Seccion: Efectos Especiales (Lecturas: 24187)
Fecha de publicación: Marzo de 2002
Más vampiros, por favor
Nosferatus, dráculas, vampiros... Diversos nombres para designar a un mismo personaje. Un vampiro es un vampiro ?y eso está claro-, pero no todos los vampiros son iguales y, como para gustos se hicieron los colores, de eso se encargó precisamente la cinematografía del siglo XX. Sara Rodríguez Mata

Nosferatus, dráculas, vampiros...Diversos nombres para
designar a un mismo personaje. Un vampiro es un vampiro –y eso está claro
-, pero no todos los vampiros son iguales y, como para gustos se hicieron los
colores, de eso se encargó precisamente la cinematografía del
siglo XX.
En
el primer artículo que escribí para esta revista se trató
el mito del Drácula clásico –nótese mi debilidad por este
personaje -, en el que se reseñó sobretodo a sus dos máximos
exponentes: Bela Lugosi y Christopher Lee. Pero, no podemos obviar la evolución
que ha sufrido el vampiro a lo largo de todas las versiones realizadas por muy
distintos directores y por supuesto, en muy diferentes épocas. Y es que,
estos son los dos factores claves para estudiar la evolución de los personajes
tipo dentro del género del terror: la influencia del estilo del director
y también la época y los cambios sociales en los que se enmarca
el film. Y son, asimismo estos dos factores en los que me he basado para la
investigación sobre la evolución de los personajes tipo en la
cinematografía.
Pues bien, si en la anterior ocasión se reflexionó
sobre la caracterización del vampiro clásico, en esta ocasión
se va a hablar del Drácula moderno, tomando como ejemplo dos películas
representativas de la última década: Entrevista con el vampiro
y Drácula de Bram Stoker.
Además de la caracterización, en esta ocasión
debo hacer una mención especial a la labor de creación de vestuario
–otra parte imprescindible para conseguir la atmósfera y recreación
adecuada de la época -. En el caso de Drácula de Bram Stoker,
la encargada del diseño de vestuario fue la japonesa Eiko Ishioka.
Y no es una casualidad toda la simbología que se denota a través
de los colores, ya que el uso del color obedece a apoyar la caracterización
de los personajes: Drácula va siempre vestido de color rojo.
Sobre
los efectos especiales y el maquillaje, debemos reseñar que fue el propio
hijo de Francis Ford Coppola, Roman Coppola, quien se hizo cargo de supervisarlos
y de dirigir la segunda unidad, labor que se tradujo en la aparición
de su nombre en los títulos de crédito.
Para su versión Francis Ford Coppola optó
por echar mano de unos trucajes sencillos, como por ejemplo, los espejos y muselinas
utilizados para proyectar imágenes. Y aunque parezca que no tenía
intención de realizar espectaculares efectos especiales, no obstante,
si que tuvo que contar con la ayuda de la alta tecnología para la mutación
final del vampiro en humano, la cual fue rodada con una técnica de simulación
por ordenador llamada Morphing.
El maquillador Greg Cannom y los asistentes Matthew
Mungle y Stuart Artingstall fueron los encargados de elaborar todas
las caracterizaciones y cambios de imagen (anciano, hombre-lobo, hombre-murciélago,
etc.), en los que se transformaba drácula.
Gary Oldman, el actor elegido para interpretar al
vampiro, aportó una idea buena, para interpretar su personaje, durante
el proceso de maquillaje. Según cuenta el actor: "Quise darle a
mi cara un tono muy blanco porque Drácula se convierte en un joven de
aspecto físico diferente y no quería verme tan pálido.
Al final, llegamos a un acuerdo."
En cambio, Entrevista con el vampiro demostró
una gran puesta en escena en todos los sentidos. Y contó para ello con
una gran dirección artística encargada de la recreación
de la época.
A
diferencia de Coppola, Neil Jordan sí empleó efectos digitales.
En palabras del propio director, "con la tecnología informática
[...] los efectos especiales son perfectos. Es realmente el avance más
notable desde el color. La usamos para construir paisajes, vistas y ciudades
que existieron en otras épocas y que no se podrían de ningún
modo fotografiar hoy en día." La mayoría de los efectos especiales
usados para esta película, tuvieron que contar con el apoyo de la tecnología
digital, por lo que se contó con la propia empresa del maquillador Stan
Winston, la Digital Domain.
Winston tomó como base la novel a de Rice
para crear el personaje. No fue nada fácil crear una imagen distinta
a todas las anteriores y es que, como dice Winston "todo el mundo quiere
hacer algo diferente y único, algo que no se haya visto anteriormente,
pero si trabajas en el territorio del vampiro estás limitado por ciertas
reglas." Stan Winston puso especial interés en tres características
para conseguir un vampiro diferente: el vampiro debía aparecer con la
piel traslúcida; se desterró el cliché de los típicos
colmillos (el tamaño de los dientes sólo cambiaba cuando iban
a morder); el vampiro era tremendamente seductor, por lo que se hizo hincapié
en los ojos y en la sonrisa. Para ello, se crearon unas lentes de contacto especiales
llamadas animal eyes, que conseguían dar al personaje una efecto
de depredador.
No obstante, como puede comprobarse, los efectos especiales
de tecnología digital se pusieron al servicio de los personajes, como
las transformaciones de Louis y Claudia en vampiros utilizando el citado efecto
morphing.
Es obvio que las diferencias entre los primeros vampiros
del cine y los más modernos, viene marcada por el uso no sólo
ya de los efectos digitales, sino también por la evolución de
las técnicas de maquillaje. Aunque tampoco podemos olvidar, claro está,
los dos factores claves a los que hicimos alusión al comienzo del artículo:
las influencias tanto del estilo del director como de la época en la
que se realiza la película. Si de Bela Lugosi a Christopher Lee, ya encontramos
rasgos diferenciadores, qué decir tiene cuando aparece en pantalla ese
Drácula gentleman de Gary Oldman.
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