Seccion: Entrevistas (Lecturas: 6911)
Fecha de publicación: Diciembre de 2006
Entrevista a Fernando Cámara
Reportaje al director de MEMORIAS DEL ÁNGEL CAÍDO que regresa a la pantalla grande con TRASTORNO. Sara Rodríguez Mata
Trastorno llegó a las pantallas españolas en
noviembre. Un thriller dirigido por Fernando Cámara y protagonizado por
Ingrid Rubio y Najwa Nimri.
Cámara, formado en publicidad, pronto se introdujo en el mundo audiovisual
como guionista de series de televisión (La vida en el aire, TVE;
Un chupete para ella, Antena 3; Un lugar en el mundo, Antena3;
Renacidos, RAI). Hasta que llegó su oportunidad cinematográfica
con David Alonso (Más de mil cámaras de seguridad velan por
tu seguridad, 2003) con quien dirigió en 1997 Memorias del ángel
caído, película por la que ambos fueron nominados al Goya
a la Mejor Dirección Novel.
Compagina la cinematografía con su labor docente en el Centro de Estudios
del Vídeo (CEV) en Madrid. Y aunque acaba de estrenar Trastorno,
no para y ya está inmerso en la producción de su próximo
film, Homeless, de nuevo junto a David Alonso.
Con
Trastorno, su segundo film, regresa al terreno del thriller y el terror,
acompañado por dos actrices de la talla de Ingrid Rubio y Najwa Nimri,
que interpretan a Elena y Natalia, dos hermanas aparentemente
normales, que tras una larga separación recuperan su relación
fraternal. Natalia está felizmente casada con Jaime (Pep Munné)
y van a ser padres por vez primera. Elena, en cambio, está obsesionada
con ser madre, pero tiene la matriz dañada por culpa de un aborto mal
practicado en su adolescencia y esto la conduce a sufrir abortos. Sus ansias
por quedarse embarazada, se volverán obsesivas hasta degenerar en locura.
Nada más llegar a las carteleras, fui a verla. Desde el primer fotograma,
esta historia de celos y obsesiones, me fue atrapando poco a poco, hasta conseguir
aferrarme a la butaca de la sala. La música (compuesta por su hermano
Javier) tampoco pasará desapercibida al espectador que, sin duda, disfrutará
con el duelo de Nimri y Rubio, quien nos sorprende con un giro interpretativo
inusual en su carrera como actriz.
Al regresar a casa –ya a salvo- me puse en contacto con Fernando Cámara
para comentarle lo mucho que me había gustado y el deseo de hacerle una
entrevista, en la que constantemente confundía el título de Trastorno
con el de Trauma…Muy amablemente, aceptó nuestra petición
y en esta entrevista extensa que ahora publicamos, nos desgrana los entresijos
de este film, nos habla de su labor como director y guionista y de sus proyectos
más inmediatos.
Desde aquí le deseamos todo lo mejor.
ENTREVISTA
La ópera prima de Fernando Cámara fue Memorias del ángel
caído (1997), una película que codirigió junto a David
Alonso y por la que fueron nominados al Goya al Mejor Director Novel. Después
en 2003 participó en el guión de Más de mil cámaras
velan por tu seguridad, también dirigida por David Alonso. Y ahora,
por fin en 2006, vuelve a la dirección con Trastorno, una obra
que no dejará indiferente al espectador y que hará las delicias
de los aficionados al género de terror. ¿Qué ha hecho Fernando
Cámara en este tiempo?
Básicamente dar clase porque del cine sólo viven cuatro. Al principio
lo tomé como un complemento, un trabajo, pero se ha convertido casi en
mi primera vocación: formar a la gente, enseñarles lo que aprendo
de la realidad.
Y ya que Trastorno trata de la imposibilidad de tener hijos y de abortos,
yo he tenido dos abortos cinematográficos entre medias. Películas
que no llegarán a verse porque finalmente no consiguieron la financiación
necesaria para hacerlas con competencia.
