunda malversación
de la realidad". Sigue España: "Por mil novecientos setenta y tantos quiso ser
una versión vernácula de El Exorcista". No tiene sentido discutir con un crítico,
sin embargo no se puede evitar señalar que los comentarios aparecidos en este
matutino fueron ciertamente desmesurados porque, entre otras cosas, no tiene
en cuenta el momento en que fue filmada. En definitiva, la película pasó por
las carteleras sin pena ni gloria. Tiempo después fue editada en VHS por Vanguardia
Video S.R.L. y emitida en un canal de cable (la mayoría de las copias que circulan
son de esta emisión televisiva).
Olvido
Es notable el olvido al que fue sometida está película. Una búsqueda en la
red no nos presenta ninguna crítica del film, como si nadie lo hubiera visto.
El libro "Cine Bizarro" de Diego Curubeto - supuesta obra magna sobre
estos temas - la ignora olímpicamente. Tan sólo un breve artículo en un viejo
número (de octubre de 1997) de la revista especializada "La Cosa"
parece recordar la existencia de este film de horror. Desde hace años que no
se pasa en TV y sólo se consigue en videoclubs especializados.
Habla el director
Pablo Sapere: ¿No hubo cuestionamientos de la Iglesia peruana?
Bernardo Arias: Vos sabés que allá la Iglesia... fue al revés, nos apoyó.
Nos dio todo. Decían "se ve muy bien Lima". Es algo lindo que tienen ellos,
el museo que tienen...
Pablo Sapere: Incluso me pareció que en cierto aspecto la película tenia
algo de postal turística.
Bernardo Arias: Totalmente, de los nueve rollos los seis primeros son un
documental de Lima. Se ve muy lindo Lima y después entra la parte bizarra...
Fue todo muy difícil, nosotros no teníamos nada. Era todo muy improvisado y
sin recursos. No había lo que ahora tienen de truca, nosotros no teníamos plata
para hacer dos metros de truca... Era todo muy caro y entonces está todo resuelto
con el director de fotografía, con Pedro Marzialeti. Pero ¿Vos sabes como se
hacían los efectos? ¡Quemando alcohol adelante de la cámara para deformar la
imagen, para que aparecieran llamas! ¡Chispas hechas con una bengala! Viejo...
¡Eran cosas hechas así!
Pablo Sapere: Igualmente la película aprovecha muy bien todo lo que son
los escenarios que se dan naturalmente: las catacumbas, esa especie de castillo...
Bernardo Arias: Cierto pero que ya no existe más, creo. Vos sabes que la
película es como un documento que puede quedar por que hubo un terremoto y eso
en Lima se hundió. Había un monje que debía estar loco, porque quién sino se
va a pasar toda la vida en esos túneles juntando las calaveras... cientos de
calaveras y haciendo esos dibujos. Todo estaba hecho por un tipo que con las
vértebras hacia una especie de decoración por todo un pasillo. Esta bien que
la orden de ellos, que son dominicos o franciscanos, tienen al santo con calaveras
en las manos y que se yo, ya tienen una tendencia... Pero ahí le habían autorizado
al tipo a hacer todas esas cosas y había hecho una cosa que era increíble. La
primera vez que nosotros bajamos allí nos corría un frío bárbaro por la espina
dorsal, estabamos rodeados por cientos y cientos de cadáveres ahí en las fosas.
Claro, a los tres días estaban jugando con los huesos, se los llevaban al hotel
y los limpiaban con pasta dentífrica, para llevarse un souvenir, era tremendo...
Pablo Sapere: ¿Y esa especie de castillo donde estaban los falsos inquisidores?
Bernardo Arias: Ese es otro absurdo, yo te voy a decir que el mayor mérito
que tiene esta película es que luce mucho... nada. Yo le había dicho a Ghirardi:
"Vos moveme mucho los decorados, vamos moviendo todo, no hay que dejarlos pensar".
A mi me parece absurdo - y que me perdone Claudio España - por que leí la critica
que hizo y lo que dice antes de empezar... Nadie pensó jamas en El Exorcista,
pero ni de lejos, ni de lejos, si hubiésemos pensado en El Exorcista no nos
animamos a meternos en eso. Para nada, el asunto era hacer una cosa policial
¿Y que tema voy a tratar acá para que tenga un movimiento? Un tema policial
con el anexo este de las brujas. Y meterse a hacer brujas sin nada, por que
ni decorado ni nada teníamos. Ese castillo, esas cosas que se ven ahí, es fruto
de un loco que la madre era poetisa o algo así y el tipo no se de donde tenía
la plata y se mandó ese castillo, esta hecho en cemento imitando el gótico.
El hacia los diseños, era horroroso el castillo.
Pablo Sapere: Pero justamente parece hecho como para una película...
Bernardo Arias: Era para la película, el tipo tenia que haberlo pensado.
