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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

NO SOY UN EXTRAÑO: CHARLY GARCÍA Y NUEVA YORK

Tercera nota de una serie que comenzara con la relación de Charly con Mar del Plata y siguiera con sus tribulaciones en Córdoba: ahora le toca a la Gran Manzana, la capital del mundo. [Versión corregida y ampliada 24/04/22].

 

"Yo soy de la Cruz del Sur / soy el que cierra y el que apaga la luz". No voy en tren, 1987.

 

La primera referencia en la obra de García a la ciudad a cuyas rubias cantara Carlos Gardel es tópica antes que sustancial: es el adiós a "París / New York" de Canción de Hollywood, pista que cierra el segundo disco de Serú Girán. (Un hermoso tema que Charly apenas ha tocado en vivo después de las giras del verano de 1981 de Serú Girán). Pero éste es un comienzo mentiroso: Nueva York, la ciudad que Charly García considera su lugar en el mundo a la par de Buenos Aires, estará siempre asociada a su obra por la gestación de su obra cumbre o, tal vez, una de sus obras cumbre: Clics Modernos.
Cabe aclarar que no hubo plan: Charly viajó a NYC en junio de 1983 con la idea de comprar instrumentos y equipos antes de irse a Los Ángeles a visitar a amigos como Pino Marrone, pero pasó que... se encontró con la ciudad de sus sueños, la ciudad que nunca duerme (1). Se quedó un mes más, a vivir la noche neoyorquina junto a su amigo y compañero de Serú Girán Pedro Aznar y ver a banditas punks como The Specimen y copiarles el corte de cabello, a conocer el CBGB, a ir a bares donde a cualquier hora se podía escuchar música e incluso subir al escenario a tocarla: aquello que a partir de la segunda mitad de los años ochenta se hizo habitual en Buenos Aires, pero que hasta entonces sólo existía aquí en locales jazzeros como Jazz & Pop (2) o en el recuerdo de los naufragios de La Cueva. (La historia de ese enamoramiento con Nueva York está contada de modo inigualable por el propio Charly en un fascinante monólogo para la revista La Semana, publicado en agosto de 1983).
Tras un regreso a Buenos Aires para hacerse de plata y dar pie a los delirios sensacionalistas de algún medio que flasheaba se va y nos deja, Charly se volvió a Nueva York ya con la idea de grabar su próximo disco allí. Fue así que alquiló un loft genial en el Village que alguna vez había sido una fábrica de sombreros, y a un precio razonable porque le cayó bien a la dueña al tocar el piano que tenía en el departamento. Llamó a su novia Zoca, y a Pedro y a su pareja de entonces, compró instrumentos y equipos y grabadores, y se lanzó a la aventura de vivir un tórrido verano neoyorquino. Había llevado a Nueva York un disco casi listo de ocho canciones (3) pero una vez allá descartó la mitad porque la ciudad le inspiró otras aún mejores, como Nos siguen pegando abajo, No soy un extraño o No me dejan salir. (No sería la primera ni la última vez que el contacto con una tierra extraña rebela y revela a un artista, alterando para bien sus procedimientos habituales de creación: le pasó a David Bowie y a U2 con Berlín, a los Rolling Stones con el sur de Francia en tiempos de Exile on Main Street, a George Harrison con India, a John Lennon y al Calamaro de Alta Suciedad con la misma Nueva York. Por razones que no tienen que ver con él, no le pasó a Luis Alberto Spinetta: Only love can sustain es el Clics Modernos que no fue).
