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Fecha de publicación: Agosto de 2001
Horror gótico
Penumbras, ambientes oníricos, castillos desolados, cementerios con estatuas destruidas y, sobre todo, seres espectrales, son los elementos que en mayor o menor cantidad han estado presente en lo que se ha denominado cine gótico. Rubila Andrea Araya Ariztía
Publicado originalmente en la Revista Virtual Escáner
Cultural, de Chile
Las Sombras y Demonios del Cine
Penumbras,
ambientes oníricos, castillos desolados, cementerios con estatuas destruidas
y, sobre todo, seres espectrales, entre los que destaca como símbolo
la figura demoniaca, misteriosa, pero a la vez inevitablemente atrayente del
vampiro, son los elementos que en mayor o menor cantidad han estado presente
en lo que se ha denominado cine gótico, cuya trayectoria desde los tiempos
del cinema mudo hasta hoy, ha captado miles de seguidores en el mundo, transformándose
así en todo un objeto de culto.
El nombre gótico lo toma de la corriente artística surgida
alrededor del siglo XV, traspasada al mundo cristiano por los bárbaros
godos, que se caracteriza por una arquitectura de formas lineales y estilizadas
en un intento por alcanzar el cielo y así unir lo terrenal con lo divino,
representando la visión que la iglesia medieval tenía de una ciudad
celestial.
Este pensamiento también abarca las otras ramas del arte como la
pintura y la escultura, donde se recrean temas profanos, y su concepto es usado
para denominar una corriente literaria surgida a fines del siglo XVIII, que
explota el tema de la muerte como destino inevitable, que al tiempo que alberga
a las criaturas más oscuras y temibles, ejerce un poder de atracción
inexplicable en el hombre, inmerso en un ambiente en que la ensoñación
y lo real se confunden en la soledad de la noche.
En la actualidad, el gótico se ha transformado en toda una corriente
y para algunos un estilo de vida, que se confunde con otras tendencias como
el dark y el vampirismo, cuyos seguidores se basan tanto en sus comienzos medievales,
como en sus manifestaciones más modernas.
Drácula y Frankenstein, Símbolos Góticos
La concepción gótica es llevada al cine en su estética
y temática, desde el nacimiento de éste y se caracteriza por recrear
atmósferas tétricas y enrarecidas, en que las arquitectura y paisajes,
llenos de formas con bordes difuminados, y la poca iluminación, capturan
las sombras más escalofriantes y crean una sensación indescifrable
de irrealidad.
Los primeros pasos del cine gótico se remontan a los comienzos del
expresionismo alemán, donde la primera película que marca la pauta
para una configuración de lo que después se consideraría
horror gótico es El gabinete del doctor Caligari, dirigida por
Robert Wiene en 1919.
El vampirismo, tema gótico por excelencia, llega al cine mudo alemán
con la adaptación no acreditada de la novela de Bram Stocker,
Nosferatu, el vampiro (F. W. Murnau- 1922). El film, considerado
la máxima expresión del género vampírico, narra
la historia de misteriosas muertes en un pueblo atribuidas a la peste negra,
pero que en realidad son causadas por el conde Orlock (interpretado por
Max Schreck), que impulsado por su sed de sangre sale de su castillo
y recorre distancias en barco, para llegar a este lugar donde podrá conocer
y poseer a una mujer cuyo retrato lo ha cautivado.
El influjo que tiene sobre la joven mujer y su sentimiento hacia ella, tanto
como los paisajes naturales y desolados, hacen que en Nosferatu, se atisben
rasgos del género romántico, cosa que también sucede en
la literatura gótica. Caracterizan a esta película, las grandes
sombras que anteceden al demoniaco conde cuando se acerca a sus víctimas,
siendo el instante que más representativo, la clásica escena en
que este vampiro calvo, de orejas puntiagudas y dientes afilados, entra silenciosamente
al cuarto de su amada para morder su blanco cuello y beber su sangre, mientras,
sin darse, cuenta es sorprendido fatalmente por el sol de la mañana.
Con El fantasma de la ópera, dirigida por Rupert Julián,
Estados Unidos da su primer paso en el cine gótico en 1925 a cargo de
los estudios Universal. Conocida es la historia de amor tortuoso y no correspondido
de un hombre que debido a su rostro desfigurado por el fuego, se esconde en
las catacumbas medievales ocultas debajo de un teatro de ópera gótico,
de las cuales sólo sale cubierto por una máscara para ver cantar
a Chrstine Daae, de quien está tristemente enamorado.
Ya
en tiempos de cine sonoro, la Universal lleva a la pantalla Drácula
(Tod Browing- 1931); en la adaptación de la novela de Stocker,
Bela Lugosi hace la interpretación más recordada del estereotipado
conde de elegantes estilo y larga capa negra de revés rojo. El éxito
de la película marcó la pauta para una seguidilla de películas
de terror en los años '30, como La hija de Drácula, dirigida
por Lambert Hillyer en 1936.
