Seccion: Horrorferix (Lecturas: 4042)
Fecha de publicación: Septiembre de 2002
Vorágine maligna
Al haber sacudido nuestra estirpe y en casi todo el mundo, los monstruos del cine junto a otros villanos (médicos y sabios locos), nos envolvieron de tal forma que casi con felicidad esperábamos esos dias de programas populares o bien de estrenos...
Al
haber sacudido nuestra estirpe y en casi todo el mundo, los monstruos
del cine junto a otros villanos (médicos y sabios locos), nos envolvieron
de tal forma que casi con felicidad esperábamos esos días de programas
populares o bien de estrenos.
Invadió con criaturas que siempre surgían de un laboratorio,
o de un castillo con gárgolas amenazantes, o de los cementerios.
Después llegaba la noches en nuestro hogar y... ¡no podíamos
dormir! ¿Y porqué?... ¡Por que teníamos miedo!
Y la causa era solamente haber visto películas de terror. Ahora
entonces nos cabe la pregunta: ¿Qué mística razón
nos hacía volver al CINE a ver otro programa de terror? Es que
el cine de miedo nos gustaba.
Aquí me tomo la libertad de patear la opinión personal
de algun crítico que muy obviamente, estaba en contra de este maravilloso
y entretenido género; porque no cabe duda de que hoy, año
2002, somos miles y miles los seguidores de esta saga fílmica llamada
clase B; si de titulos inolvidables se tratara, vamos corriendo al "cine
de vampiros " admitiendo que DRÁCULA se lleva la corona del
"rey de los vampiros" y consecuentemente sus secuelas: "
la hija", " la venganza", "el hijo", "el
regreso", " la mansión ", etc. Desde Max Schreck
hasta Christopher Lee y, bueno, perdón... no puedo dejar de lado
al más grande: Bela Lugosi; es incontable la cantidad de leche
que dio esta vaca.
Los realizadores cinematográficos de Europa comenzaron con el
Nosferatu (palabra rumana que significa "el que no muere", porque
lleva la peste, y contamina mortalmente a todo aquel a quien muerde).
Luego en los Estados Unidos descubren que el miedo que inspira un personaje
visto en la pantalla era capaz de llenar una sala cinematográfica,
y ahí se terminó de forjar "La Vorágine Maligna",
a través de tantos personajes: El médico loco, el Jorobado,
el Fantasma, la Mujer Araña, etc. La luna llena nos alumbró
al Lobo Humano de Henry Hull y al de Oliver Reed, hasta que en los años
'70 toma las riendas magistralmente (y me pongo de pie) el señor
Paul Naschy, hombre notable y "profeta en su tierra", en especial
la serie completa de Waldemar Daninsky. Soy una sanguijuela sedienta de
estas películas. También vino desde el milenario Egipto,
La Momia, que tuvo casi 20 intérpretes distintos (Boris Karloff,
Tom Tyler, Lon Chaney Jr.) hasta el tan vendado Arnold Vosloo.
La pasión que me genera el poder transimitir estos sentimientos
que me acompañan hace 50 años, provoca que mi corazon se
acelere y aunque no me crean, en este preciso momento se ha desatado una
tormenta infernal. Por eso, para mí, los Fantasmas y los Hijos
de la Noche siempre estarán vivos. Todos estos "cucos"
siempre serán vistos. De la mano de los Mario Bava, Jesús
Franco, Dario Argento, Lucio Fulci, Terence Fisher, Freddie Francis y
por supuesto, aquel que dio el puntapié inicial con el inmortal
Frankenstein: James Whale.
Ahora, si me lo permiten, los dejo, pues una gotera me tiene loco en
este castillo y mi perro mastín Horacio (así le hemos puesto)
aulla por alimento... pero no sin antes dejarles otra reflexión
de El Necrodemo, que dice:
La Mente transforma en realidades
Sueños, mitos y leyendas
La mentira recorre con sus inmensas alas negras
Tiempo, espacio... ¡la nada!
El Ferviente ateo grita su vacío de fe
Y sin embargo...
La duda, como un tumor
Se aferra en su espíritu y en su carne.
Los hacedores de la noche y de la sangre no existen
Se concibieron sin parto,
Se propagaron en lúgubres posadas
En mentes taciturnas y hastiadas.
El leño crujiente y la sombra caprichosa
Fueron eternas compañías de eternos relatos,
De noches, de niebla...
De pantanos mortales.
Las blancas gargantas
No fueron mordidas por vampiros,
Sino por amantes
Llenos de hambre y deseo carnal.
Mas hoy día ninguno se atreve a negar con ansias...
Que ellos no viven
Pues siempre se aferran a la cruz bendita
Y a la vez... colgando en sus hogares,
Y no como un adorno... ¡ajos en flor!
Que los murciélagos protejan vuestro descanso... ¡hasta
la proxima!
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