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Fecha de publicación: Abril de 2009
El Hombre Bestia, pionera del cine fantástico argentino
La aparición en Internet (en un sitio de descargas gratuitas ¡Y legales!) de El Hombre Bestia nos da pie para rebobinar unos setenta años y descubrir la primer película fantástica argentina (¡de 1934!). Una historia de hombres salvajes peludos, científicos locos con fórmulas diabólicas y maravillosas trepanaciones craneales.
Pablo Sapere
Este artículo fue publicado originalmente en Quinta
Dimension Las fotos son gentileza de Lito Bayardo (hijo) y La Capital de Rosario
El cine fantástico argentino no empieza, tal como dicen los libros de historia,
en 1942 con Narciso Ibañez Menta y Una
luz en la ventanade Manuel Romero. Su piedra fundamental hay que ubicarla
en la década anterior, con una película filmada lejos de Buenos Aires y, por
ende, fuera del sistema de los grandes estudios criollos.
Ubiquémonos en el tiempo. En las décadas del '10 y el '20 hacer cine en sudámerica
era una aventura. Algunos locos se largaban con precarios equipos a hacer cintas
mudas, que eran mal estrenadas en salas improvisadas.
A comienzos de los'30 la llegada del cine sonoro implanta la idea de que puede
ser viable hacer un cine con figuras locales –surgidas del teatro o de la radio–
que produzcan éxitos como las estrellas del cine norteamericano. Por esos años
se fundan en Buenos Aires dos grandes productoras, Argentina Sono Film
y Lumiton. Con Tango! y Los tres berretines, ambas de 1933,
se declara oficialmente iniciado el "Cine Sonoro Argentino".
Lo que se conoce poco y nada es el desarrollo cinematográfico del interior
del país. Por ejemplo, en aquellos años había una interesante producción cinematográfica
realizándose en Rosario. Por supuesto, estas películas difícilmente llegaban
a la Capital y los historiadores las ignoraron sistemáticamente.
Entre estas películas olvidadas hubo una llamada El Hombre Bestia o las
aventuras del capitán Richard, de la cual se conocían algunas pocas referencias
a partir de unos recortes periodísticos. La misma no figura ni en los libros
de historia, ni en las enciclopedias, diccionarios o bases de datos del cine
local. Del mismo sólo se sabía que era un film de una temática aventurera, hecho
en los precarios comienzos del cine sonoro.
La cinta estuvo perdida durante décadas, hasta que milagrosamente se la pudo
recuperar.
LA RECUPERACIÓN
La
conservación de películas en Argentina es un desastre. La mayor parte del patrimonio
cinematográfico ya no está en su soporte fílmico original y un porcentaje significativo
no se conserva en ningún formato.
En ese contexto, las posibilidades de encontrar aquella película de simpático
nombre que figuraba en los recortes, eran desesperadamente mínimas. Sin embargo,
siempre hay márgen para lo milagroso.
Hace pocos años un hombre oriundo de San Nicolás apareció en la casa del coleccionista
rosarino Jorge Debiazzi, porque tenía unas latas de una película donde aparentemente
aparecía su padre. Quería bajarlas a un video para poder verlas con los parientes.
Pero lo que aparenteba una película familar resultó ser una copia, posiblemente
la única existente, de El Hombre Bestia. Era una cinta 35mm de nitrato,
un material altamente combustible. Una mala manipulación podría significar su
destrucción o incluso un pequeño incendio. Recordemos lo que hizo Bart Simpson
con la primer película de Izzy & Scratchy.
Como sea, con sumo cuidado logró bajarse a video. No es un material noble como
para pensar en su conservación, pero al menos permite su visionado sin exponer
a un riesgo físico a la película o al espectador. De riesgos mentales, no hablaremos.
La película se vió en el Cineclub Rosario recién en el año 2002 y en 2003 se
estrenó en la capital en el marco del festival Buenos
Aires Rojo Sangre, a setenta años de su presentación original.
LA PELÍCULA
La primera impresión al ver El Hombre Bestia es que el film aparece como híbrido
entre el cine sonoro y el mudo, ya que mas allá de tener diálogos y música mantiene
los intertítulos al iniciar cada escena. La alegría por presentar voces se muestra
desde el increíble arranque de los títulos, con un pastoso locutor presentado
a cada uno de los actores, mientras éstos saludan desde la pantalla.
