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Fecha de publicación: Octubre de 2018
Goblin, un duende rojo sangre
Apreciación musical de dos bandas sonoras para no dormir: "Profondo rosso" y "Suspiria".
Eduardo J. Manola
Hablar de Goblin es hablar de
Argento, y viceversa. Es hablar
de la más rancia estirpe del "giallo"
y horror italianos. Celuloide
y partitura que chorrean sangre
por los cuatro costados. Las más memorables
cintas de Dario Argento no serían lo
mismo sin las bandas de sonido que el
grupo de rock compuso para el cineasta,
especialmente para sus dos íconos cinematográficos:
Profondo rosso (Arg: Rojo
profundo / Esp: Rojo oscuro-1975) y Suspiria (íd-1977).
Goblin ("duende" en idioma inglés) es
una banda italiana de rock progresivo de
estilo sinfónico que, aprovechando una
jugada del destino, adaptó su música a la
industria del cine, principalmente en el
género del horror de la década del 70. El
alma mater del grupo era el tecladista
Claudio Simonetti, talentoso músico cuyos
orígenes datan de los años 60 cuando formaba
parte de un trío denominado Il ritratto di Dorian Gray, que durante
dos años tocó hard-rock italiano, y del que
no se dispone registro alguno.
Las raíces de Goblin provienen de un
grupo llamado Oliver, que en 1972 formaran
el mencionado tecladista Claudio
Simonetti y el guitarrista Massimo
Morante, quienes reclutaron al bajista
Fabio Pignatelli y al baterista Walter
Martino. En 1973 grabaron algunos
"demos" y salieron hacia Londres en busca
de contactos. Su música, con claras influencias
en grupos como Yes, Génesis, King
Crimson, Gentle Giant y Emerson, Lake &
Palmer, interesó al magnate Eddie Offord
(en ese momento productor de Yes) quien
les pidió que se mudaran a Londres. Luego
de algunas dudas, viajaron a dicha ciudad
pero justo Offord se había ido de gira con
Yes a Estados Unidos, así que los Oliver se
vieron desairados. Luego de algunas presentaciones
en teatros de mala muerte y de
varios intentos por cerrar acuerdos con
algunas de las casas editoras de discos londinenses,
se volvieron a Italia.
Allí, a través de un contacto que
Simonetti tenía en la empresa Cinevox Records (reconocida editora discográfica
italiana), en la que trabajaba como músico
de sesión de soundtracks, la banda obtuvo
un contrato, incluyó al vocalista Tony
Tartarini (que cantaba con la banda L’uovo di Colombo), y grabó su primer LP, cambiando
el nombre a Cherry Five por exigencia
de la editora.
Como Cinevox producía principalmente
soundtracks, y Cherry Five tenía un sonido
peculiar, les ofrecían mayormente interpretar
y arreglar las composiciones que otros
músicos hacían para películas.
Así, en 1975 se les ofreció trabajar con el
reconocido compositor Giorgio Gaslini,
director musical de los Estudios Cinecittà,
en la "colonna sonora" del debut de Dario
Argento en el género del horror: Profondo rosso (1975), cinta concebida para
aprovechar el filón de El exorcista.
Gaslini dejó el film como consecuencia de
una pelea con el director por lo que
Argento, que había pensado inicialmente
en Ennio Morricone para orquestar Profondo rosso, decidió mantener a Cherry Five, pero le dio una noche para escribir el
score y un día para grabarlo.
La banda cambió su nombre a Goblin, ya
que Cherry Five no pegaba para el estilo
cinematográfico al que estaban ingresando,
y además se confundía con el título de su
primer LP.
Goblin reescribió la mayor parte del
score de Gaslini pero Argento, al principio
no había quedado muy conforme con el
resultado de los temas y se involucró personalmente
en las sesiones de composición,
deliberando con Simonetti respecto de qué
quería para cada escena de la película.
Profondo rosso logró un enorme
éxito comercial, como así también la banda
sonora, totalmente instrumental, que llegó
al tope del ranking italiano (manteniéndose
durante 52 semanas), y vendiendo un
millón de copias en el primer año.
El famoso, oscuro e hipnótico "tema principal"
(ver partitura) se convirtió en un
instantáneo "hit", con base en los fraseos
del teclado de Simonetti (una verdadera
marca de fábrica del grupo) que taladran la
capacidad auditiva con un repiqueteo difícil
de olvidar a través del empleo del
Hammond, mellotron y clavicordio, reforzados
con un riff del bajo al mejor estilo jazzrock
y la batería que remata el leit motiv.
Cabe recordar, como dato anecdótico,
que el album original incluía, en el "side B",
un par de temas orquestales originales de
Gaslini.
Si algo hay para reprochar de esta banda
de sonido es el tema "Mad Puppet", que
constituye, a partir del minuto cincuenta y
siete de audición, un descarado plagio del
segundo fragmento del tema "Tubular
Bells" (Campanas Tubulares) de Mike
Oldfield (recordemos que el inicio de dicho
tema fue usado en la banda sonora justamente
de El exorcista).
