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Fecha de publicación: Octubre de 2016
Algunos precedentes de King Kong
Se apunta con frecuencia y bien que el precedente de "King Kong" es, sin más, "El mundo perdido" de 1925. Pero es hora de ramificarnos y evaluar un contexto que sirvió como genuino caldo de cultivo primate.
Darío Lavia
En la década del veinte se comenzaban a difundir fotografías de trofeos de cacería con
espantosas imágenes de “gorilas gigantes” muertos y colgados de las muñecas. Fotografías
como las del watusi y el gorila (The Illustrated London News, 18-02-1922) [1], el criado
Salim y el gorila muerto por Sir Alexander Barns (The Graphic, 29-07-1922) [2] o Attilio Gatti y
su trofeo (circa1930) [3] provocaron terror antaño -por las dimensiones y monstruosidad de las
bestias- y también hoy en día por la crueldad que emanan las imágenes.
1. El watusi y el gorila
2. El criado Salim y el gorila muerto por Sir Alexander Barns
3. El trofeo de Attilio Gatti
El cine no perdió tiempo
en testimoniar el deporte (hoy demonizado) y The Gorilla Hunt (1926) [4] fue un exitoso filme
que combinaba metraje documental con reconstrucción. uno de sus afiches mostraba a un
cazador armado con una pistolita tratando de
repeler a un gorila hiperdimensionado: era el germen
de King Kong.
4. The Gorilla Hunt (1926)
5. Página de Moving Picture World (30/10/26)
Un poco antes, en 1924, el
inquieto H. Rider Haggard había publicado Heu
Heu or, the Monster novela de Allan Quatermain
[6] (narrada antes de su muerte en un libro previo)
acerca de un monstruoso gorila de las montañas
de Rhodesia que acumulaba en una profunda
caverna las víctimas que le ofrece una tribu como
sacrificio ritual. A pesar que en el desenlace se
revelaba que el gorila era un médico brujo disfrazado
y con zancos para parecer más alto, ahí tenemos
otro concepto fundamental que bien pudo
haber sido tomado en cuenta por Merian C.
Cooper.
6. Heu Heu or, the Monster
Más tarde, el remake sonoro de The
Gorilla (1930), comedieta policial de la Warner con un criminal
que comete sus fechorías disfrazado de primate,
hoy perdida en su integridad pero de la que pervive un extraño fragmento que pareciera corresponder a una secuencia onírica
en que se ve a un
gorila gigante avanzando por entre los rascacielos
urbanos (el truco visual recae en un actor disfrazado
de antropoide).
Desde luego en el resto del filme no había nada tan maravilloso como esto, sin embargo, la
idea demostraría ser otro componente seminal
para King Kong.