El
argumento es desopilante. Tenemos un joven y apuesto piloto de la fuerza aérea
norteamericana –el Capitán Richard– que sufre un accidente con su avión y cae
en la selva. El tipo se convierte, sin mayores explicaciones, en un salvaje
hombre peludo que pasa las tardes luchando con peligrosas alimañas. Doce años
después aparece por ahí otro avión. Como se sabe, pilotear aviones es como andar
en bicicleta: Nunca se olvida. Así Richard le roba el avión a su compadre y
remonta vuelo, peludo, semidesnudo y gruñendo. Logra escapar de la jungla para
caer en un lugar peor: Aterriza justo en la casa de un diabólico científico
loco; el Doctor Marchessi, quien le aplica una fórmula que lo convierte en un
monstruo "perseguidor de doncellas" (¡sic!) . El hombre bestia rapta
a una serie de señoritas y se las lleva a una cueva. Obviamente los pobladores
se enardecen y salen a buscarlo, lo que precipita un final tan increíble como
inenarrable. No contaremos mas de la historia para no echar a perder el misterio.
Solo es imperioso consignar que, antes del happyend de rigor, la película
nos alegra con una explícita "operación al cráneo" para intentar curar
al pobre Richard.
El Hombre Bestia fue rodada en exteriores en las afueras de Rosario.
Algunas pocas escenas en los estudios de la productora Prince Film. Se hizo
con el sistema Movietone, que incorporaba el sonido en una banda paralela a
la imagen, a diferencia de otro sistema de la época como el Vitaphone (el de
The Jazz Singer), que reproducía el sonido en discos de pasta, con los
consecuentes problemas de sincronización.
La cinta tiene un sonido tosco, con doblajes aún peores que los de las películas
de Armando Bo. La banda sonora es imposible, superponiendo alegres valses vieneses
a las escenas más dramáticas. Gran parte de estos problemas son justificables
por la precariedad técnica y por que en Argentina aún no estaba demasiado claro
el concepto de sonorización de un film.
Lo que no se justifican es el guión y el montaje, increíbles y casi sin sentido,
con larguísimas escenas innecesarias –incluyendo una guitarreada– y sin conciencia
de la relación causa–efecto. Evidentemente los intertítulos son el único recurso
que encontraron para explicar medianamente la historia.
Se dice que la película era bastante más extensa que los cincuentayalgo minutos
que se le conocen, y que ese metraje faltante produjo esas inexplicables elipsis
que erosionan el relato. Lamentablemente, nunca vamos a saber que contenían
esas escenas.
A favor de El Hombre Bestia se puede señalar que es un film muy dinámico, que
narrativamente siempre va hacía adelante y con un tema que parece increíble
que se haya filmado en los oscuros tiempos de la llamada "decáda infame". Además
la película incluye muchos exteriores (de gran valor histórico para descubrir
el Rosario de aquellos tiempos) y bastante material "de archivo" –fundamentalmente
escenas de aviación, de batallas y de operaciones quirúrgicas– que le dan aires
de superproducción.
Los actores –probablemente aficionados– parecen algo perdidos en el metraje,
pero no dejan de inspirar una inmensa ternura al darle el cuerpo a estos personajes
delirantes. El único de ellos con algo de chapa era Lito Bayardo, que por aquellos
años ya despuntaba como locutor radial, cantor y compositor. Era autor de tangos
como Duelo Criollo, grabado por el propio Carlos Gardel y tenía ya cierta
experiencia como actor. En 1950 se lo volvería a ver actuando junto a Hugo del
Carril en El último payador. Del resto del elenco no hay noticias sobre
otras participaciones fílmicas.
Lo cierto es que esta perversa historia de un hombre salvaje secuestrador de
señoritas es resuelta con tanta ingenuidad y con recursos técnicos tan cándidos
que, a pesar de sus notables falencias, el film resulta delicioso. Con esa historia
que avanza torpe y confusamente la película logra un nivel de delirio que se
la puede ubicar como la gran joya del cine bizarro nacional. Y definitivamente
hay que entenderla como una de las pioneras del cine ultraindependiente argentino,
realizado al margen de la omnipresente cinematografía de Buenos Aires.