No soy un extraño es el tema clave, la canción que testimonia el clic de la modernidad de los ochenta. El protagonista recién llegado se encuentra con una ciudad que los diarios de Buenos Aires jamás le contaron, donde dos hombres se toman de la mano y bailan un tango y nadie se escandaliza, salvo el prejuicioso y acomplejado narrador argento, algo avergonzado, que "mira sin querer mirar". Tal vez sea la hora de cambiar, de los nuevos trapos, de que "no hay que pescar / dos veces con la misma red". El momento mismo del clic, después de haber cruzado "la plaza, las razas / y el color", se produce cuando siente "un humo como familiar" y "alguien se acerca y comienza a hablar" y el narrador ya se siente parte de Nueva York, y termina de abrirse al futuro y cagarse en sus miedos al qué dirán: "desprejuiciados son los que vendrán / y los que están ya no me importan más / los carceleros de la humanidad no me atraparán / dos veces con la misma red". Y todo esto en una canción armónica y melódicamente notable, que respira tango tanto como pop electrónico y que se despide con una coda en que bandoneones sintetizados armonizan con guitarras bluseras sobre una base robótica de batería electrónica. ¿Steely Dan, Piazzolla, Thomas Dolby? Charly García en una de sus cumbres.
Lo demás fue cuestión de aprovechar la bonanza económica que a Charly le había traído el abrirse de la industria y lanzar un sello propio desde la época de Bicicleta de Serú Giran: alquilar uno de los mejores estudios de grabación del mundo, Electric Lady; contratar a uno de sus ingenieros estrella, Joe Blaney. El resto es conocido: Pedro Aznar como bajista y coproductor no acreditado, el genial empleo de la Roland RT-808 porque el baterista Greg Carter no se adaptaba a la idea de producción, Bancate ese defecto como testimonio de un breve romance de Charly con la música latina al que también debemos Salir de la melancolía y En la vereda del sol y la producción del primer disco de Los Abuelos de la Nada, una escapada a Los Ángeles para grabar con Larry Carlton y Casey Scheuerell y regrabar Los dinosaurios porque el estudio disponía de un piano Steinway maravilloso, terminar la mezcla con Joe Blaney en Nueva York, sacarse esa foto de tapa que hizo que el álbum se llamara Clics Modernos y no Nuevos Trapos como hasta entonces. Charly se volvió con el disco terminado el lunes 31 de octubre, al día siguiente de las elecciones que abrieron el camino a la democracia. Los dinosaurios, no sin darnos algunos sustos, comenzaban a desaparecer.
[Nota del 22/04/23: la esquina del Lower Manhattan donde Charly se sacó la foto junto al grafitti de Modern Clix que fuera usada en la tapa de Clics Modernos, la de la calle Walker y el callejón Cortlandt, será denominada Charly García Corner por una iniciativa de un residente argentino en Nueva York, que fue avalada por el consulado nacional en la ciudad. El callejón, Cortlandt Alley en inglés, es una locación frecuente para series o películas, entre las que podemos citar 9½ Weeks, Boardwalk Empire, Men in Black, Highlander, Law & Order, And Just Like That].
A partir de entones, se haría costumbre para Charly viajar a Nueva York al menos una vez por año, para grabar, mezclar, masterizar, ver música en vivo o simplemente comprar equipos en casas de la calle 48, en especial en Rudy's Music Shop del compatriota Rudy Pensa. Una ciudad con una vida cultural inigualable: la ciudad de Woody Allen, de Frank Sinatra, de Basquiat, de John y Yoko, de Paul Simon, de Lou Reed, de Laurie Anderson, de Debbie Harry, de Martin Scorsese, de David Bowie, de Nile Rodgers, de Tom Verlaine, de Patti Smith, de Gay Talese, de Gil-Scott Heron, de David Byrne, de los Beastie Boys, de Andy Warhol, de los Ramones. La ciudad de Taxi driver y Manhattan y Sérpico y The warriors y Vinyl y y Seinfeld y American Pyscho y National Lampoon y The deuce y La hoguera de las vanidades y la increíblemente porteña película de Bill Murray y Geena Davis No tengo cambio. Y también la ciudad de los hoteles enrejados por temor a los asaltos, la del Hijo de Sam, la de la mafia ítaloamericana manejando la prostitución y el juego y el tráfico de drogas y la industria de la construcción, la del municipio quebrado de los años setenta, la de las decenas de miles de personas sin techo compartiendo la ciudad con los especuladores millonarios de Wall Street. La entrada es gratis, la salida... vemos.