Tensión en la capilla de MEMORIAS DEL ÁNGEL CAÍDO
Trastorno fue una película que te encargaron realizar. ¿Cómo
surgió?
Pau Calpe, el productor, me llamó y me ofreció el guión.
No me atrajo la historia porque ya estaba contada mil veces pero como director
me permitía experimentar en narración y en tecnología de
imagen. He intentado poner toda mi competencia al servicio de la historia sin
traicionar el género ni el concepto de película que ya estaba
prácticamente definido.
También entendí que aunque a mí no me sedujera mucho la
historia, no debería pasar lo mismo con públicos menos exigentes.
Yo conozco los mecanismos de estas historias pero el espectador más joven
no tiene todavía los parámetros y las recurrencias tan claras.
Les puede sorprender.
Aunque, el guión ya estaba escrito por Patxi Amezcúa, como
guionista, que también eres, ¿hiciste algún retoque o aportaste
alguna idea personal al mismo?
Sí, el productor me dejó cierta libertad aunque no aceptó
del todo los cambios que yo proponía para hacer más vivos y simpáticos
a los personajes. Supongo que es una cuestión de punto de vista, pero
pienso que la empatía muchas veces se gana por simpatía y eso
no está reñido con el tono del género que se practica.
Al margen de esto, escribí dos o tres escenas nuevas, eliminé
unas cuantas e hice bastantes cambios que se imponían por la localización.
Intento aprovechar al máximo las posibilidades del espacio en el que
ruedo y por eso hago bastantes cambios en la versión final del guión
antes de rodar.
Se ha hablado mucho de las influencias de películas como, La mano
que mece la cuna, Qué fue de Baby Jane, Repulsión
de Roman Polansky o Cría cuervos de Saura. ¿Estaríamos
ante un homenaje de las películas que te emocionaron como espectador?
Bueno, como espectador mis gustos son tan anchos como Castilla. Me emociona
tanto Hitchcock como Bergman. Truffaut como Spielberg. Yo no creo tanto en el
homenaje. Esas películas están ahí y punto. Para mí
Trastorno, más que de referentes, nace de los elementos y características
inherentes a un género, no tanto de películas concretas. Yo propongo
esos títulos para tratar con la prensa o con gente que necesita una rápida
definición de las cosas, pero creo que Trastorno, en el fondo,
se vuelve una película genuina, propia, aunque se apoye en los parámetros
propios de un género.
Un momento difícil en MEMORIAS DEL ANGEL CAÍDO
En cierto sentido, estas dos hermanas nos recuerdan un poco a las de Qué
fue de Baby Jane. De hecho, hay un momento en la película en la que
se deja entrever la posibilidad de que Natalia (Nimri) no sea tan buena como
nos la pintan, ya que su hermana Elena (Ingrid Rubio) le reprocha a ella su
problema para concebir.
Cierto, existe esa insinuación. Que cada uno saque su conclusión.
Yo creo Natalia se sabe responsable en parte. Y es responsable, aunque no debe
morir por ello. Asuntos de infancia y adolescencia. En cuanto al referente Baby
Jane, ya me gustaría haber podido llegar a toda la brutalidad física
y psicológica que destila ese peliculón.
¿Podríamos decir que Elena tiene motivos para ser malísima?
Puede que sí, pero debería haber hecho la digestión de
lo ocurrido hace tiempo. En realidad, como decía Jean Renoir, "todos
tienen sus motivos". Es una frase muy humanista, pero no debe hacernos
justificar cualquier crimen porque siguiendo ese postulado, un psicópata
tiene sus motivos para matar, y es cierto. Un etarra también. Pero no
es menos cierto que hay mucho psicópata suelto que lucha contra él
mismo y sale vencedor: consigue no herir a nadie ni herirse a sí mismo
a lo largo de la vida. Hay críos nacidos en ambientes horribles pero
que salen adelante, sin pringarse en moralidades facilonas.
En Trastorno asistimos a la representación de un terror cotidiano.
Al ver esta cinta el espectador se queda con la idea de que el mal habita en
la casa, viene de dentro del seno familiar. Es decir, la persona a la que queremos
nos puede hacer daño.
