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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

PIZZA CON FERNET: CHARLY GARCÍA EN CÓRDOBA

Charly García y su a veces muy áspera relación con Córdoba, que es decir con la capital de aquella Argentina que no se identifica con Buenos Aires sino por oposición, en la segunda de una serie de notas que comenzara con el comercio de Charly García con Mar del Plata. [Nota publicada originalmente el 02-04-19, corregida y ampliada el 30-04-22].

 

La primera vez que Charly García paseó su espigada anatomía por Córdoba fue cuando Sui Generis tocó en La Docta presentando Confesiones de invierno. dos fechas en julio de 1974, muy pocos días después de la muerte de Juan Domingo Perón. La siguiente ocasión fue en el final de la banda, cuando Charly, Nito y otros amigos, entre los que estaba David Lebón, que entonces alquilaba una casa junto con Nito (!) fueron de vacaciones a una posada de Icho Cruz, cerca de Villa Carlos Paz. Era casi una prefiguración de los comienzos de Serú Girán: naturaleza, amigos, juntarse a tocar, estaba David... y corría el LSD como si fuera agua. Charly contó en una serie de notas para la edición argentina de Rolling Stone en 2002 que uno de los integrantes del grupo, drogado hasta la verija, pidió en un bar del pueblo ¡un sanguchito de alas de mariposa!
La Máquina de Hacer Pájaros tocó dos veces en Córdoba durante 1976 y volvió en 1977, y fue entonces cuando Charly se sometió al primero de sus encuentros con su Némesis de La Cañada, Patricia Perea, la chica que era corresponsal de la revista Expreso Imaginario. La entrevista resultante no es para nada agresiva: es una simple entrevista, que por cierto nunca fue publicada, y que está transcripta en el notable libro de Roque Di Pietro que se cita al pie, entre las lecturas.
En junio de 1979 Charly retornó a Córdoba con Serú Girán, y Perea escribió en el Expreso la primera de sus críticas a la banda en tono áspero. Dice el hoy increíble comentario publicado en la mencionada revista en agosto de ese mismo año: "¿por qué cierta artificiosidad casi respirable? ¿Será porque Serú no trasciende lo estrictamente musical pretendiendo trascender lo estrictamente musical? Sintetizando: trabajo superficial, poco integrado, con atmósferas indefinidas". [Derecha: Patricia Perea con el disco Peperina, muchos años después].
El grupo volvió a la ciudad en noviembre de 1979, en el Club Municipal: la tradición oral de la ciudad conserva el recuerdo de que entre los espectadores estuvo un músico que por esos días iba a tocar en Córdoba, y que no era otro que Billy Preston. Patricia Perea afirma en su crónica que fue un "espectáculo decadente" (¡Serú Girán en 1979, espectáculo decadente!) "en el cual García empleó más su cotizado tiempo en hacer híbridas cabriolas sobre el escenario que en usar sus teclados", una crítica al espíritu cirquero de Charly hecha desde una idea de un espectáculo menos cercana al rock que a la música académica. Denuesta la desprolijidad y las desafinaciones de Charly, lo que nos hace preguntarnos qué hubiera pensado de sus actuaciones de la era Say No More. "El clima general no fue festivo sino histérico y bufonesco (¿quién es el caradura que se anima a llamar alegría a semejante farsa?): el público, promedio general 15 años, me recordó a los fans de Sandro o cualquier otro 'star' (...) en una postura exacerbadamente idólatra". La cronista estaba en todo su derecho de escribir eso, y además escribía acerca de un show que ninguno de nosotros presenció y ella sí: lo que llama la atención es que esa fuera su idea de algo llamado rock, la música que nació con Elvis Presley moviendo sus caderas y Chuck Berry tocando la guitarra mientras saltaba sobre una pierna y movía la otra hacia atrás y adelante.
