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Fecha de publicación: Marzo de 2005
Ventrílocuos en el cine: somos mucho más que dos...
Un tema muchas veces visitado en argumentos de películas y episodios televisivos, la relación entre ventrílocuo y muñeco, dominador y dominado. Natán Solans
Los
más antiguos datos de ventriloquía son de 1698, pero no son exactos. En 1745
ya existían artistas transhumantes que hablaban con pajaritos en un diálogo
disparatado. Es a partir de la década de 1880-90 que se puede pesquisar
este Arte. Diversos carpinteros y santeros comenzaron a fabricar autómatas de
ventriloquía ("dummies") mas o menos sofisticados y otros tantos aventureros
los compraron y comenzaron sus extraños ejercicios secretos. Con respecto al
cine, Georges Méliès utiliza a un ventrílocuo mejor que él
(que también pretendía serlo) y en 1904 rueda una premonitoria película donde
inaugura una situación que se repetiría hasta el cansancio: la del muñeco que
corre a su mentor con un cuchillo (un martillo, esta vez.). THE ANGRY DOLL se
llamaba y solo queda un pietaje de 6 minutos en La Cinemateca Francesa (Henry
Langlois). El ventrílocuo de marras se llamaba Wood y terminó su vida tragicamente.
No fué nada original. Existen otros ejemplos inmediatos de este tipo de films,
pero no merecen mencionarse aquí.
Así, pues, adelantaremos unos años para encontrarnos en 1925 con el Gran Chaney
(Leonidas, Lon) vió al incomensurable P.T.Barnum hacer un pobre número de ventriloquía
(volveremos a citar a Barnum una y otra vez, ya que es insoslayable: inventó
literalmente el Show Business americano - Nicolás Mancera, Roberto Galán y Marcelo
Tinelli, por citar casos locales, les deben mucho a este Gran Show Man). El
acto se llamaba "polifonía" desde principios del siglo XIX, y, luego de verlo,
Chaney protagonizó THE UNHOLY THREE (la traducción sería "Los
3 infieles", pero en España se estrenó como El Trío
Fantástico - 1925), donde había un acto de travestismo, brutalidad (un
enano le pega una patada a un niño, defigurándolo) y también ventriloquía
a través de un loro (tal como era el Arte en sus principios) y con un
muñeco. Luego de filmar una remake de tal título (1930), Chaney falleció
paradójicamente de un cáncer de garganta.
Por
esa misma época ya se perfilaban en los locales nocturnos la carrera
de un ser singular. Nos referimos al más famoso ventrílocuo que
existió, Edgar Bergen, un artista nacido en Chicago, que se presentaba
en un maravilloso traje de frac, en tanto que su muñeco Charlie McCarthy
portaba un monóculo, galera de copa y traje de etiqueta. Charlie se dedicaba
a lanzar frases que acuchillaban a todo tipo de personas; su mordacidad no tenía
límites ni privilegios, ya que el pobre minero era igualmente insultado,
tanto como el presidente. Fue cuando nació la hija de Bergen que el pequeño
Charlie se convirtió en un auténtico monstruo. La hija (hoy una
consumada actriz) es Candice Bergen y contó para el programa Biography
su trauma al ver como ese hermano de madera la insultaba e estaba siempre entre
ella y su padre. El muñeco tenía su cama en su cuarto y la niña
se solía dormir con la vista puesta en el muñeco, que miraba el
techo fijamente como un cadáver. Hoy en día, cuando ella visita
el Museo Smithsoniano, donde se exhibe Charlie McCarthy como pieza histórica,
no puede impedir tener un escalofrío cuando ve la causa de que su niñez
fuera parcialmente arruinada (es de notar que hubo tres versiones de Charlie
McCarthy; la segunda está en el Museum Of Broadcast Communications de
Chicago y la tercera fue comprada por el mago David Copperfield, quien la compró
en un remate por 110 mil dólares).
Inspirado en Edgar Bergen y sus siniestros muñecos (además de
Charlie McCarthy, fueron Mortimer Snerd y Elffie Klinker), en Inglaterra se
realizó el largometraje DEAD OF NIGHT (Al Morir la Noche-1945). Uno de
los cinco cuentos de que se componía esta auténtica joya del terror
fue acerca de un ventrílocuo (Michael Redgrave) acosado por su dummy.
En un momento de la película, el artista pisoteaba el títere,
desintegrándolo; el muñeco era creación de Peter Brough
(artista que terminara su vida en la vorágine del alcohol y la perversión,
según datos suminstrados por Dennis Patten, californiano, uno de los
más grandes coleccionistas de muñecos del mundo).
El ambiente de estas personas es bastante difícil. Recuerdo que cuando
en los años '60 me peleé con mi familia y escapé con un
circo, tuve oportunidad de presenciar el método de aprendizaje del ventrílocuo.
El artista tiene que encerrarse con el pelele, frente a un espejo y, cuál
monje shaolín, debe "creerse" la conversación. Al cabo
de cierto tiempo, las personas comunes comienzas a sacar todo de su interior.