Quien bien te quiere te hará llorar. Bueno, en este caso es así,
pero no pretende sentar cátedra. El daño te puede venir de un
automovilista borracho, de un terrorista y de muchas otras cosas más.
Y también en el entorno familiar, aunque es menos esperado. Alguien dijo,
Shakespeare, seguramente -como siempre-, que las historias, si son de familia,
tienen más fuerza. Bueno, pues ahí estamos. Es más terrible
que tu hermana sea la asesina, y doblemente terrible que encima tengas que matarla
para acabar con el problema.
Me gustaría que habláramos del papel que juegan los hombres.
Bien es cierto que las mujeres llevan la voz cantante; pero en este film no
vemos a los hombres como héroes ni salvadores de las féminas.
Ellas demuestran tener más entereza y carácter para afrontar las
situaciones.
Supongo que representa exactamente lo que ha empezado a suceder hace años:
¡mujeres al poder! Para lo bueno y para lo malo. Hay muchas personas, mujeres
sobre todo, que dicen que, como jefe, nunca querrían a una mujer, porque
es más dura y arbitraria y se guía por más instintos que
el puramente racional.
Por otro lado, el que aquí los hombres estén todo el rato ajenos
a lo que pasa, es todavía más verdad. Somos los grandes perdidos
de esta sociedad. Se nos dijo que no lloráramos y luego, a medio camino
se nos explica que las lágrimas son buenas y que expresemos siempre lo
que bulle en nuestro interior. Que salga nuestra parte femenina. A la vez tenemos
que seguir siendo los tiburones. Besos y fuego. Agua y palos. Estamos un poco...
confusos, la verdad.
Nimri y Rubio sufren un TRASTORNO
Trastorno es un film donde el público se va a encontrar con escenas
realmente impactantes no sólo visualmente, sino también a nivel
emocional. Continuando con el trabajo actoral, ¿cómo fue el proceso de
rodaje? ¿Hubo alguna escena que se resistió más que otra?
Las escenas físicas suelen ser las más complicadas. Al espectador
sólo le llega un plano pero generalmente hacemos una media de cinco tomas
y eso desgasta al actor/actriz. Y, además, no hay mucha tradición
de este tipo de escenas entre actores patrios y eso se nota. Están mucho
más preparados para lo emocional.
Aunque este sea el segundo film que diriges, podríamos hablar de
algunas constantes. Por ejemplo, el hecho de dejar los finales abiertos. Tanto
en Memorias del ángel caído como en Trastorno nos
quedamos con una gran incógnita.
El de Memorias sí es un final abierto pero creo que Trastorno
cierra de forma contundente. Terminamos con el mal, punto. Otra cosa es que
Natalia siga sufriendo el trauma de los ataques y el acecho de su hermana, pero
en ningún caso va más allá de lo meramente mental. De cualquier
forma, si resultara cierto que hay elementos comunes entre las dos películas,
respondería más a la casualidad que a otra cosa porque este proyecto
no nace de mí, aunque lo adopto y algo personal siempre se le imprime.
En algunas críticas cinematográficas se achaca a Fernando
Cámara un cierto americanismo, es decir, un recurrencia hacia tópicos
generados por el cine de Hollywood. Sin embargo, esto mismo le criticaron a
directores como Amenábar o Balagueró, que están demostrando
que se puede hacer un cine de género en nuestro país a la misma
altura que el americano. ¿Por qué crees que los espectadores siguen prefiriendo
el cine que llega del otro lado del Atlántico? ¿Por qué cuesta
tanto hacer películas de género en nuestro país?
El espectador prefiere ese cine porque suele representar un espacio seguro.