El productor Santiago Aguirre recuerda una discusión en un asado tras el recital, con Patricia Perea siendo muy agresiva hacia Charly. Más allá de la ya muy conocida historia de Peperina, no sabemos si la animosidad surgió de algún incidente privado del que no tenemos referencias públicas y que, de haber existido, convertiría en una estupidez cualquier cosa que se afirma en esta página acerca de este enfrentamiento. Perea también dijo, en una ocasión que no puedo encontrar pero recuerdo claramente por lo inusitado de la frase, que Charly le parecía un producto meramente porteño, "como la pizza", jugando con una glosa de Charly a la idea de Grasa de las Capitales, la de la "grasa en el sentido de esa cosa fea, horrible, como la grasa de una pizza que toca todo el mundo".
Serú Girán volvió a Córdoba, para el Festival de La Falda, el 10 de febrero de 1980. Es inevitable condenar hoy esta frase de la consiguiente crítica de Perea, a menos que haya sido un chiste que no se entendió: "el grupo sonó, inusualmente - para lo que estábamos acostumbrados - ensamblado. Robustecido por el sonido de Starc, excelente por cierto. Lástima que nunca consiga - a pesar de su buena voluntad - sonar tan excelentemente como otros grupos, como los de Córdoba". (Es muy difícil no tentarse a relacionar estas chispas con la historia de recelos no sólo artísticos entre Buenos Aires y Córdoba, la ciudad más importante de esa otra Argentina profunda que se extiende a su norte y su oeste y que, de hecho, mira con desconfianza al puerto desde la era colonial, décadas antes de que existiera el país). El festival acabó con una zapada con Héctor Starc en guitarra, David Lebón y Oscar Moro en batería y percusión, Ricardo Soulé en voz, Alfredo Toth y Pedro Aznar en bajo, Charly en teclados y el Mono Fontana alternando las teclas con la bata.
La siguiente presentación de Charly García en Córdoba que merece unas líneas es la de Serú Girán en el Festival de La Falda de 1982, el 6 de febrero, con Pedro Aznar a semanas de abandonar el grupo y el escritor Miguel Briante escribiendo una recordada crónica para la revista El Porteño. (La anónima fotógrafa de esa nota es la entonces adolescente Hilda Lizarazu, futura cantante de la banda de Charly y, ya en este siglo, pareja durante unos años de David Lebón). La nota es importante por testimoniar la mala predisposición y la agresividad del público a la vez que su notable candor en los ya cínicos años ochenta, y por algunas muestras de pelotudez sideral de Charly hacia una admiradora, del tipo de las que después fueron comunes y de las que nos hacen preguntarnos si Perea no habrá visto algo que nadie veía entonces: la casi inevitable corrupción derivada de la condición de ídolo. Nostri nosmet poenitet, o "nosotros mismos somos nuestra penitencia", escribió Terencio hace casi 2200 años.
El 28 de noviembre de 1982, un Charly García en los inicios de su carrera solista se presentó en Atenas. El recital fue tranquilo y lucido, aunque se registraron los primeros "¡puto!" que testimonian que una parte del público ya no aceptaba el camino que García había elegido, bien antes de los escándalos de 1983 y 1987. De hecho, en la siguiente visita a la capital cordobesa se produjo el famoso episodio de la bajada de los pantalones, el 8 de diciembre de 1983, en la gira de presentación de Clics modernos y en reacción al mismo bardeo.
Es difícil comprender hoy qué pasó ese día, más de tres décadas después y sin testimonios de los agresores, pero también es difícil resistirse a especular un poquito. Si el problema era que Charly venía de grabar un disco en Estados Unidos, cabe aclarar que lo mismo había hecho nada menos que Carlos Gardel, y que era un disco en el que brillaban canciones tan indiscutiblemente argentinas como Los dinosaurios o No soy un extraño, que es la historia de un porteño medio tanguero sorprendiéndose con Nueva York, u Ojos de video tape, que comienza con el narrador lidiando ¡con un calefón que no funciona! Tal vez los gritos de "¡puto!" hayan sido una demostración de malestar con una masculinidad menos tosca que la que envenenó casi todo el siglo XX argentino: todavía estábamos a décadas de Benito Cerati o de #NiUnaMenos. O el desconcierto del terraplanismo del rock ante una música que parecía salida del Área 51. O tal vez todo el problema residiera en el choque cultural y social que experimentaba un pibe de barrio o del interior profundo del país con la vida de una estrella, que es algo que hasta entonces no existía en el rock de aquí, y que tal vez prefigura la grieta Sumo - Soda Stereo, luego Los Redonditos - Soda Stereo, y el rock chabón de los noventa: el grito de protesta de los que no van en avión, sino en tren y además amontonados como si fueran ganado, y que esperan que esa realidad se vea reflejada o al menos aludida en el espectáculo artístico que, con esfuerzo, pagaron para presenciar. Así ese reflejo de la realidad esté, como el shakespeariano halcón maltés de la novela de Dashiell Hammett, hecho de la sustancia de los sueños. [Derecha: la más célebre imagen de ese día].
