Seccion: Productoras (Lecturas: 16592)
Fecha de publicación: Enero de 2008
Hammer House of Horrors: Buen terror inglés en la pantalla chica
Un repaso por cada uno de los episodios de una serie producida por la Hammer en las postrimerías de su vida útil como productora (televisiva).
Alejandro Yamgotchian
Era muy difícil imaginar que en el ocaso de una productora como la Hammer fuera a salir de la galera una serie televisiva como ésta. Hammer House of Horror fue producida en 1980 y constó de tan solo 13 episodios semanales, de poco menos de una hora de duración cada uno. Los mismos, sin embargo, quedaron grabados en la retina de muchos televidentes que últimamente pudieron disfrutar, sí, de los de Fox Mystery Theatre, una serie que tomaba episodios de Hammer House of Mystery and Suspense, que se harían poco tiempo después y que continúan apareciendo como perdidos, como simples largometrajes, en medio de la programación de la televisión para abonados.
Hammer
House of Horror contaba con actores como Peter Cushing, Denholm Elliot y
Brian Cox, quienes formaron parte de una travesía que brindaba buenas
historias, poseía una notable partitura musical, excelentes paisajes,
y grandes mansiones como escenarios, además de una magistral presentación.
Los relatos estaban muy bien filmados, a pesar de ciertos problemas de sonido
más algunas pifias durante los rodajes (el cambio de vestimenta de un
plano a otro, un camarógrafo que se ve por el espejo lateral de un auto,
sus sombras en interiores, y hasta el boom que aparece en algunos episodios).
También era evidente el limitado presupuesto y el hecho de que la Hammer
estaba en sus postrimerías; varias marcas publicitarias se dejan ver
en los productos que consumen los personajes y también en algunos planos
exteriores.
Lo cierto es que el tradicional estilo gótico de la Hammer aquí
dio un giro impensado y en la mayoría de los episodios, quizás
por querer cambiar una receta que durante los últimos años estaba
casi agotada y que ahora se volcaba a un terror más cotidiano y de gran
amplitud. De ahí que el parentesco con los clásicos cuentos de
la productora rival Amicus (Las profecías del Dr. Terror, Mansión
embrujada, Más allá de la tumba, y las olvidadas adaptaciones
de Cuentos de la cripta y La bóveda del terror, entre otros)
se hacía bastante evidente, aparte de los típicos finales sorpresa,
y de la cantidad de desnudos y el nivel de gore y violencia que se veía,
para ser una serie televisiva británica de comienzos de los ´80. En ese
momento también estaba en el aire otra recordada y más famosa
serie inglesa: Tales of the Unexpected, mientras en la memoria de los
seguidores de la Hammer aún estaba alojada Journey to the Unknown
/ Rumbo a lo desconocido (no confundir el título en español
con el de The Outer Limits), la primera serie de la Hammer cuyos 17 episodios
se emitieron durante una sola temporada, en 1968, y donde los relatos tenían
un estilo más parecido al de la primera Dimensión Desconocida.
Los 13 episodios de Hammer House of Horror fueron emitidos en este orden:
Muñeco vudú: nunca están de más
Witching Time (Tiempo de brujería) – Un compositor de bandas
sonoras para películas de terror (Ian McCullough) es sorprendido por
la misteriosa aparición de una mujer (Patricia Quinn) que dice ser una
bruja del siglo XVII. A la preocupación por la sospecha de que su esposa
le es infiel con su psiquiatra se le suma la posesión de la cual es objeto.
Este primer episodio denota cierta ingenuidad (sobre todo en lo que respecta
al estereotipo de la bruja) y ofrece algunos pasajes de buen suspenso que, sin
embargo, lo perfila como el menos terrorífico de la serie. Curiosamente,
y siguiendo la línea de los cuentos de horror de la productora Amicus,
aquí hay una moraleja vinculada a la infidelidad pero con final feliz
y que no proviene precisamente de terreno sobrenatural e impregnado de aires
de venganza.
El cuerpo decapitado de Warren Clarke
The Thriteenth Reunion (La decimotercera reunión) – Si en el
primero sorprendían algunos cambios que iban algo a contramano con la
esencia de la mítica productora, acá la cosa se profundiza. Una
periodista es asignada a hacer un informe sobre una clínica para adelgazar
cuyos métodos se basan en criticar duramente al paciente, deteriorándole
la autoestima y humillándolo delante de todos. Pero desde que un par
de clientes muere misteriosamente, ella y uno de los funebreros deciden investigar
la extraña desaparición de los cadáveres, descubriendo
algo sorprendente y aterrador. Un episodio algo previsible pero con toques de
comedia negra y una excelente actuación de Julia Foster, quien con su
nervio y dinamismo sostiene bastante el asunto.
