Seccion: Artículos (Lecturas: 1581)
Fecha de publicación: Octubre de 2016
Antes y después de Lovecraft
Los autores que influenciaron a Lovecraft, así como aquellos influenciados por éste, han sido eventualmente llevados a la pantalla para conformar un interesante nuevo cánon tangencialmente atravesado por mito, fantasía y terror. Agustina Piñeiro
"La pequeña habitación iluminada
por la luz de la
lámpara, la mesa grande,
las sillas de alto respaldo... los libros tapizaban
las paredes; los manuscritos se apilaban
aparte, en archivadores especiales. El
delgado perfil de mi amigo proyectaba una
sombra inquieta en la pared y su semblante
de cera adoptaba, a la luz mortecina, una
apariencia furtiva. En el ambiente flotaba
como el presagio de una revelación portentosa.
Yo sentía la presencia de unos secretos
que acaso no tardarían en revelarse".
Difícil es que el lector no se haya percatado
ya de que esta pluma, perteneciente a
Robert Bloch en el cuento "El vampiro estelar", está describiendo a Howard
Phillips Lovecraft. Ese outsider que sentó
las bases no solo del horror moderno sino
que nutrió e influenció a autores cuyas
páginas también se trasladaron a imágenes.
Y bien sabido es por todo lector lovecraftiano
que el cánon de adaptaciones a la gran
pantalla del autor de semblante furtivo no
ha sido muy fiel a su pluma.
- ¿Le han encargado alguna vez adaptar
alguna obra de su amigo y corresponsal de
tantos años, H.P. Lovecraft? - le preguntaron
en una entrevista a Robert Bloch.
- Nunca me encargaron la tarea de adaptar
al cine obra alguna de Lovecraft. Me
imagino que deben temer que trate de utilizar
como argumento la propia historia de
Lovecraft en vez de lo que hacen usualmente,
tomar solo el título y un par de nombres
de personajes.
Esta portada del Milwaukee Journal del 21/11/44 nos ofrece una interesante nota acerca del precoz Robert Bloch que hablaba de su reciente obra, "Lefty Feep, the Goon from Ragoon" de popularidad por aquel entonces. Para reforzar el artículo, el editor incluyó una instantánea del escritor con particular y grotesca mueca.
Tal y como deja entrever esta humorada
blochiana, el cine no solo escatimó al escritor
de Providence sino que también le fue
bastante infiel a la hora de filmar sus cuentos
e historias. De hecho, la primera película
cánonica, The Haunted Palace (El palacio
embrujado / El palacio de los espíritus-
1963), por motivos comerciales fue anunciada
como inspirada en Edgar Allan Poe. Opuesta suerte corrieron autores que precedieron
e influenciaron a Lovecraft, siendo
generalmente filmados en pocas pero sustanciosas
oportunidades.
La inicial y "nunca desechada posteriormente"
influencia de Lovecraft fue el citado
Poe, ferviente y constantemente llevado al
cine desde sus inicios insonoros. Del resto
de precedentes e influenciadores, el cine
brindó versiones que bien podrían conformar
un nuevo cánon fantástico, si bien dispar,
no por ello menos apasionante.
Fotografía publicitaria de The Haunted Palace con Vincent Price en doble papel, el actual Charles Dexter Ward y el arcaico (y pictórico) Joseph Curwen.
"El misterio de Islington", de Arthur
Machen, autor galés de fertil y prolífica imaginación
de quien Borges recomendó fervorosamente "Los tres impostores", fue adaptado
a la pantalla mexicana como El
esqueleto de la señora Morales (íd-1959) de
Rogelio González.
A diferencia de Haunted Palace, este filme mexicano sí acreditó el auténtico autor de la historia original...
Lord Dunsany, cuya relevancia se evidencia
por la denominada "etapa dunsaniana"
de Lovecraft, escribió una ocurrente
obrita titulada "The Jest of Haha Laba"
representada en Londres en la década del ‘20. Sus derechos fueron adquiridos en los ‘40 por Frank Capra y luego pasaron a
Arnold Pressburger, que produjo la comedia
fantástica It Happened Tomorrow (Arg:
Hoy es mañana / Esp: Sucedió mañana-1944), dirigida por René Clair.