Al día siguiente la policía cordobesa fue a buscar a Charly a su hotel de descanso en Villa Carlos Paz. El juicio consiguiente duró casi todo 1984, con varios regresos del artista a Córdoba para declarar ante el juez o notificarse de una resolución. Pronto terminó absuelto de toda acusación: Charly recuerda que el proceso fue una oportunidad de oro para que todo el caretaje pudiera sobreactuar de defensor de la moral pública. Los letrados "estaban fascinados de tener atrapada a una estrella de rock". Desde esos días, Charly pasó a ser El Artista Conocido Por Los Pelotudos Como El Que Se Bajó Los Pantalones.
La siguiente visita de Charly es una aparición sorpresa en el Festival de La Falda, en el verano de 1986, para tocar acompañando a Virus y Soda Stereo, apenas seis años después del, mitad en broma pero mitad en serio, mientras miro las nuevas olas / yo ya soy parte del mar. Hubo una escala cordobesa en la gira de presentación de Tango, el 13 de abril de de ese año ligado para siempre en nuestro recuerdo a la selección de fútbol campeona en México, a River campeón de América y del Mundo, a los mejores momentos de la presidencia de Raúl Alfonsín y a grandes discos de rock argentino como música de fondo. Luego hubo otra aparición sin aviso en La Falda, en febrero de 1987, en un alto de la grabación de los demos de lo que sería Parte de la religión, célebre por una inolvidable burla asestada al sector del público que insistía en arrojarle ¡choclos!: "¡no me maten acá, prefiero morir en Hollywood!". (Vale lo expuesto más arriba acerca de la grieta social y cultural entre Charly y parte del público, que esa frase casi hace explícita). (1)
García volvió a la capital cordobesa con puntualidad anual entre 1987 y 1992, tal vez los mejores años para verlo en vivo, con un repertorio imbatible y acompañado de una banda notable. Pero en 1992 no sólo se presentó como solista: el viernes 4 de diciembre volvió Serú Girán en el Estadio Chateau Carreras, hoy Estadio Mario Kempes. Fue una noche lluviosa, recordada por el fortuito efecto sonoro y visual de truenos y relámpagos mientrasinterpretaban Noche de perros, y porque las 17 mil personas que se hicieron presentes fueron bastantes menos que las 25 mil que se esperaban para cubrir los gastos.
El 12 de abril de 1995 tocó Charly con su casi terapéutica banda de covers Cassandra Lange en La Vieja Usina, circunstancia que habilitó un breve reencuentro con Patricia Perea... que acabó en recriminaciones mutuas. Sí, Peperina es una canción extraordinaria en su melodía, armonía y arreglos, y en algún sentido es un honor ser aludida tácitamente en ella, pero para la protagonista involuntaria fue una carga muy pesada que tuvo que sobrellevar durante toda su vida, que por cierto acabó prematuramente.
Hay una recordada aparición en un Festival de Cosquín, pero no el de rock, sino el de folklore, acompañando a Mercedes Sosa, el 26 de enero de 1997, en una actuación que vale tanto por lo artístico como por el espaldarazo que la voz mayor de la música argentina le dio a Charly en un momento muy difícil, mientras arreciaban los escándalos y las críticas. (Charly venía de un caótico cierre de 1996 con los abortados recitales del Gran Rex, la época en que empezó a parecer un Coronel Kurtz del rock, el momento en que empezamos a preguntarnos "¿cuándo se nos jodió Charly?". Hay que mencionar ya mismo a otras dos personas que en aquellas semanas aciagas salieron a bancar públicamente a García: una fue Osvaldo Soriano en sus últimos días de vida, otra fue Hebe de Bonafini).