Rude Awakening (Desagradable despertar) – Uno de los más graciosos
pero no menos atrapantes episodios, sobre un agente inmobiliario (notable Denhom
Elliott) que vive una pesadilla interminable, mientras trata de separarse de
su esposa para estar junto a su secretaria y a la vez vender una mansión
cuya dueña supuestamente ha fallecido. Pero cada vez que se dirige a
la misma ocurren cosas de lo más atemorizantes. Haber establecido una
muy delgada línea entre la realidad y lo onírico es el mayor acierto
de este episodio, que hasta intenta confundir al propio espectador, con intérpretes
cuyos personajes e indumentarias cambian permanentemente.
Growing Pains (Dolores crecientes) – El espíritu de un niño
fallecido por sobredosis de drogas, ingeridas en un laboratorio, vuelve para
vengarse de aquellos padres que no lo dieron suficiente atención y que
ahora se decidieron por adoptar otro niño, al principio bastante extraño
en sus reacciones... El momento (sin anestesia) en que aparece el espíritu
por primera vez durante la noche y en el cuarto del pequeño adoptado
impresiona, del mismo modo que la tensión que se maneja promediando la
mitad del relato, aunque el mismo va desenvolviendo cierta chatura sobre el
final, convirtiéndose en uno de los más flojos de la serie. De
todas maneras vale igual la mirada crítica hacia esos padres preocupados
más por sus trabajos y proyectos que por la propia unión familiar.
También queda la duda, por encima de alguna escena sangrienta, si algunos
de los animales que aquí se ven sufrieron daños o no.
Inicio caldeado: Un anciano (George Tovey) envenena a su esposa (Una Brandon-Jones)
The House That Bled to Death (La casa que sangró hasta morir)
– El más sangriento de todos y que todavía viene con final sorpresa.
Si se está atento por ahí alguien descubre de qué va la
mano, cuando la familia protagonista se muda a una casa donde hubo un cruel
asesinato y en la que luego comienzan a ocurrir cosas típicas de una
mansión embrujada. Obviamente hay cierta manipulación que invita
al televidente a entrar en el juego y que ayuda a disfrutar los notables pasajes
de terror claustrofóbico que tiene este episodio. Podría ser un
ejemplar "Cuento de la Cripta". La escena del cumpleaños infantil
terminó siendo una de las más recordadas de toda la serie.
No, no es un guerrero "zuni" sino un viejo pariente africano
Charlie Boy – Este es el nombre que se le da a un muñeco africano
de madera, supuestamente poseído por el espíritu maligno de un
hechicero y que va a parar a manos de una pareja, con algunos problemas familiares
de por medio. Esos conflictos comienzan a solucionarse cuando el muñeco
comienza a hacer de las suyas y a pedido del protagonista. Pero hay algo más
vinculado a una fotografía accidentalmente maldecida y que terminará
cambiando todo. Uno de los episodios más elaborados, con más nervio,
y mejor resueltos de la saga, que se acerca más al espíritu de
los viejos cuentos de Dan Curtis (Trilogía de terror) y por supuesto
a los de la Amicus.
Siempre da placer ver los huesudos pómulos de Peter Cushing (junto
a Brian Cox)
The Silent Scream (El grito silencioso) – El mejor episodio de la serie
tiene a Peter Cushing como ex-guardia de campo de concentración nazi
que decide poner una tienda de mascotas. Cuando aquel presidiario (Brian Cox)
al que solía visitar y ayudar con dinero queda en libertad, le da una
oportunidad para que trabaje con él y de paso conozca el experimento
que está llevando a cabo, con animales en estado salvaje que son entrenados
para no hacer daño a nadie y sin necesidad de estar enrejados en un futuro
cercano. Pero hay algo más ambicioso aún. La avaricia del algo
ingenuo protagonista lo lleva a una situación jamás imaginada,
por encima de la advertencia de su esposa y una llamativa ineficacia policial.
Otro con vuelta de tuerca muy original y que juega con la ansiedad y la desesperación
de sus dos notables actores principales.
Diana Dors (un poco dilatada) con niños aparentemente beatíficos
Children of the Full Moon (Los niños de la luna llena) – Historia
de licántropos, la más "hammeriana" de todas, y también
otra de las mejores, con vuelta de tuerca incluida. Más que impredecible,
mantiene el interés y la tensión durante todo el relato, a propósito
de pareja de vacaciones a la cual se le avería el auto en medio del bosque
y va a parar a una mansión donde una amable mujer (Diana Dors) y niños
angelicales pero con extrañas actitudes (inevitable recordar a los de
El pueblo de los malditos, la famosa coproducción británica
dirigida por el ya fallecido Wolf Rilla) les dan hospedaje hasta el amanecer.
La aparición de un hombre lobo en los alrededores cambiará el
rumbo de las cosas.
