Seccion: Efectos Especiales (Lecturas: 11239)
Fecha de publicación: Noviembre de 2005
Caracterización cinematográfica de Drácula
Los secretos del maquillaje de Bela Lugosi en su memorable interpretación de Drácula. Sara Rodríguez Mata
Si
el trabajo de efectos especiales está muy ligado a las películas de fantaterror,
no lo es menos el del maquillaje y la caracterización. Como podemos comprobar
a través de las transformaciones de Boris Karloff, Bela Lugosi y otros muchos,
la labor de los maquilladores fue de vital importancia.
En lo concerniente al maquillaje en el cine, la experiencia y la cultura teatral
de poco sirvió al cine, ya que la dimensión de la pantalla cinematográfica y
los primeros planos, hicieron necesario el estudio de un nuevo método para impregnar
de mayor realismo el maquillaje de los actores. La dificultad era mayor cuando
por exigencias del guión, los actores debían aparecer más viejos o con caracterizaciones
de monstruos, vampiros, licántropos, etc. Estos extraños seres inspiraron la
creatividad de los maquilladores de entonces, los cuales tuvieron que buscar
otros métodos, hasta entonces desconocidos, para poder realizar las caracterizaciones.
La consecuencia de todo lo anterior fue que comenzaron a aparecer una "estirpe"
de maquilladores que consiguieron hacerse muy famosos.
Sin duda alguna Tod Browning fue quien más brilló como director de películas
de este género. Demostró su talento dirigiendo en varias ocasiones al gran actor
Lon Chaney, pionero del género y maestro en el arte del maquillaje. Para el
escritor Pere Gimferer, Bela Lugosi componía un Drácula de suprema elegancia
y refinamiento. El terror que inspiraba era más intelectual que físico; provenía
principalmente de la intensidad de su mirada y de su rostro casi impasible,
empolvado y cadavérico. De todos los vampiros del cine, Lugosi es sin duda el
que ha dado muestras de mejor gusto y ha renunciado más completamente a toda
clase de efectismos. El Drácula de Browning-Lugosi no exhibía sus colmillos,
no mostraba la sangre vertida, ni siquiera recurría al espectacular maquillaje
de Nosferatu (1922) de F.W. Murnau.
La
casa Max Factor sacó un producto especial de sangre artificial que era utilizado
por los maquilladores de películas de vampiros. El nombre era "Theatrical Technicolor
blood special light" y se comercializaba en un frasco de 225 c.c. También los
transplantes y prótesis fueron ampliamente utilizados por la ciencia ficción.
Peter Lorre ya efectuó un transplante de manos en Las Manos de Orlac (Mad Love,
1932) de Karl Freund y en The face behind the mask (1941) de Robert Florey,
se cubrió el rostro quemado con una máscara de cera.
Edgar Lander en "Bela Lugosi, Biografía de una Metamorfosis" (1987,
Ed. Anagrama) dice lo siguiente a cerca de la fisiología del Drácula de Lugosi:
"El perfil del rostro es regular, a excepción de la barbilla un tanto prominente;
las facciones son suaves (con el paso de los años se harán pesadas, hinchadas),
los labios gruesos y muy colorados; la nariz, ancha, tiene agujeros espaciosos,
el ojo es negro, la mirada algo tenebrosa y oscura los cabellos son lisos y
negrísimos. Una débil sombra violeta encima de los labios es la única huella
de los bigotes a lo húngaro, es decir, hacia arriba, que ha debido afeitar para
no parecer anacrónico en el escenario." Fixateur (fijador) se llamaba el cosmético
que en aquellos años se utilizaba para mantener tiesos los bigotes.
El
vampiro es la proyección material y viviente de un muerto. [...] Se aparta del
fondo del ataúd y aflora a la superficie más hinchado y nutrido que cuando se
había introducido en él. Sus cabellos superan el cuello de la camisa y las uñas
de las manos y de los pies también han crecido desmesuradamente; los miembros
presentan, en general, una flexibilidad extraordinaria. Sin duda, Bela Lugosi
es el responsable del nuevo look del vampiro creado por Bram Stoker. En el libro
el autor lo describe « negro de pies a cabeza, sin una sola nota de color
en toda su persona». Lugosi aparece ante la pantalla con un frac, camisa
blanca con botones de madreperla, pañuelo que asoma por el bolsillo y con una
pajarita al cuello. Además, a Lugosi le brillan los zapatos y el pelo.
En cuanto al maquillaje, Lugosi aparece sobrio: el rostro, maquillado con una
base de color verde-gris; las cejas se marcan con negro; los ojos se perfilan
para parecer más profundos y penetrantes y los labios se colorean de rojo muy
oscuro y logra prescindir de los falsos colmillos. Para finalizar, el "siniestro
brillo de los ojos" lo conseguía haciendo converger la luz por medio de dos
pequeños agujeros practicados en un trozo de madera.
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