El 22 de enero de 1999 Charly se presentó en el gimnasio del Club Florentino Ameghino de Villa María, con una sorpresa: se le unió Mercedes Sosa, que estaba en camino a presentarse al día siguiente en Cosquín, para interpretar De mí. La prensa cordobesa no se llevó una buena impresión de la banda que lo acompañaba, aquella de María Gabriela Epumer, Mario Serra, Diego Dubarry, Mariela Chintalo, Gabriel Said y Érica y Ulises Di Salvo. El 14 de mayo volvió a la provincia para presentarse en el gimnasio del club General Paz Juniors. Un día antes, en ocasión de una accidentada conferencia de prensa, le asestó a un interlocutor que cuestionó su falta de "humildad" una respuesta en su genial estilo de dar vuelta la pregunta en contra de quien la formula: "mirá si seré humilde que estoy tocando delante de ustedes. En realidad, son ustedes los que tienen demasiado ego". El 26 de noviembre volvió por tercera vez en el año a Córdoba, esta vez para presentarse en un tal Freedom Festival en el que todavía se llamaba Estadio Chateau Carreras. Había expectativa por un posible reencuentro en escena entre Charly y Luis Alberto Spinetta, que en ese festival actuaba por última vez con su banda Los Socios del Desierto. La actuación conjunta no se produjo, presumiblemente porque Spinetta ya no se sentía cómodo con su par y admirador. Sorprendentemente, un festival que contaba con dos de los más grandes artistas argentinos de finales del siglo XX apenas reunió seis mil espectadores. Como me han dicho incluso cordobeses: es Córdoba. El último año del siglo cierra con una ¡cuarta! actuación cordobesa de Charly, en La Vieja Usina, el 17 de diciembre: Mercedes Sosa sube al escenario para interpretar Rezo por vos, Cuchillos, Cómo mata el viento norte, Hablando a tu corazón y De mí. Casi una presentación en vivo de Alta fidelidad.
Charly García se presentó por primera vez en el marco del Festival Cosquín Rock el 10 de febrero de 2002, después de que trascendiera que había exigido que para su actuación se invitara a David Lebón, Mercedes Sosa y... ¡Diego Maradona y Martha Argerich! (El periodismo se entretuvo todo un día con esa hermosa cargada, que en verdad traslucía que a Charly le disgusta presentarse en festivales y le agrada hacerse rogar. Pero esto fue apenas un comienzo). La nota destacada del show es que tocó Tribulaciones, muerte y ocaso de un tonto rey imaginario (o no), canción del repertorio de Sui Generis que ya había interpretado en Mar del Plata unos días antes: el tema esperó casi treinta años en el olvido para servir de perfecto epitafio del fallido gobierno de Fernando De La Rúa, acabado en catástrofe en diciembre de 2001.
La presentación de la edición 2003 del festival coscoíno fue el 8 de febrero, y el show garciesco fuera de escena rozó el cover de This is Spinal Tap y de las anacrónicas correrías de Pomelo, que entonces ni siquiera existía. A la hora en que se suponía debía estar en escena, Charly todavía estaba en su departamento porteño y ya no había más vuelos regulares a Córdoba en todo el día. Tuvo que abordar una avioneta particular, subirse a una limusina que lo llevó en contramano por la autopista a Cosquín, y accedió al escenario en ¡silla de ruedas! La actuación es muy buena. Estrena tres temas de Rock and roll yo, entre ellos Asesíname; invita a Fito Páez a tocar en Cerca de la revolución y a Migue García en El karma de vivir al sur; rescata del sagrado repertorio de Serú Girán Perro andaluz.
El 3 de mayo de 2003 se presenta por primera oportunidad en el entonces flamante Orfeo Superdomo de la capital provincial. Ésta es la última vez que María Gabriela Epumer formó parte de la banda de Charly: moriría sorpresivamente el 30 de junio, a los 39 años, a causa de un error médico en el tratamiento de una gripe. Su muerte golpeó duramente a su amigo y mentor: durante meses se lo vio extrañamente poco comunicativo y muy agresivo en escena, como por caso el 9 de octubre, al presentarse en el festival La Voz Rock celebrado con motivo del centenario del periódico La Voz del Interior. El mismo día se presentaron también nada menos que León Gieco, Pappo y Spinetta.