Una combinación peligrosa: lencería y arma (ambas blancas)
Carpathian Eagle (Águila Carpatiana) – Acá hay una transformación
sorpresiva, tan asombrosa como la de un personaje en una de las últimas
películas de James Cameron y que no se puede revelar, por cierto. Hay
un asesino serial que les saca el corazón a sus víctimas, siguiendo
los ritos de un famoso criminal del pasado, sobre el cual hay una escritora
abocada al tema (Suzanne Danielle) y un policía que intenta dar con tan
bizarro imitador. La misteriosa identidad se devela bastante rápido pero
la historia se concentra más en las tácticas del propio asesino,
en algunos buenos climas de suspenso, y en pistas que todavía despiertan
otras sospechas y alguna confusión intencional. En medio del episodio
aparece Pierce Brosnan, como una de las víctimas (en los créditos
aparece como "Last Victim"), quien luego trabajaría en un largo
clase B de 1988, también dirigido por el aquí realizador Francis
Megahy
Paul Darrow a punto de completar su ritual con "ayuda" de Ray Lonnen
Guardian of the Abyss (Guardian del abismo) – Una mujer escapa de un
ritual satánico, donde iba a ser sacrificada, y se topa en la carretera
con un vendedor de antigüedades. Hay un objeto codiciado en la vuelta,
para satisfacer las demandas del guardián del título, mientras
el líder religioso sale en busca de una protagonista absolutamente aterrada.
De perfil siniestro, entre magia negra, hipnotismos y piezas demoníacas,
este episodio también tiene una pequeña vuelta de tuerca en el
final (algo en sintonía con la de El hombre de mimbre), buenas
actuaciones (en especial la del hechicero interpretado por John Carson), aunque
no se salva de ser uno de los más débiles de la serie.
Es tiempo de Sesión en El Visitante de la Tumba
Visitor From the Grave (El visitante de la tumba) – Una mujer con problemas
psicológicos es atacada en plena madrugada por un extraño que
la quiere violar. Al final termina disparándole en defensa propia y el
sujeto muere, aunque luego comienza a verlo inexplicablemente una y otra vez,
a pesar de que ya había limpiado con su novio todo rastro de violencia
y sangre en la casa, y también de que el cuerpo había sido enterrado.
Una nueva vuelta de tuerca en el final, algo de videncia en el medio, y un plan
bastante macabro son los componentes de un nuevo episodio, previsible pero que
se guarda algunos buenos momentos de sobresalto (ayudados por el sonido) y paranoia.
El director húngaro Peter Sasdy, que también había dirigido
The Thirteenth Reunion y Rude Awakening, también estuvo
tras las cámaras de dos episodios de Journey to the Unknown.
Anna Calder-Marshall en problemas
The Two Faces of Evil (Las dos caras de la maldad) – La famosa leyenda
europea del doppelganger (el gemelo diabólico de una persona viva)
recorre este nuevo relato, probablemente el más aterrador de toda la
serie. Una familia recoge a un individuo en la carretera y bajo una lluvia torrencial.
El sujeto enseguida ataca al padre, que iba al volante, y todo termina en un
grave accidente donde no hay muertos pero sí desaparecidos. Mientras
el hombre trata de reestablecerse, su esposa termina descubriendo algo pavoroso.
El remate de la historia es bastante simple, pero todo lo que va pasando trasmite
cada vez más tensión, gracias a la brillante actuación
de Anna Calder-Marshall, y también a planos y secuencias donde el miedo
a perder el control y el descuido en situaciones desconcertantes están
siempre vigentes. Este episodio fue dirigido por el canadiense Alan Gibson,
realizador de Los ritos satánicos de Drácula (1974) y también
de otro notable relato de esta serie, The Silent Scream. Para la serie
Journey to the Unkown había hecho dos más.
The Mark of Satan (La marca de Satán) – El reciente estreno
de Número 23 (Joel Schumacher, 2007), con Jim Carrey, tenía
algo que ver con este episodio, solo que el número era el 9. El empleado
de la morgue de un hospital comienza a obsesionarse con la cifra, a partir de
que creyó haberse infectado por un hombre que murió suponiendo
que era víctima de una conspiración satánica y donde el
número en cuestión aparecía por todos lados. El grado de
demencia llega a un punto tal que el protagonista entra a sospechar de todos,
hasta de sus seres queridos. Por supuesto que la tensión psicológica
nos recuerda al mejor Polanski, y la locura (¿por qué no?) a aquel capítulo
de Dimensión Desconocida donde William Shatner creía ver
un monstruo en el ala del avión donde viajaba. El asunto es saber si
las coincidencias no son casuales o bien si todo está dentro de la cabeza
del protagonista. Un episodio distinto, original, bastante llamativo, violento
y a la vez entretenido, que oficia de broche de oro para la serie.