El magistral relato "El wendigo" del
reverenciado por Lovecraft Algernon
Blackwood – en la última década eje de
varias producciones de bajo presupuesto–,
tuvo una primitiva adaptación en el cine
canadiense independiente titulada justamente The Wendigo (1978) realizada por
Paul Kener.
Robert W. Chambers, un autor hoy casi
exclusivamente citado por su colección de
cuentos "El rey de amarillo" - de la que
Lovecraft parecería tomar el horror bibliográfico
que fomenta en la mayoría de sus
relatos - tuvo gran repercusión durante la
etapa silente no solo como autor de novelas
y relatos adaptados al cine sino como consumado
guionista. Al iniciarse el sonoro, misteriosamente cayó en el olvido de los estudios fílmicos y después de los años ‘30, solo se
filmó The Yellow Sign (2001) de Aaron
Vanek.
William Hope Hodgson, autor inglés y
vinculado a Lovecraft en la temática de lo
que podríamos denominar "viaje astral" y
dimensional, escribió "La voz en la noche",
que sirvió de eficaz base para la delirante
pero sobrecogedora Matango (1963) de
Inoshiro Honda, insospechado eco hodgsoniano
del ciclo japonés de horrores atómicos.
"La guarida del gusano blanco", última y
poco conocida novela de Bram Stoker que
se considera perteneciente a la mitología
cthulhuiana debido a la descripción de un
reptil prehistórico que sigue con vida en la
actualidad, tuvo una versión a la manera de
Ken Russell con The Lair of the White
Worm (La guarida del gusano blanco-1988).
Bram Stoker según la particular versión de Ken Russell; es curioso acotar que el realizador trató de llevar a la pantalla una versión de Dracula de la que solo circuló un guión y un curioso afiche.
Y por último, mencionamos a Ambrose
Bierce, digno eslabón entre Poe y Lovecraft
que regó su sabroso cinismo en unos "Cuentos de soldados y civiles" preferidos
por los cortometrajistas de todo el mundo
pero rara vez adaptado en forma de largometraje,
salvo por Robert Enrico que
ensambló el maravilloso tríptico Au coeur
de la vie (Ury: En el corazón de la vida /
Esp: El río del buho-1962).
Los contemporáneos de Lovecraft,
es decir, los autores del famoso "círculo", también llegaron a la
pantalla grande. El principal mantenedor de
los Mitos de Cthulhu, autoproclamado por
su tesón al frente de Arkham House más
que por talento, August Derleth, fue responsable
del relato en que se basó The
Shuttered Room (Arg: El cuarto cerrado /
Esp: ¿Por qué lloras, Susan?-1967).
Pocos amantes del cine ignoran la paternidad
de Robert E. Howard sobre los personajes
que aparecen en Conan the Barbarian
(Conan el bárbaro-1982), Red Sonja (El
guerrero rojo-1985), Kull the Conqueror (Kull, el conquistador-1997) y Solomon
Kane (Cazador de demonios: Solomon
Kane-2009). Fritz Leiber Jr., por su parte, no
solo gozó de varias adaptaciones de su relato "Conjure Wife", Weird Woman
(Amenaza incógnita-1944), la sobresaliente Night of the Eagle (Arde bruja arde-1962) y Witches' Brew (Arg: Guiso de brujas / Esp:
Conjuro de brujas-1980), sino que actuó él
mismo en una extraña y sabrosa mezcla de
terror y fantasía conocida como Equinox
(1970).
Un categórico y significativo fotograma de esa maravilla del cine fantástico británico, Night of the Eagle.
Aunque décadas antes que las influencias
tentaculares ya se infiltraran en las
temáticas de guionistas y realizadores
como John Carpenter, Stuart Gordon, Sam
Raimi, Guillermo del Toro y otros, a principios
de los '70 Lovecraft era (y aún lo es)
tema de discusión que concitaba estas dos
opiniones, valiosas y opuestas:
"Lovecraft es un recluso de su
sociedad, obsesionado por los
residuos de una época menos
tubulenta que se dedica a esparcir pesadillas
caóticas y superficiales a través de sus
torpones relatos. En "El caso de Charles
Dexter Ward", el infeliz Ward vuelve atrás
en el tiempo debido a su fijación por el
pasado. En tanto, su furtivo ancestro
Curwin (sic) vuelve al presente; ambos personajes
son frustrados anacronismos. Si se
hace a un lado el opresivo sensacionalismo
de Dexter Ward, se revela la paradoja de
Lovecraft: él mismo es un reaccionario sin
causa" (Haywood P. Norton).