En el Cosquín Rock de 2004 debía actuar el sábado 7 de febrero. García viajó desde su hotel en la capital en un Mercedes Benz con decorado con banderitas iraquíes (!) y apareció en escena... pocos minutos antes de las 6 de mañana del domingo. El festival estuvo signado por problemas de organización que, por repetidos, ya pasaban a ser característicos: pésimo sonido, infraestructura inexistente y un maltrato al público que devino en tácita incitación al bardo. Charly intentó comenzar su presentación tocando Desarma y sangra para estrenar su notable trío de cuerdas integrado por Alejandro Terán en viola, Julián Gándara en chelo y Javier Casalla en violín, pero el sonido provisto califica poco menos que como sabotaje. Tras repetidos fracasos en interpretar como se pudiera cuatro o cinco temas más, Charly se hartó y se fue del escenario, insultando a los empresarios responsables del bochorno. Siguió a ello la agitada fase Mad Max del festival, que nunca más volvería a celebrarse en la Plaza Próspero Molina de la ciudad. En la madrugada siguiente el músico se sacó las ganas de tocar en la discoteca Keops de Villa Carlos Paz. Una gema de esa noche: interpretó Canción para mi muerte con un bandoneonista vecino de La Villa, un tal Rubén Juárez.
El 7 y 8 de diciembre de 2004 actuó en La Vieja Usina de la capital provincial. Como nota destacada de estas presentaciones se puede citar el que, increíblemente, todo salió bien y no hubo problemas de sonido ni fallas de organización, toda una rareza en esta etapa garciesca, y que el repertorio incluyó viejos tesoros como Canción de Alicia, Instituciones y Tribulaciones... En un pub cordobés, en la madrugada del 9, Charly estrenó una primera versión de No importa.
El jueves 3 de febrero de 2005 es el must del constant concept, la presentación en el Cosquín Rock ahora en San Roque, que García tuvo que cumplir sin cobrar para compensar el happening de 2004. Debía subir al escenario a las 19 del día 2, pero a las 23:30 recién estaba llegando al aeropuerto de Córdoba en un jet privado contratado por la organización, después de haber perdido todos y cada uno de los vuelos regulares. Treinta mil personas lo aguardaban presenciando 2001 Odisea del Espacio, épica obra de Stanley Kubrick admirada por Charly, y que estaba prevista como... cierre de su actuación. La tarde pasada mirando un DVD de The Who no fue en vano: el artista aparece con un mameluco blanco que no da más de Pete Townshend, arranca su set con varias de sus canciones más furiosamente rockeras, y termina una sensacional presentación con un potlatch de instrumentos y equipos en homenaje a la banda del distrito londinense de Shepherd’s Bush. Para el obsesivo de la carrera de García hay una perla destacada de esa noche: interpretó el clásico Comfortably numb de Pink Floyd.
En la noche del 3, Charly volvió a San Roque pero en un más que humilde remise (!) para aparecer en las presentaciones de otras dos estrellas del rock-(que)-nació-mal como León Gieco y Pappo. Al recital del Carpo se le sumó casi de prepo, sin despertar demasiado entusiasmo en el anfitrión, para tocar y cantar junto a Miguel Botafogo Desconfío de la vida, Popotitos y Sucio y desprolijo. En su última actuación juntos, pocas semanas antes de la muerte de Pappo en un accidente motociclístico, Charly le hace tocar un tema del repertorio de... su odiada banda Serú Girán. Con León interpretó, previsiblemente, La mamá de Jimmy, El fantasma de Canterville y La colina de la vida, todos temas del añejo y fugaz supergrupo Porsuigieco.
