Seccion: Películas (Lecturas: 1563)
Fecha de publicación: Octubre de 2018
El vampirito que arañaba el vidrio
Millares de televidentes se atemorizaron frente a la primera emisión de "Salem's Lot", traumático clásico de la década del ochenta que, sin embargo, se había rodado en 1979. Leandro Arteaga
Cuando Salem's Lot (Arg [tv]: La noche de los vampiros / La noche del vampiro / Las brujas de Salem / Esp [tv]: El misterio de Salem's Lot) se estrenó, se produjo un antes y después. ¿Quién no la recuerda? La pantalla chica se había convertido, de repente, en recuadro de pesadillas, con momentos fúnebres y vampíricos para la posteridad. Un resultado notable, destinado a convertirse en una de las mejores películas basadas en libros de Stephen King.
Para llegar al estreno de los días 17 y 24 de noviembre de 1979 (CBS), Salem's Lot tuvo que recorrer un camino no exento de traspiés. El inicio, desde ya, lo supuso la novela, publicada en 1975, rápidamente adquirida por Warner Bros. en virtud del éxito de Carrie (1976, Brian De Palma), también basada en un libro de King. Con destino inicial de pantalla grande, el guión tuvo varios tratamientos, a través de Larry Cohen, Stirling Silliphant y Robert Getchell. Para el lugar del director, se llegaron a barajar los nombres de Larry Cohen y George A. Romero. Pero nada de todo esto llegó a conformar, y el asunto quedó algo embrollado.
La noche que la pantalla chica se convirtió en un recuadro de pesadillas
Entre otros motivos, la dificultad fundamental la ofrecía el libro: la trama de King es extensa, compleja,con múltiples plots. De manera tal que una versión digna, creíble, se revelaba como un trabajo interminable. El rumbo habría de encontrar un cauce definitivo a partir de la inclusión del productor Richard Kobritz. Fue él quien planteó la alternativa televisiva, desde el formato miniserie y con una duración cercana a las cuatro horas. Más aún, a Kobritz se debe la elección de Tobe Hooper para la silla del director.
Si bien Hooper contaba con la recomendación de
William Friedkin –quien ya había filmado The Exorcist (El exorcista-1973)–, lo que decide finalmente a Kobritz es The Texas Chainsaw Massacre (El loco de la motosierra-1974), la temprana obra
maestra del realizador. Está claro que a Kobritz no le faltaba perspicacia,
su proyecto previo había sido el éxito Someone's
Watching Me! (Arg [tv]: Alguien me vigila-1978), con dirección de John
Carpenter. Un acierto que le situaba de manera indicada, y que
permitió la continuidad de un mismo criterio si se tiene en cuenta
la apuesta del productor por realizadores jóvenes, de talento
precoz. Por otra parte, la redacción del guión cayó finalmente en
manos de Paul Monash, quien ya había cumplido misma tarea, si
bien sin acreditar, en Carrie.
Salem's Lot se filmó entre julio y agosto de 1979. Fueron 37
días de rodaje, 14 de ellos dedicados a la localidad de Ferndale,
un pueblito de California del Norte
convertido en la Jerusalem's
Lot del argumento. El costo del film tocó los cuatro millones de dólares,
y significó el ingreso de Tobe Hooper
al mundo de los grandes
presupuestos. Según explica John Kenneth Muir (en Eaten
Alive at a Chainsaw Massacre: The Films of Tobe Hooper,
McFarland, 2002), el film anterior del director, Eaten Alive (1976), había costado sólo medio millón. El loco de la motosierra,
muchísimo menos.
En cuanto a las directivas, Hooper debió pensar en dos cortes. Uno destinado al mercado y los lineamientos de la CBS, y otro
dedicado a las posibles exhibiciones en salas europeas.
El realizador
no sólo cumplió en tiempo y forma, sino que logró uno de los
hitos del género de terror. Su estrella en ascenso tendrá rúbrica
posterior con esa película maldita que es Poltergeist (Poltergeist:
Juegos diabólicos-1982), debido a la injerencia obsesiva de su
productor: Steven Spielberg. Si bien con suerte errática, Hooper
se consolidaría como uno de los miembros valiosos de una nueva
generación de cineastas, abocados al género terrorífico de calidad;
entre ellos: John Carpenter, Wes Craven, George A. Romero,
Larry Cohen, John Landis.
La caracterización de Reggie Nalder, una licencia que benefició el producto
Es cierto que Salem's Lot ha sido acusada de reduccionismo, al
no contener la totalidad de elementos y situaciones que sobreabundan
en la novela original. Pero habrá que tener en cuenta que
se trata de un formato diferente, con otra dinámica y necesidades.