"Lovecraft fue un adelantado
y un hombre enfermo (o fue
un adelantado por ser un
hombre enfermo). Como enfermo supo sintonizar
la angustia de su mundo, Pero
desde sus años treinta hasta hoy, el terror
ha ido en aumento y hoy siente todo el
mundo lo que entonces solo percibía un
hombre angustiado. Lovecraft es un adelantado
porque, a través de su ansiedad, supo
expresar, aún más que los miedos de su
tiempo, los del mismo porvenir. Y, como
tantas veces sucede, el escritor minoritario
y desconocido se ha vuelto mayoritario y
popular. Los Mitos de Cthulhu traducen en
palabras y conceptos el terror de hoy, ese
terror sin nombre que solo puede expresarse
mediante imágenes de sueño o de locura
apocalíptica" (Rafael Llopis).
En numerosas oportunidades el cine ha
tomado elementos de la cosmogonía lovecraftiana
con resultados mucho más interesantes
que aquellas que pretendían ser
transcripciones fieles de las historias del "Maestro de Providence". El esbozo de una
silueta indescriptible, el descubrimiento de
ruinas megalíticas, un destello de locura
detrás de la mirada de un extraño, nos
remiten a aquellos terrores arquetípicos
que duermen agazapados en los rincones
más primitivos de nuestra mente. Esto nos
lleva al aún no enteramente delimitado
mundo de las películas que absorben temas
y esquemas pero no se revelan abiertamente
como versión de ningún relato puntual.
Un ejemplo de esa tendencia son el telefilm
estrenado en pantalla grande Dark Intruder
(1965), la poco vista y pesadillesca Messiah
of Evil (1973) o el notable opus de Andrei
Tarkovsky Stalker (Stalker, la zona-1979).
Estos precedentes germinaron en tres válidas
evidencias de la silenciosa recurrencia
de Lovecraft en la pantalla: Alien (Alien, el
octavo pasajero-1979) de Ridley Scott, The
Thing (La cosa-1982) de Carpenter y The
Evil Dead (Diabólico / Posesión infernal-
1983), con su mini-precedente Within the
Woods (1978), ambas de Sam Raimi.
Sus conexiones con el acervo lovecraftiano
son menos ambigüas debido a que estos
realizadores evolucionaron de inquietos y ávidos lectores a émulos y transpoladores
al celuloide de ideas y recursos. En Alien,
por ejemplo, es posible reconocer el esquema
conceptual del relato "La declaración de
Randolph Carter" – además de la sólida
influencia plástica de H.R. Giger, autor de
dos volúmenes ilustrados del imaginario "Necronomicon". En tanto, The Thing, a
pesar de provenir de una novela de John W.
Campbell, mantiene similitudes con el relato "En las montañas de la locura". Los estudiosos
de John Carpenter la consideran germen
de una ambigüa trilogía "apocalíptica"
que continuó con Prince of Darkness (Príncipe de las tinieblas-1987) y concluyó
con In the Mouth of Madness (En la boca
del miedo-1995).
En el clima de The Thing, John Carpenter imprimió toda la impronta lovecraftiana.
A la constante afluencia actual de adaptaciones
pretendidamente fieles de H.P.
Lovecraft –consecuencia de que el paso del
tiempo ha asignado su importancia como
influencia en todo un género – se suma la
difusión del resto de los autores, inspiradores
y discípulos de Lovecraft, con obras que,
pertenecientes o no a los Mitos de Cthulhu,
conforman una temática que obligan a
ampliar las miras de apreciación de aficionados
y estudiosos por igual.
Amplíe sus conocimientos sobre Lovecraft y su círculo en www.lovecraftiana.com.ar (en la inminente celebración de su décimo aniversario).
Bibliografía
Bradley, Matthew, Momma’s Boy – A
Conversation With Robert Bloch – Filmfax #40 (Agosto / Septiembre 1993)
L
lopis, Rafael (compilador) Los Mitos de
Cthulhu, (Bruguera, 1968)
Norton, Haywood P, The Strange Case of
Howard Phillips Lovecraft – Castle of
Frankenstein #18 (1972)
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