Aceleramos un poco el paso de este informe, más impresionista que comprehensivo, pasando por encima recitales suspendidos por la ya habitual queja acerca del sonido y la impagable y única acerca de que tenía que tocar después del payaso Piñón Fijo (sic) como pasó en Villa Carlos Paz en la Semana Santa de 2005. Nos acercamos a uno de los primeros avisos de que la era de descontrol de Charly debía terminar antes de que pasara algo irreversible: la actuación en el Club General Paz Juniors el 25 de noviembre de 2006, el día en el que maltrató a un plomo que no entendió el concepto de su entonces ya habitual potlatch de instrumentos y equipos y se encontró con que le devolvieron una trompada que lo noqueó. Hecho que me sirve para poner en contexto la pelea con Patricia Perea y algunos malos y hasta muy malos momentos que Charly le hizo pasar a algunas mujeres: no veamos machismo donde simplemente hay una estrella de rock portándose como una estrella de rock, o sea, como un pelotudo. En el ejercicio de la pelotudez, Charly no puede ser acusado de discriminar por género autopercibido.
En este concurrido repaso por la relación de Charly García con Córdoba nos faltan unas pocas estaciones. El 12 de junio de 2010 tuvo su regreso triunfal en el Orfeo Superdomo, superados los peores momentos de su, esperemos, última internación por problemas de adicciones. Casi exactamente dos años después y en el mismo escenario, el 9 de junio de 2012, tuvo que interrumpir un recital al sufrir una descompensación por hipertensión: a esta altura, llama la atención la cantidad de tribulaciones que a Charly le trajo actuar en La Docta.
El 10 de febrero de 2013, en el Cosquín Rock, es el día que podemos fijar como el de las exequias de Serú Girán: Charly invitó a Pedro Aznar y a David Lebón a poco menos que un ensayo con público de Perro andaluz y Seminare. Las interpretaciones hicieron extrañar ¡la reunión de 1992! que por cierto tiene unos cuantos momentos impecables además de los mejor recordados derrapes de Charly. Igual, el agradecimiento a los cuatro integrantes de esa banda enorme siempre estará por encima de todo. Porque aquí no nos reímos de Serú Girán, nos reímos con Serú Girán. Bueno, sort of.
Nos restan las referencias al Cosquín Rock del 1o. de marzo de 2014, última actuación de García durante un buen tiempo, antes de que razones de salud iniciaran la etapa actual de apariciones esporádicas. La última de todas en Córdoba, la del Orfeo Superdomo del 31 de julio de 2018, es recordada por la adhesión de Charly al hit de 2018 en medio de su interpretación de Inconsciente colectivo.
Es llamativo, aunque totalmente compatible con el Charly García de ayer, de hoy y de siempre, que haya sido en Córdoba, una provincia donde Mauricio Macri fue votado por nada menos que el 71% del electorado.
 
NOTAS
(1) Ya van varios desencuentros entre Charly y Córdoba, aunque también hay unas cuantas presentaciones en las que estuvo impecable y el público se fue contento. Tal vez sea más difícil la relación de Charly con Mendoza. Recuerdo los peores momentos, que son varios: en 1977, a propósito de una presentación de La Máquina de Hacer Pájaros, Gustavo Bazterrica y José Luis Fernández fueron detenidos a la salida de una radio, después de un reportaje. En un hotel mendocino durante una visita de Serú Girán, tal vez la de julio de 1981, Charly García debutó como lanzador de televisores por la ventana, puede que a raíz de una historia acerca de Keith Richards y Mick Jagger jugando al básquet con aparatos de TV que le contara el mánager de la banda, Daniel Grinbank. En diciembre de 1983, Charly lleva a la práctica Demoliendo hoteles incluso antes de escribirla: la policía cordobesa lo detiene al ingresar a la provincia y lo obliga a volver a Mendoza a pagar los daños. Los problemas con la históricamente brava policía de Mendoza llegaron a su cumbre el tristemente célebre 8 de agosto de 1987, el de lo desórdenes en el segundo show de la noche en el Estadio Pacífico, que terminó con Charly preso y que es recordado por la respuesta "¿y quién te manda a no estudiar?" a un policía, que siempre y simultáneamente me jode por su clasismo tilingo y me encanta por su desafío al ejercicio prepotente de la autoridad. El viernes 3 de marzo de 2000, y en ocasión de otro enfrentamiento verbal con policías tras un incidente en un bar, es el memorable día de la defenestración por propia voluntad: quiero decir que es el día en que se tiró a la pileta de un hotel desde la ventana de su habitación en el noveno piso. El 22 de abril de 2007 interrumpió su actuación en Maipú a poco de comenzar, argumentando problemas de sonido, pero ahí no acabaron los problemas: al día siguiente perdió el avión de regreso, encerró en el baño del hotel a cinco prostitutas para no pagarles y tuvo que escaparse de los proxenetas en un auto conducido a contramano a toda velocidad. Y el lunes 9 de junio de 2008, mientras el país estaba absorto en uno de los momentos más ásperos de la discusión acerca de la fallida Resolución 125 del Ministerio de Economía, Charly sufrió un ataque de nervios luego de un show y marcó 98 en la Escala de Bardo del Rock. Destrozó la habitación del hotel, se paseó desnudo por los pasillos y tuvo que ser sedado y trasladado a una clínica por efectivos policiales. El 12 fue internado en el Hospital Argerich de Buenos Aires, de donde fue derivado posteriormente a una clínica psiquiátrica para comenzar el tratamiento del que lo rescató Palito Ortega. A quien nunca le agradeceremos bastante.