Me refiero a los géneros. Los norteamericanos los conocen y saben mantenerlos
con cierta pureza. Es una especie de pacto con el espectador: te voy a dar comedia,
o te voy a dar miedo, o... Sin embargo, aquí, en Europa en general, no
queremos, podemos o sabemos mantener esa limpieza con el material. Parece que
tenemos que andar metiendo melodrama en una comedia para no resultar unos simpáticos
simplones. De cualquier forma, no estoy contra el cine de autor, forman parte
de mis referentes y, en el fondo, cualquier autor es una mezcla genérica
constante, es una ecuación propia. Almodóvar = comedia + drama
+ colores + bolero + thriller + mujer + sexo + ... Y podrá variar el
porcentaje de estos elementos más o menos, pero como se aparte mucho
de ellos, dejará de ser un Almodóvar ampliamente satisfactorio.
Al fin y al cabo, le han costado muchos años y películas que la
gente llegara a aceptarle como género. No puede ir contra él.
Hitchcock, en los momentos más álgidos de su carrera, llegó
a sufrir por culpa de su propia definición. Decía que le encantaría
rodar una película de amor, sencillamente eso, sin suspense ni nada,
pero el espectador no se lo perdonaría. Supongo que, al final, todos
buscamos la aprobación.
Hablando de cine patrio, ¿cómo ves las producciones de terror que
se vienen haciendo en España?
Bien. El género ha crecido mucho y han surgido miradas particulares.
Me gusta mucho la de Norberto López Amado con Nos miran. Esa mezcla
de terror con trazos incluso poéticos al final, dar trascendencia al
miedo que has planteado.
Toda película de terror que se precie debe contar con una buena banda
sonora. De nuevo para Trastorno vuelves a colaborar con Javier Cámara.
¿Qué importancia le das a la música?
Le doy mucha y poca a la vez. Concibo la película casi a sabiendas de
dónde habrá música. Fundamental para encajar ritmos y demás.
Y luego digo que le doy poca importancia porque pasa a manos de Javier y ahí
me despreocupo. Comentamos referentes, ideas y luego él va más
allá. Es impecable en ese estilo fuerte que debe aportar la música
a este género. Además, sabe combinarse muy bien con los efectos
de sonido porque al fin y al cabo tiene un control sonoro global en cuanto a
composición, orquestación, grabación, edición...
Su música es muy física. Y además es multigenérico,
puede con lo que se sea. ¡Y cumple los plazos!, cosa increíble para un
músico. Y empezamos juntos en esto hace treinta años haciendo
peliculitas de plastilina animada en súper 8. Qué tiempos aquellos...
Se nota que es mi hermano, ¿no?
Memorias del ángel caído es una película donde
participan más actores y hay más escenarios. Por el contrario,
en Trastorno, su director centra la trama en cuatro personajes a los
que encierra entre cuatro paredes, con el objetivo de que nazcan los deseos
más oscuros y siniestros...En contra de lo que pueda pensarse, ¿Es más
difícil trabajar una historia con menos actores?
No especialmente. Además puedes atenderles un poco más al ser
menos. Lo que sí es cierto es que los espacios claustrofóbicos
lo son en la realidad también y eso desgasta, ahoga. Cuando cambias de
localizaciones es como empezar de nuevo, es hacer una excursión y el
equipo se refresca, aunque a veces las nuevas condiciones sean horribles.
De cualquier forma con los actores he tenido mucha suerte. Han sido siempre
primeras figuras de la interpretación y eso te da un resultado magnífico
aunque seas un metepatas.
Acabas de estrenar Trastorno, pero no puedo irme sin preguntar si
tienes en mente alguna otra idea para dirigir.
Hay un proyecto con David Alonso, Homeless. Sería como nuestra
vuelta al matrimonio. Edificios modernos de las afueras acechados por mendigos
fantasmales que viven en el descampado. Una llamada de atención a constructores,
políticos y demás listillos que negocian con la vivienda. Terror
a lo Carpenter.
Y luego, por separado, tengo Ellos, ciudad tomada, en la que un hombre
tiene que cruzar la ciudad de noche para ver a su padre enfermo y tiene que
pasar por calles que están tomadas, aunque no se ve por quién,
ni nada. Es terror puro. Sugerido. Brutal. Una especie de pesadilla, de estado
de ánimo. Sería mi terror más profundo y personal. Y espero
que el de muchos otros.
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