Reseña crítica: Luego de dos mil años de historia, lo que sabemos a ciencia cierta de un judío llamado Jesús, nacido en Nazareth, es verdaderamente muy poco. Su vida fue narrada por cuatro personas (los evangelistas) y las cuatro historias tienen muchas diferencias entre sí. Con los siglos, miles de santos y teólogos han tratado de revelar algo más sobre esta persona, con el resultado de aumentar la confusión reinante. Una visión revisionista de su historia fue encarada por el escritor griego Nikos Kazantzakis. Su obra, base de esta película, es, además de una vuelta sobre la vida de Jesús, una interesante especulación de tiempo y espacio. Jesús (Willem Dafoe, en una interpretación vívida) es ante todo, un carpintero judío que construye cruces para los romanos. Su amigo Judas (Harvey Keitel) que en un principio tenía orden de matarlo, termina convirtiéndose en su primer discípulo, luego que Jesús tiene sus primeras experiencias místicas en el desierto. La historia del Evangelio está contada con prolijidad y respetando la iconografía tradicional (mostrando sin mucho entusiasmo escenas sobrenaturales) y en concordancia con cierta investigación histórica. A lo largo de las dos horas y media que dura el filme hay tantos elementos, imposibles de resumir, pero se destacan del conjunto el vigor de ciertos personajes no muy frecuentados en filmes precedentes sobre el mismo tema: Judas, María Magdalena (Barbara Hershey), de quien se insinúa una vieja historia de amor contrariado con Jesús, Saúl (Harry Dean Stanton) a quien vemos asesinando a Lázaro, para silenciar toda evidencia de que Jesús era el Mesías (más tarde Saúl se convirtió al cristianismo y se hizo llamar Pablo). Y como broche de oro tenemos la última tentación del Diablo sobre Jesús, en su momento de mayor dolor y duda sobre su real naturaleza, sobre si era Dios su Padre o en realidad era un hombre común que se había sacrificado en la cruz, por una causa perdida. Esta tentación se manifiesta en la forma de un ángel, que salva a Jesús de morir, y le proporciona la felicidad humana, uniéndose en matrimonio con María Magdalena y teniendo una gran familia, con muchos hijos. La especulación está mostrada en una excepcional elipsis que da un giro completo, en una conclusión, si bien previsible, pero aún novedosa. El gran escándalo del que fue víctima la película provocó su prohibición en muchas partes del mundo, debido en gran medida a que se mostraba a un personaje sagrado como Jesús en actitudes tan humanas como hacer el amor con una mujer. Pero esta censura estúpida, como suele suceder, se convirtió en publicidad para la película, que como gran virtud tiende a atrapar al espectador abierto y a llevarlo a la reflexión sobre el Jesús humano que hubo bajo el ícono del Cristianismo. A dos mil años de su nacimiento (que se habrán cumplido o se van a cumplir en alguna fecha entre los años 1997 a 2004), es una interesante respuesta del cine al cúmulo de versiones cinematográficas (en su mayor parte ineptas) de la vida de un nazareno que ha sido él mismo la figura más debatida y adorada de la cultura occidental. [Cinefania.com]
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