 
LECTURAS
No digas nada: una vida de Charly García. Sergio Marchi. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1a. edición 1997.
Charly García recuerda. Reportaje de Fernando Sánchez y Daniel Riera para la edición argentina de Rolling Stone, números 50 y 51 de mayo y junio de 2002.
I´m Zorry. The Gourmet Rock Tour. Fabián Von Quintiero. Editorial Planeta. Buenos Aires, 2014.
No bombardeen Barrio Norte: Yendo de la cama al living y el regreso triunfal de Charly García en los años 80. Martín Zariello. La Edad de Oro. Buenos Aires, 2016.
Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García (1956-1993). Roque Di Pietro. Gourmet Musical Ediciones. Buenos Aires, 2017.
Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García. Tomo 2: Say No More (1994-2008). Roque Di Pietro. Gourmet Musical Ediciones. Buenos Aires, 2021.
La odisea de Charly en una road movie por las sierras cordobesas. Nicolás Peralta. Tiempo Argentino, 12 de febrero de 2022.
 
ALGUNAS OTRAS NOTAS ACERCA DE CHARLY GARCÍA EN ESTE SITIO
* García en el Polideportivo. Charly García en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, octubre de 2002.
* Extraña influencia. Charly García y Fito Páez en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, marzo de 2003.
* La grasa de las capitales no se banca más. Nota acerca del disco de Serú Girán, mayo de 2005.
* Kill Gil, en su versión filtrada por Internet, mayo de 2007.
* Cinco trucos armónicos de Charly García.
* Vindicación de La Hija de la Lágrima.
* La dictadura de 1976-83 contada con canciones de Charly García
* Charly García y La Máquina de Ser Feliz.
* Diccionario de influencias en la música de Charly García, de la A a la Z. Nota de junio de 2017.
* Tango (2 x) 4. Acerca del disco Tango IV de Charly García y Pedro Aznar.
* Yo ya soy parte del mar Artículo de mayo de 2018 acerca de la célebre batall... nota de La Opinión de 1977 que enfrentó a Charly y David Lebón con tradicionalistas como Osvaldo Pugliese, Edmundo Rivero y Ariel Ramírez.
* Charly García entre las focas y el Casino en La Feliz Nota de marzo de 2019 acerca de la relación de Charly con Mar del Plata.
* Pizza con fernet: Charly García en Córdoba Nota de abril de 2019 acerca de Charly García y su a veces muy áspera relación con Córdoba.
* No soy un extraño: Charly García y Nueva York Artículo de mayo de 2019 referido al comercio de Charly con la Gran Manzana, la capital del mundo.
* Charly García y Brasil: um vampiro sob o sol. Artículo de junio de 2022 adivinen acerca de qué.
* Spinetta y García: total interferencia. Nota de mayo de 2023 sobre la relación entre ambos próceres del rock latinoamericano.
* Cuando Say No More le cantó a Sui Generis. Nota de setiembre de 2023 acerca del retorno del dúo en 2000, para su obra Sinfonías para adolescentes.