Después hubo un movimiento en la costa y se quebró por todos lados. Era para
hacer una especie de hotel, pero no tenía nada, unas especies de habitaciones
chiquititas... Después le prohibieron, no lo dejaron ni vivir en él por que
era inestable. En la película los únicos decorados que tenemos son una habitación
en Sono... y humo... por que no hay nada. Los decorados no existieron.
Pablo Sapere: ¿Se vio el Inquisidor en Perú?
Bernardo Arias: La película se exhibió. Vos no sabés el éxito que fue eso
en Lima. Y eso que dicen de El Exorcista... Yo estaba en un departamento, tenia
dos cines en el centro y en un lado estaban dando El Inquisidor y en el otro
estaban dando El Exorcista. Y El Exorcista no tenía ni la quinta parte de publico
que tenia la otra. Es increíble y me da un poco de vergüenza. Pero igualmente
¿Como nos vas a comparar con El Exorcista? Eso me da bronca, por que tienen
manía de comparar todo. Hicimos acá una cosa con un bote y te comparan con Titanic.
Es muy fácil hablar y comparar así ponete adentro y hacelo así, si podés.
Pablo Sapere: Y el tema de la censura ¿Tuviste alguna charla con Tato?
Bernardo Arias: Un día me lo encuentro en la calle y le pregunté porqué
me prohibió la película. "Por mala", me respondió...
Pablo Sapere: Pero no hubo ninguna explicación oficial, digamos se prohibió
escenas de tal clase por mostrar esto o lo otro...
Bernardo Arias: Vos sabes que se prohibía para demostrar que se podía prohibir;
que yo soy macho y que hago lo que me da la gana, te juro que si era así. Es
decir las que opinaban y decían que había que prohibirla y que se yo eran las
mujeres de los militares por que no les gustaba como se habían peinado y cosas
por el estilo ¿Vos te crees que había gente seria?
En conclusión
Siendo sinceros, es claro que El Inquisidor no es una obra maestra,
ni siquiera es una gran película. Pero indudablemente también tiene sus valores.
Por empezar el intento de hacer cine de terror en la Sudamérica de aquellos
años de por sí merece un crédito. Salvo las producciones de Emilio Vieyra no
hay precedentes cercanos. Es cierto que la historia avanza un poco a los tropezones,
que la mayoría de los actores no parece saber muy bien de que va la historia
y que se abusa un poco de la "postal de Lima", pero el cóctel de sadismo medieval,
erotismo y brujería hace mantener el interés hasta el final.
La película tiene algunas hallazgos interesantes, -como el montaje paralelo
donde se superpone una fiesta en una boite y las torturas en el potro de tormentos.
También hace un buen aprovechamiento de los escenarios naturales, especialmente
las catacumbas repletas de huesos y un extraño castillo junto al mar, dando
una sensación de contar con una producción mucho mayor de lo que realmente se
tenía. Además arriesga bastante con escenas de torturas y desnudos bastantes
osados para la época (evidentemente, por algo fue prohibida).
Probablemente el mayor problema de El Inquisidor haya pasado por la inclemencia
del paso del tiempo. La película tiene una estética muy de los años '70 y si
bien no desentona con las producciones clase B de la época - por ejemplo, en
una comparación con el terror español de Paul Naschy no queda mal parada - el
estreno tardío la cruzó con films con los que no podía competir (su lanzamiento
coincidió con el de A NIGHTMARE ON ELM STREET de Wes Craven, por ejemplo).
Hoy por hoy, se la puede disfrutar en la medida en que se la coloque en su
contexto cronológico y geográfico, es decir en una época y en una región donde
muy excepcionalmente se hacía cine de terror. Teniendo en cuenta esa perspectiva
es válido incluir EL INQUISIDOR en el exclusivo club de películas argentinas
de culto.
EL FUEGO DEL PECADO
El inquisidor de Lima
El inquisidor
(Argentina- Perú, 1974)
Dirección: Bernardo Arias
Guión: Gustavo Ghirardi
Fotografía: Pedro Marzialetti
Música: Tito Ribero
Escenografía: Robert Reid
Montaje: Remo Chiarbonello
Intérpretes:
Duilio Marzio
María Aurelia Bisutti
Elena Sedova
Jorgelina Aranda
Pablo Fernández
Soledad Mujica
Hernando Cortés
Eduardo Cesti
Olga Zubarry
Rosalina Bocanegra
Ruth Razzetto
Guillermo Padburr
Guillermo Campos
Gutapercha
Zulaika
Valeria Franco
Mario Savino
Julián Favre
Este artículo fue escrito en Buenos Aires, por lo que se
privilegió la "visión argentina" de esta coproducción. Se agradecería cualquier
aporte para conocer la "visión peruana" (en cuanto a repercusión, actores o
incluso información geográfica) y de esa manera completar la revisión de esta
película.
Algunas de las imágenes que ilustran este artículo son gentileza del videoclub
Splatter House (Cabildo 2280 - Local 53, Belgrano).
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