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Fecha de publicación: Octubre de 2018
James Bernard: Latidos musicales para el No-Muerto
Una radiografía de la partitura de "Drácula" de Terence Fisher nos lleva a su creador, James Bernard.
Eduardo J. Manola
Todo amante de las cintas de la
Hammer, productora británica que
por décadas profundizó como ningún
otro estudio los estilos del cine
de horror, ha sentido seguramente correr
por sus venas las notas musicales de sus
principales bandas sonoras, tal como la sangre
corría por los cuellos de las más voluptuosas
féminas que poblaban sus films. Aún
aquel que no preste atención a las partituras
que inciden en las películas, se habrá
sorprendido en algún momento por la fuerza
de algún conjunto de notas que resaltaron
una escena específica.
Las películas de la Hammer se caracterizaban
por su cuidada producción escenográfica,
por la ambientación de época,
decorados, el vestuario y las localizaciones
en exteriores. De la misma manera, las bandas
de sonido respondían a compositores
de calidad, contratados entre los más reconocidos
del momento, aunque no los más
caros, ya que el estudio no contaba con presupuestos
como los de Hollywood.
El departamento musical estaba a cargo
de un director, cargo primeramente cubierto
por John Hollingsworth y luego por Philip
Martell, ambos músicos de renombre en las
Islas. La estrechez presupuestaria obligaba
a elaborar las bandas sonoras en no más de
cinco semanas, lo que suponía una clara
restricción a la libertad creativa y un verdadero
reto a la imaginación y el talento de los
compositores.
Universal utilizó para su famoso ciclo de
monstruos (Drácula, Frankenstein, La
Momia, El Hombre Lobo) partituras del
repertorio clásico, como por ejemplo el
famoso tema de El lago de los cisnes (Swan
Lake, Op.20 - 1877 de Tchaickovsky), por lo
que podemos decir que fue aún más ahorrativo
que Hammer.
Pese a estas limitaciones, los resultados
de la política musical de la "Casa de la
Sangre" fueron excelentes y quien mejor
desarrolló su habilidad fue sin duda James
Bernard, que no solo componía sino que
además orquestaba sus partituras. Celoso
del producto final de su trabajo -sostenía
que "...nadie mejor que el autor para dar el
toque preciso a su obra..."-, realizó los arreglos
de todas sus composiciones. Además,
jamás escuchaba partituras de otros colegas
para evitar la influencia inconsciente
sobre sus propias ideas musicales.
Gran parte de las producciones de la
Hammer llevaban el sello de Bernard en el
apartado musical, habiéndose iniciado con
su trabajo para The Quatermass Xperiment
(Arg: Pánico mortal / Esp: El experimento del Dr.
Quatermass-1955), y creando lo que se
llamó el "sonido Hammer". Sin duda su
obra más lograda fue la banda de sonido
compuesta para Dracula (Drácula-1958),
film que es considerado la mejor adaptación
cinematográfica del personaje creado
por Bram Stoker, superior al protagonizado
por Bela Lugosi para la Universal.
La definición del "estilo Bernard" la
encontramos tanto en la saga del Príncipe
de las Tinieblas como en la del Barón
Frankenstein. Así como el tema de la ducha
de Psicosis de Bernard Herrmann y el furioso
sonido del Tiburón de John Williams son
marca registrada, el Main Title que Bernard
creó para Drácula es un ícono en la mitología
musical del cine de horror.
Es imposible no asociar las potentes tres
notas del leit motiv al nombre del personaje,
que parecen gritar las sílabas "Dra-cula"
al son de los instrumentos de viento y
una marcada base percusiva, que Bernard
repetirá a lo largo de la cinta, cada vez que
la aparición del monstruo deba ser destacada.
Luego la banda sonora se convierte en
una sucesión de temas que refuerzan el leit
motiv, entremezclados con pasajes melódicos
de raigambre gótica y verdaderas
"carreras percusivas" (bronces y tambores)
en tono de crescendos para subrayar las
escenas de tensión y los ataques del vampiro.
Tanto Bernard como los demás compositores
contratados por la Hammer, lograron
jerarquizar las producciones aportando una
calidad musical no habitual en el género,
acostumbrado a la utilización de sonidos
ambientales, disonancias y ruidos generados
por sintetizador o instrumentación
electrónica. Las ediciones discográficas de
la música de la Hammer han proliferado en
los últimos tiempos, especialmente gracias
al sello GDI que ha lanzado títulos no disponibles
hasta ahora, sacados de masters originales
y remasterizados digitalmente.
De mejor calidad fueron las viejas y excelentes
ediciones de Silva Screen, cuyo responsable
era Philip Martell. Dos discos que
incluían suites de Drácula, Dracula: Prince
of Darkness (Drácula, príncipe de las tinieblas-
1966), Dracula Has Risen from the
Grave (Drácula vuelve de la tumba-1968) y
Taste the Blood of Dracula (Pruebe la sangre
de Drácula-1970), además de temas
de Hands of the Ripper (Las manos del
estrangulador-1971) de Christopher
Gunning, una especie de relato radiofónico
de Dracula y una introducción de la serie
televisiva Hammer House of Horrors
(Arg [tv]: Teatro de horror-1980) narrados, respectivamente,
por Christopher Lee y Bill Mitchell
con música de James Bernard.
El Tema Principal de Drácula es el típico
ejemplo de cómo la genialidad de un creador
encuentra su cénit. Con tres simples
notas logra delinear musicalmente al clásico
personaje, convirtiéndolas en latidos
vitales para el no-muerto.