Seccion: Películas (Lecturas: 11032)
Fecha de publicación: Julio de 2004
El Hombre Lobo
Una de las películas que pertenecen al cuore del ciclo de terror de la Universal (y por lo tanto a este sitio), explicada por un especialista en el tema. Carlos Díaz Maroto

Publicado originalmente en el sitio Pasadizo.com
Lawrence Talbot, segundo vástago de los Talbot, dieciocho años atrás abandonó
las tierras galesas de sus orígenes para buscarse las américas, en vista de
que el primogénito poseía todas las bendiciones familiares. Muerto el hermano
mayor, Larry regresa al hogar, y al poco aparece en la demarcación una feria
gitana, donde mora Bela, un adivino que sufre la maldición de la licantropía.
Cuando, convertido en lobo, ataca a una amiga de Larry, éste parte en su defensa
y es mordido por el monstruo, antes de que pueda acabar con él por medio de
un bastón de plata. Pero ya padece la marca del hombre lobo y la próxima luna
llena sufrirá la transformación...
Ficha
Técnica
Director: George Waggner / Productor: George Waggner para Universal / Guión:
Curt Siodmak / Fotografía: Joseph Valentine / Música: Charles Previn, Hans J.
Salter, Frank Skinner / Montaje: Ted J. Kent / Efectos especiales: Jack P. Pierce
(maquillaje) y John P. Fulton (efectos visuales) / Intérpretes: Lon Chaney Jr.
(Lawrence [Larry] Talbot), Evelyn Ankers (Gwen Conliffe), Claude Rains (Sir
John Talbot), Maria Ouspenskaya (Maleva), Bela Lugosi (Bela), Fay Helm (Jenny
Williams), Ralph Bellamy (Coronel Paul Montford), Warren William (Doctor Lloyd),
Patric Knowles (Frank Andrews), Forrester Harvey (Victor Twiddle), J. M. Kerrigan
(Charles Conliffe), Jessie Arnold, Gibson Gowland, Doris Lloyd, Tom Stevenson...
/ Nacionalidad y año: USA 1941 / Duración y datos técnicos: 68 min. B/N.
Comentario
La
Universal ofreció en 1935 la interesante El lobo humano (The Werewolf of London),
una de las primeras aportaciones al mito de la licantropía que bebía más bien
de las fuentes de la creación de Robert Louis Stevenson El doctor Jekyll y Mr.
Hyde. El éxito de público no fue excesivo y cuando, en 1941, la productora decidió
hacer uso nuevamente del mito, el guionista, Curt Siodmak, procuró iniciar nuevos
rumbos en la historia. Con todo, el guión no representa un gran logro, observándose
infinitas fisuras; la versión primitiva, acaso más interesante, no mostraba
al hombre lobo, jugándose con la ambigüedad de un desdoblamiento esquizoide;
sin embargo, la Universal exigió exhibir al monstruo, y el escritor hubo de
variar el enfoque.
Cabe resaltar, principalmente, el diseño de personajes, notoriamente ingenuo,
y donde se acumula el patriarca Talbot (Claude Rains), orgulloso de la reputación
familiar e incapaz de ver más allá de eso, el jefe de policía (Ralph Bellamy),
cerril hasta presentarle como un burdo paleto, el doctor que habla de las enfermedades
mentales con tópicos de taberna, o la referida visión de opereta de los gitanos.
Por fortuna, los actores -principalmente el gran Claude Rains- manifiestan su
experiencia y facilitan una apariencia más poliédrica a sus unidimensionales
personajes. E incluso Lon Chaney, de pésima fama como actor, cabe decir que
exhibe de manera bastante notoria el carácter torturado y dolido de Larry Talbot,
mostrando un sufrimiento anímico que se trasluce en unos labios fruncidos, en
una mirada desvalida. También existen ciertos fallos de continuidad en la trama,
así la cicatriz del ataque del hombre lobo que Larry exhibe en el pecho, que
aparece y desaparece a conveniencia de la trama, o la incongruencia sobre
el efecto de transformación: Bela, el gitano, se convierte literalmente en lobo
-más bien pastor alemán, reemplazado por un actor disfrazado cuando forcejea
con Lon Chaney tras un árbol-, mientras que Larry Talbot asume la clásica apariencia
licantrópica de un hombre con mucho pelo..., mas, sin embargo, las huellas que
va dejando a su paso -andando subrepticiamente de puntillas- son las de un lobo.
Incluso cabría apuntar fallos de raccord como que Larry Talbot se quite la camisa
para contemplar mejor su transformación y, cuando esta ha acontecido, tiene
de nuevo la prenda abotonada hasta el cuello.
Si no fuese por la fama que acarrea el film todos esos detalles no serían sino
minucias, elementos más o menos habituales en el cine de serie B de la época,
que es donde se encuadra este producto -aún siendo una producción A para los
cánones de la Universal-. De todas maneras, estos fallos quedan marcadamente
invalidados gracias a momentos absolutamente mágicos, como es todo el ambiente
neblinoso en que acontece gran parte del film, el contraste que se expone con
instantes tan cotidianos como las más bien torpes intentonas de vida social
de Larry Talbot, el elemento más o menos cientifista que brinda el inmenso telescopio
que Larry monta en el ático o, sobre todo, el personaje de Maleva, la bruja
gitana incorporada por la gran actriz rusa Maria Ouspenskaya, que aún con el
trazado tópico que exhibe en el guión, ella confiere una fuerza, una pasión,
una ambigüedad y un misterio que en no poco ayuda a la fama que ha conseguido
el film a lo largo de estos años.
En cuanto a la caracterización creada por Jack P. Pierce, éste hizo uso de
los bocetos primitivos para El lobo humano (después rechazados ante las exigencias
de Henry Hull), y que, a partir de entonces, sentarían las bases para casi todo
el resto de la filmografía licantrópica hasta el presente. El magnífico diseño
de Pierce se vio reforzado por los hábiles encadenados por stop motion por parte
de John P. Fulton, de una brillantez que aún hoy día sigue asombrando, cuando
las artes infográficas han reemplazado estos artesanales cometidos.
Anécdotas
*En el guión primitivo de Siodmak, titulado Destiny, Larry Talbot se llamaba
Larry Gill
* La saga proseguiría en Frankenstein y el hombre lobo (Frankenstein Meets the
Wolf Man, 1943), de Roy William Neill.
* La primera escena de transformación está resuelta seis planos; la segunda,
en once; y la tercera, en diecisiete planos del rostro de Talbot.
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