EL AUTOR
Esta
maravilla del séptimo arte es obra de Camilo Zaccaría Soprani, un ítalo–rosarino
pionero de la cinematografía nacional. Soprani fue Jefe de la Página de Espectáculos
del diario La Capital de Rosario y realizó otras películas, como la telúrica
La leyenda del mojón y, como productor, Juan de la Cruz Cuello.
También realizó la polémica cinta Mujer tu eres la belleza (1928) donde,
en la línea del más puro sexploitation, presentaba unas visitas en tono
documental a talleres de pintores, playas de moda y gimnasios como excusa para
mostrar a varias modelos posando desnudas. La película mezcló escenas filmadas
en Francia –las más picantes, aparentemente– con tomas registradas en un estudio
improvisado en Rosario.
En una diario de la época se la promocionaba afirmando que "los más destacados
pintores y escultores de Europa facilitaron sus modelos, sus estudios, sus obras
artísticas inspiradas en lasdesnudeces perfectas de más de mil mujeres".
Esta película costó unos 18000 pesos de la época y se dice que recaudó más de
180000 en sus escandalosas proyecciones rosarinas. Soprani recién reconoció
su trabajo en este film cuarenta años después de su estreno.
Soprani nació en la ciudad italiana de Piacenza en 1893, llegó a Rosario a
los 9 años. Comenzó a trabajar en periodismo en 1912 en medios locales. De 1924
a 1956 formó parte del plantel de periodistas de La Capital de Rosario, donde
llegó a ascender de redactor a jefe del área de espectáculos. Además escribió
libros cinéfilos como "Cine mudo (teoría y práctica cinematográfica)" (1920)
y "Hollywood" (1946).
En un artículo publicado en la revista Sintonía Soprani nos aclara alguna
de sus ideas: "el cine triunfa cuando sus argumentos son cinematográficos,
vale decir, con dinamismo, acción y un escasísimo porcentaje hablado".
Murió el 31 de octubre de 1974, con su obra fílmica prácticamente olvidada.
LAS FECHAS
Roberto
Di Chiara, director del Archivo Fílmico Di Film y poseedor de una de las copias
de Debiazzi, generó una pequeña polémica en torno a El Hombre Bestia.
Según él, la película fue rodada en 1932. Si esto fuera cierto, habría que reescribir
los libros de historia del cine local. Tengamos en cuenta que las películas
fundacionales del cine sonoro argentino, Tango! y Los tres berretines,
son de 1933.
Sin embargo los investigadores rosarinos Fernando Irigaray y Héctor Molina
fijaron definitivamente la fecha a partir de un artículo publicado en La Capital
el 11 de junio de 1934, con el sugestivo título de "Un argumento emotivo", donde
se habla de "una producción que se está rodando", en referencia a las aventuras
del Capitán Richard.
La película se vio en Rosario al año siguiente. Un programa de mano fechado
el 25 de julio de 1935 describe esta maravilla fílmica. "Una producción cinematográfica
fantástica y novelesca, basada en la novela Las aventuras del Capitán Richard,
temible aviador que perdióse en la selva, convirtiéndose en un monstruo de instintos
salvajes por intervención de un médico asesino que ensayó en él una terrible
fórmula química destinada a causar sensación y estragos en la humanidad. La
audacia y el cinismo de un profesional que estrellóse ante la fuerza avasalladora
del destino y mediante la intervención de hombres de bien descubrióse su secreto,
disipándose el misterio que el azar había tejido en torno de tan fantástico
personaje. Con un bello epílogo: la felicidad de una pareja de jóvenes enamorados
se convierte en realidad".
El hombre bestia o las aventuras del Capitán Richard
Tagline: «Sensacional estreno nacional hablado, sonoro y cantado Movietone,
la primera película de aventuras rodada en nuestro país»
Argumento, dirección y fotografía: C.Z. Soprani
Basada en la novela "Las aventuras del Capitán Richard", de C.Z. Soprani.