Tras el tremendo éxito de Profondo rosso, los Goblin reafirmaron su talento
componiendo la banda sonora de Suspiria (1977), la nueva cinta de horror de Argento,
que cuenta las peripecias de una estudiante
de ballet americana (Jessica Harper) que
viaja a Freiburg (Alemania) para incorporarse
a un escuela de baile, sin saber que era
regenteada por unas terroríficas brujas.
El álbum, considerado la obra maestra de
Goblin y fuente de inspiración de grupos de
heavy metal como Cathedral y Skyclad,
introduce la electrónica por encima de los
demás instrumentos, combinando efectos
sonoros de todo tipo, susurros, lamentos,
latigazos, campanas, etc.
El tema principal (ver partitura) introduce
una melodía persistente, penetrante,
otra vez muy parecida a "Campanas
Tubulares", pero acompañada por acordes
de celesta y un fondo coral de "nana"
siniestro que pone los pelos de punta,
reforzada con unos golpes percusivos que
acentúan el exotismo del tema, cuyo fragmento
final agrega batería y voces macabras.
Los demás temas incluyen la utilización
de mellotron y órgano de iglesia (Markos),
variados gemidos de mujeres (Sighs), efusiva
percusión metálica (Opening of the
Sighs), cantos de características indígenas y
gritos (Witch).
Los temas "Black Forest" y "Blind
Concert", por el contrario, escapan a la
onda madre de la banda sonora específica,
y lejos de resultar música incidental (es decir aquella que "incide" en las escenas),
se decanta por un estilo más típicamente
musical, con base electrónica tipo
Tangerine Dream y un trasfondo de raigambre
jazz-rock.
El album cierra con el tema "Death
Valzer" interpretado en la película por el
pianista ciego y que algunos dicen que no
fue compuesto por Goblin sino por el propio
pianista.
Contrariamente a lo que ocurrió con
Profondo rosso, para Suspiria los
Goblin tuvieron más tiempo. Tardaron tres
meses en componer esta banda sonora y lo
aprovecharon para experimentar.
"Tratamos de usar un montón de instrumentos
étnicos como la tabla y el bouzouki,
e hicimos muchas grabaciones de sonidos
que nosotros mismos creamos, porque
en 1977 no había samplers, ¿saben?..."
decía Simonetti en una entrevista.
El proceso comenzó con una batería de
"demos" que Simonetti grabó con la banda
después de leer el guión de Suspiria:
"...Dario usó esa música en el set de filmación
para ayudar a los actores durante las
tomas.." dijo Simonetti.
Sin embargo, toda esa música incluida en
los "demos" no fue utilizada en la banda
sonora definitiva y Simonetti justificó que: "...normalmente, cuando uno compone
música desde el guión, no sé por qué pero
no funciona!!!!..."
Argento le explicó a Simonetti que necesitaba
que la audiencia sintiera que las brujas
estaban ahí todo el tiempo, aunque no
aparecieran en la pantalla. Para eso,
Simonetti repitió el uso de voces que, en
todo el score se oyen susurrando insistentemente
la palabra "witch", especialmente en
el leit motiv, o canciones de cuna (lullaby)
macabros.
Incluso, el deseo de satisfacer a Argento,
llevó a Simonetti a alquilar un "big moog",
el legendario sistema modular usado por
Keith Emerson en la popular banda
Emerson, Lake & Palmer, de la que
Simonetti era fanático. Este sistema tenía
un "sequencer" que permitía crear sonidos
electrónicos originales, algo que ahora se
hace fácilmente con computadora pero que
no existía en esa época, y para que lo ayudara
en esa tarea, contrató al compositor
italiano de música electrónica Felice
Fugazza (que había compuesto el álbum
Megamoog), quien colaboró con Goblin
en las sesiones de grabación para integrar
el novedoso instrumento al score.
Las innovaciones de Goblin y especialmente
de su cerebro, Claudio Simonetti, en
la utilización del sintetizador para una
banda sonora fueron pioneras, ya que en
esa época no era común musicalizar un film
con música electrónica sino que lo usual era
la orquestación incidental o la inclusión de
temas de alguna banda popular o una selección
de ellos. En los años 80 el sintetizador
y la máquina de percusión electrónica fueron
más comunes, y el sonido de Goblin y
su estilo pegaron fuerte en el alma de un
cineasta que se convirtió en un grande del
horror, John Carpenter, quien componía
personalmente las bandas de sonido de sus
films, y que le confesó a Simonetti que,
cuando compuso el score de su obra maestra
Halloween se inspiró directamente en
el trabajo de Goblin para Profondo rosso.
En la década del '70, mientras John Williams esculpía la monumental banda
sonora de Star Wars , un duende atrevido
hacía de las suyas en otras latitudes. Era un
DUENDE ROJO SANGRE... un DUENDE musical
llamado Goblin.