Otro célebre personaje literario es llevado al cine en esta década,
Franskenstein, creado por la escritora Mary Shelley en una lluviosa
noche de 1816, en que en una velada en el castillo suizo de Lord Byron,
junto al poeta Percy Bysshe Shelley (su marido) y a otros intelectuales,
aceptó el desafío de escribir la más escalofriante historia
de terror.
En la versión de 1931 de la Universal, dirigida por James Whale,
el infeliz monstruo es interpretado por otro icono del cine de horror, Boris
Karloff, cuya personificación y maquillaje, forjaron la imagen más
representativa del triste personaje de Shelley.
Al Frankenstein clásico se agrega una curiosa saga de películas
como La Novia de Frankenstein (James Whale-1935), El hijo de Frankenstein
(Rowland Lee-1939), El fantasma de Frankenstein (Earle C. Kenton-1942)
y Frankenstein contra el hombre lobo (Roy William Neill-1943).
Inglaterra y la época dorada
En los años sesenta y setenta el predominio del cine gótico paso
a Inglaterra, siendo su responsable la Hammer Films, que produjo numerosos
remakes de clásicos como Drácula, Frankenstein,
El hombre lobo y La momia.
En
este período, considerado la edad de oro del horror gótico, se
explota el esquema narrativo de la lucha entre el bien y el mal, representado
por la contraposición del monstruo con el sabio. El director de la mayoría
de las películas fue Terence Fisher y los protagonistas más repetidos
fueron Christopher Lee y Peter Cushing.
El ciclo gótico comienza en 1957 con La maldición de Frankenstein,
dirigida por Terence Fisher y termina con La monja poseída, realizada
por Peter Sykes en 1976. Durante estos años se alcanzó
a producir 44 películas, entre las que se encuentran La maldición
de Frankenstein ( Terence Fisher-1957), La revancha de Frankenstein
(Terence Fisher-1958), Drácula (Terence Fisher-1958), Las novias
de Drácula (Terence Fisher-1960), Drácula vuelve
de la tumba (Freddie Francis-1968), Drácula 1972 D.C. (Alan
Gibson-1972) y Los amores del vampiro (Roy Ward Baker-1970).
Últimas manifestaciones del Cine Gótico
Luego de este período de esplendor del horror gótico, éste
género fue decayendo ante el surgimiento de subgéneros como el
gore y el splatter. Pero aún así, hay películas que se
destacan, como el remake de Nosferatu, escrita, producida y dirigida
por el alemán Werner Herzog en 1979, y protagonizada por Klaus
Kinski, quien realiza una magistral interpretación del conde Orlock.
También sobresale el interesante film de 1986 Gótico
(Ken Russel), que en un ambiente onírico que impregna las noches
de tormenta y los paisajes naturales enmarcados por oscuros días, cuenta
lo sucedido en la célebre reunión literaria de junio de 1916,
de la que salió Frankenstein de Mary Shelley y El vampiro
de John Polidori, y los acontecimientos desastados a partir de aquella velada.
Con de la década de los noventa resurge la temática del vampirismo
con Subespecies (Ted Nicolaou-1991), pero el impulso definitivo lo da
Drácula de Bram Stocker, dirigida por Francis Ford Coppola
en 1992, que es la que mejor representa el espíritu de la novela
escrita por el irlandés en 1897.
En
1994, Robert de Niro interpreta al monstruo de Franskenstein (Kenneth
Branagh), ya sin el aspecto rígido clásico, explota la dualidad
del personaje, que va desde la venganza y la agresividad hasta una ternura casi
infantil.
Del mismo año es el film más representativo de lo que se
ha denominado horror neogótico, El Cuervo, dirigida por Alex
Proyas y protagonizada por Brandon Lee, quien accidentalmente murió
por un disparo recibido mientras se rodaba la película. En ésta
se recrean los elementos puros góticos, pero en un escenario moderno,
el antihéroe que renace de las tinieblas para vengar la muerte de su
novia y la de él, reemplaza las estilizadas catedrales por los altos
edificios de la ciudad.
La versión fílmica de la novela de Anne Rice, Entrevista
con el vampiro (Neil Jordan-1994), agrega el elemento de ambigüedad
sexual entre hombres, que es representada en la relación entre Louis
(Brad Pitt) y Lestat (Tom Cruise), el primero como creación
y el segundo como el que lo salvó de la muerte y lo engendró como
vampiro, y en la atracción que siente Armand (Antonio Banderas)
por Louis.
La nostalgia de Louis por su vida mortal y la impotencia de Claudia
(Kirsten Duntsts), la pequeña vampira que él convirtió,
por no poder crecer y concretar su amor por Louis, le da a la película
un acento romántico, que se agrega a su marcada atmósfera de sensualidad.
Entrevista con el vampiro proviene de una concepción netamente gótica,
ya que su propia creadora, Anne Rice, es una de las cultoras más
representativas del estilo gótico, el que incorporó a su vida
a partir la muerte de su hija. Desde entonces, vestimentas oscuras, visitas
a cementerios y una atracción extrema por los temas oscuros, acompañan
su tranquila y silenciosa existencia en Nueva Orleans.
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