Seccion: Artículos (Lecturas: 508)
Fecha de publicación: Octubre de 2018
Bela Lugosi y las mujeres
El húngaro inmortal y algunos conceptos que darán que hablar a ellos y ellas... Bela Lugosi
En la década del treinta los estudios descubrieron que las películas podían mejorar sus ventas y distribución acompañándolas con los llamados pressbooks, es decir, cuadernillos con diversos diseños de publicidades, promociones para los lobbies del cine, artilugios publicitarios, entrevistas y artículos sobre la película que podían reproducirse libremente en periódicos y revistas locales.
De ahí que es riesgoso atribuir enteramente a los artistas las entrevistas o comentarios que se publicaban en los pressbooks, en algunas ocasiones bien podían ser fruto del departamento publicitario. Sin embargo este artículo no está muy alejado del sentido revulsivo que habitualmente se identifica a Bela Lugosi y si bien sus opiniones pueden parecer extemporáneas leídas hoy en día, no cabe duda que se corresponden con Lugosi el personaje público.
"Extrañas criaturas... las mujeres.
Aman el horror".
Esta es la aseveración de Bela Lugosi
que suele considerarse delineador
de personajes horroríficos de la pantalla.
Antes de su debut en la pantalla, Lugosi
protagonizó durante tres temporadas
la producción teatral de Drácula y
ahí descubrió que las espectadoras teatrales
eran las más ávidas por emociones
truculentas.
– Hay algo en el make-up de una mujer –nos dice Lugosi–, que se asocia con el
horror. Se relamen sobre cosas repulsivas
que causan desagrado al hombre
promedio. Constantemente buscan lo morboso y lo insalubre, alimentando el
apetito subconsciente que demanda horror en sus más espantosos detalles.
«Cuando estaba en el Drácula de la escena, mi público se componía mayoritariamente
de mujeres. Venían una y otra vez, excitadas con la chocante historia. Al
decir verdad, también había muchos hombres en el público, pero la mayoría eran
llevados por mujeres, apetentes por las sutilezas sexuales implícitas al compartir
los aterrorizantes incidentes de la obra.
«De la misma manera, las mujeres fueron
las que más quedaron atrapadas e intrigadas por la versión cinematográfica de la
obra. El monstruo chupasangre incita extraños pensamientos y extraños deseos.
«Las mujeres son las únicas que visitan constantemente los cementerios. Aparentemente
para llorar a sus difuntos pero subconscientemente para refocilarse
sobre la muerte. En el repetido relato que hace una mujer de los detalles y circunstancias
de la muerte de su marido, deducimos cierta salvaje satisfacción en la
narración de circunstancias que son mejor olvidar. La mujer es mayoría entre los
espectadores de juicios por asesinato y entre más horripilantes sean los crímenes,
más intensa será la atención prestada a cada detalle revelado o relatado por los
testigos.
«Las mujeres hicieron todo lo posible en su frenético deseo de estar lo más cerca
de las trincheras durante la Guerra Mundial siendo su deseo genuino llevar auxilio
y alivio a los heridos pero, en lo subconsciente, ese salvaje deseo de estar en
medio de los que sufren y los mutilados. No es que ingresaron al servicio por
ningún motivo indigno, sino que se ven conducidas por un sentimiento que
desde tiempos inmemoriales ha sido atributo del sexo femenino.
«Son mujeres las que componen la grey de las sesiones espiritistas, bajo la idea
que pueden estar en contacto con sus muertos y de esta manera, alimentar un
morboso anhelo de sexo.
Fuente: Pressbook de Murders in the Rue Morgue (1932)
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