"Escuchame, eres un cornudo," podía decir el títere,
"todos te tratan mal, eres un fracasado." El 'diálogo' llegaba
a su fin cuando el artista atacaba a su muñeco y los asistentes (entre
los que varias veces me encontré) teníamos que impedir que lo
hiciera añicas. La sobresaltada víctima comenzaba a dominar su
'doble voz.' Raro es que el psicoanálisis no hubiera estudiado a fondo
este fenómeno, aunque el cine sí lo hizo.
En
1954 se realizó un buen ejemplo de esta tara: Danny Kaye, famoso cómico
(por encima de lo que hoy en día es Jim Carrey, para darnos una idea),
protagoniza la comedia KNOCK ON WOOD (Agárrame si puedes), sobre un ventrílocuo
que como no podía evitar que su muñeco le 'cantara las cuarenta,'
procedía a destruirlo. El muñeco que ahí aparece, Clarence,
tuvo una interesante historia (que pudimos averiguar a través del Vent
Haven Museum de Kentucky, que posee una increíble colección de
automátas y muñecos). Su autor, Glenn Cargyle, tuvo una terrible
mala suerte después de elaborar a este y otros muñecos y perdió
los 50 mil dólares que ganó por la pelíucla. Luego se retiró
a Hawaii, donde intentó otros empleos, pero falleció en plena
juventud. Paradójicamente, el dummy Clarence se pudrió (su rostro
era de espuma de látex) y ya no está en el museo y nadie sabe
a ciencia cierta que fue de él.
Sería un poco tedioso contar aquí la serie de desgracias sobre
ventrílocuos y sus familias. Firulaiz, de quien aquí compartimos
una fotografía proveniente de nuestro archivo personal, contaba durante
su internación en el Hospital Borda para enfermo mentales, que cuando
nació su hijo, tuvo la impresión que el muñeco no le respondía
y que se ponía celoso. Un día se descuidó y el bebé
se llevó a la boca la mano del títere a modo de chupete. Al percibir
un gran silencio, irrumpió en el cuarto y vio a su hijo totalmente cianótico:
había muerto sofocado por la mano del muñeco en su glótis.
Desesperado tiró al ser de papier maché al fuego del hogar y,
quebrado por el dolor, se puso a llorar sobre el cuerpo del infante. Al levantar
la cabeza vio entre las llamas los ojos de porcelana del muñeco, que
lo miraban sostenidos por el mecanismo de alambre. Esto fue demasiado para el
artista, que jamás reencontró la cordura. Esta es una terrible
historia pero no la única; de Mister Chasman y Chirolita, que descansan
juntos en el mismo ataúd, en el cementerio de Chacarita, prefiero no
hablar: su historia es más de lo que se puede soportar.
Y
ahora llegamos a un gran actor y un gran tema: Anthony Hopkins (hoy Sir de la
Corona Británica), que en 1978 fuera contratado para protagonizar la
siniestra MAGIC (Magia), que le insumió cinco meses (entre preproducción,
rodaje y post-producción). En la película se narra el trillado
tema de la relación entre muñeco-activo y ventrílocuo-pasivo.
El muñeco, un auténtico animatrónico, fue realizado por
Walton y O'Rourke, mismas personas que fueran nominados a un premio Oscar en
1953 por la película LILI, con Leslie Caron. Durante cinco años
nos dedicamos a investigar los increíbles trabajos de estos dos artistas
y resulta que, habiendo consultado instituciones y parientes, poco se sabe acerca
de estos misteriosos personajes, más que O'Rourke falleció en
1981. Lo que sí, es que sus muñecos dejaron una huella de dolor
en sus propietarios.
En televisión el programa ALFRED HITCHCOCK PRESENTS recibió un
premio Emmy en 1958 por una obra maestra: THE GLASS EYE, donde un enano manejaba
un apolíneo muñeco invirtiendo el truco de la ventriloquía.
Tan perfecto era su efecto, que lograba enamorar a una joven indefensa (Jessica
Tandy). Se dice que tanto la protagonista como el enano Billy Barty y siete
de los actores de ese episodio, tuvieron muertes más bien largas y dolorosas.
La inolvidable serie THE TWILIGHT ZONE (La Dimensión Desconocida) se
ocupó en dos oportunidades del tema, en los episodios THE DUMMY (El Muñeco-1963)
y CAESAR AND ME (César y Yo-1964). Para terminar, en 1990, la serie TALES
FROM THE CRYPT (Cuentos de la Cripta) presentó un episodio donde se cuenta
la historia alucinante de un ventrílocuo freak (fenómeno fisiológico) que tiene
un hermano supernumerario, un parásito, a modo de mano derecha. Este es cubierto
con un disfraz de dummy para hacer un número de Varieté. Jerry Laine, famoso
ventrílocuo de Las Vegas, fué el asesor de esta serie. Laine, que tambien trabajó
en 1941 (1979) de Steven Spielberg, nos contó que su protagonista Don Ricles
y el director Richard Donner sufrieron sendos infartos de miocardio, no fatales
a la semana de terminar el rodaje. El mismo, Laine tuvo una hemiplejia poco
despúes. Decididamente hay cosas mucho mejores para realizar con la mano derecha.
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