De manera perspicaz, el guión de Monash apela a lo esencial,
y se permite licencias que resultarán benéficas. Entre ellas,
la caracterización de Kurt Barlow, el vampiro legendario, símil
Drácula, que interpreta Reggie Nalder. el maquillaje pretendidamente
parecido al del conde Orlok de Max Schreck, en Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (Nosferatu-1922) de F.W. Murnau, no sólo alteraba la descripción que del personaje
sugiere King en su libro, sino que atendía a la decisión del productor. Es decir, el responsable de tamaña alteración fue Kobritz. La
posteridad le dio la razón. (Esos productores, se entiende, de cine
sabían.) De manera tal que la combustión fue fructífera. Con la
puesta en escena en manos de un realizador artesanal, que
demostró capacidad para el sostén del relato, con respeto por las
tandas comerciales, y la creación de algunas de las mejores escenas
truculentas jamás vistas.
Para precisar de modo rápido el argumento, Salem's Lot es la
historia de Ben Mears (David soul), un novelista que vuelve al
pueblito de su infancia. ¿Qué es lo que lo motiva? Será dilucidado
de a poco. El secreto descansa en la casa marston, habitada por
fantasmas de historias malditas, ahora con un inquilino taciturno,
Richard Straker (James Mason), quien demora en habilitar una
tienda de antigüedades en el pueblo mientras espera un cargamento
especial. Así como Mears procura desentrañar el misterio
de esa casona oscura, que le tiene intrigado desde su niñez,
varias historias se entretejen, todas conducentes a converger
para habilitar el enfrentamiento final. Es decir, el pueblito de Salem oficia como punto de partida para la invasión vampírica.
Straker es quien cumple las tareas serviles, a la espera del amo.
El duelo final no sólo dejará puntos suspensivos y amargos, sino
que cierra la historia de manera cíclica, al conectarla con el inicio.
Vale decir, Salem's Lot es un racconto, en donde Mears y un niño
recapitulan sobre los pormenores que les llevaran a Guatemala,
casi refugiados en una iglesia. El desenlace completa como epílogo
y hace de este enfrentamiento un término y un reinicio. La carga malvada que persigue a Mears está lejos de desaparecer.
Geoffrey Lewis, parte de una de las historias convergentes del enfrentamiento final
La habilidad de Tobe Hooper ha sido referida numerosas veces,
al tomar como ejemplos las apariciones de Barlow, el vampiro
legendario (rodeado de bruma, sin habla, como una sombra mortal),
así como la que concierne al niño vampiro que busca a su
hermano durante la noche, con sus uñas arañando el vidrio de la
ventana, flotando y de ojos alucinados. Además, el chico que
acompañará a Mears en la aventura se revela como un fan del
cine de terror: su habitación está repleta de posters y muñecos
dedicados a los clásicos de la Universal. Un homenaje al cine que
no es un mero guiño al espectador, sino elección que será cuestionada
por los padres del protagonista, preocupados por los gustos
de un hijo algo "raro", solución semejante a la que esgrimirán
Romero y King en Creepshow (Creepshow: El festín del terror-1982).
En otras palabras,
Tobe Hooper se relevaba
por entonces como
un realizador hábil
para la relectura de la
tradición fílmica y los
géneros cinematográficos,
a la par de una
mirada social corrosiva.
Aspectos coincidentes
con la obra literaria
de Stephen King,
quien también ha
escarbado de manera
impiadosa en su sociedad.
El terror oficia en ellos como metáfora oscura y reverso
moral. La adhesión de King a la versión de Hooper permite tal
relación: "Cuando me enteré de que el libro iba a ser llevado a la
televisión en lugar del cine, sentí una gran decepción. La televisión
tiende a quitar de la historia todo aquello que pueda molestar
al espectador 'promedio'. Pero la decepción no se tradujo al
producto terminado. Fue hecho para la televisión, pero estuvo
bien hecho para la televisión". (Famous Monsters of Filmland,
1980, entrevista de Paul Gagné).
Publicidad de "Noche de lobos" (La Vanguardia, 13/09/1992)
El éxito suscitó una secuela tardía y una remake. La primera, en
manos de Larry Cohen y destinada al cine: A Return to Salem's
Lot (Arg [v]: El regreso de las brujas de Salem-1987); la segunda, con dirección de Mikael Salomon: 'Salem's
Lot (Esp [dvd]: El misterio de Salem's Lot-2004), con formato miniserie y producción de la cadena TNT.
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