En diciembre de 1985, Charly y Pedro se encontraron en Nueva York sin proyectos inmediatos: Charly había disuelto la banda de apoyo que conformaban los GIT y Fito Páez, y Pedro había abandonado el Pat Metheny Group. ¿Qué mejor que grabar unas canciones, si además tenían dinero para el alquiler de una semana de estudio y estaba Joe Blaney a mano? Así se registraron las seis canciones de Tango, a las apuradas: en el estudio Charly pasó al castellano la letra de Hablando a tu corazón, que estaba compuesta, como es su costumbre, en un inglés farsesco, y ambos escribieron Gramercy Park Hotel acerca de un hotel lleno de historia, música de Pedro y letra de Charly.
En 1987 García volvió a la Gran Manzana a terminar Parte de la religión, un disco notable por cierto, y a darse algunos gustos, como ver en vivo al U2 de su mejor época en Hartford, Connecticut o, si creemos su relato, acompañar en un oscuro boliche a su admirado Jaco Pastorius, ya triste, solitario y final. Se hospedaba, como casi siempre a partir de entonces, en el hotel Washington Square Park, frente al parque homónimo, en aquellos duros años plagado de asaltantes drogadictos, de dealers y... de policías encubiertos. Ya era un Charly tocado por la conciencia de ser una estrella: en diciembre de 1993 le contó al periodista Sergio Marchi, en declaraciones incluidas en el libro que se cita al pie: "yo probé demasiadas cosas, en el sentido de estar en la Quinta Avenida de Nueva York y ponerme en medio de la calle, esperar a que venga el bondi y frenarlo con la mirada. Estas cosas te dan algo por un lado, pero por el otro... Es una omnipotencia terrible. (...) ¿Cuál es? ¿Puedo hacer cualquier cosa? Es un chiste, pero la energía... te la encargo".
Volvió en noviembre de 1988 para regrabar casi completamente las canciones de lo que sería Cómo conseguir chicas, un disco que no lo dejó conforme ni a él ni a Joe Blaney, y que sirvió para exponer las dificultades que empezaban a encontrar ambos para trabajar juntos. Allá en Nueva York Charly compuso esa gran canción que es Anhedonia, y decidió rescatar Suicida y Ella es bailarina, que eran grabaciones descartadas de Parte de la religión. De Nueva York viene la idea de No toquen: sólo que originalmente se llamaba No token, esto es, sin cospeles. Un testimonio de la remota época en que los teléfonos celulares no eran de uso masivo y todavía existían los teléfonos públicos, que funcionaban con unas fichas que los dinosaurios como yo llamábamos cospeles.
El Zorrito Von Quintiero recuerda ir con Charly a Nueva York por esos años y hacer una visita casi ritual al CBGB, que es un República Cromañón que tuvo la suerte de que a nadie se le ocurrió encender una bengala adentro. O parar a comer a un restaurante mexicano del Village, favorito de su amigo, donde pedían fajitas, burritos y margaritas. En 1989 Charly pasó por la ciudad de paso hacia Filadelfia, donde vio a los Rolling Stones en vivo por cuenta del Suplemento Sí de Clarín. Además rodó el video oficial de Fanky, tocó en un local ambientado en una vieja sala de sepelios llamada EFH que era propiedad de un argentino llamado Mariano Airaldi, y grabó una peculiar versión de Yo no quiero volverme tan loco producida por ¡Carlos Alomar! para el disco del portorriqueño Wilkins, junto al venezolano Ilan Chester. Y además se encontró en un ascensor de la sucursal neoyorquina del Banco de la Nación Argentina con nada menos que Astor Piazzolla y lo saludó respetuosamente, a años luz del "¡Piazzolla, chupame bien las bolas!" que inventara alguna vez para la TV.
En 1990 la visita anual comprendió una memorable actuación en The Ritz, el 18 de marzo, a la que asistiera Guillermo Vilas, y que motivara una recordada nota de nada menos que Jon Pareles en el New York Times. Se trata además de la primera ocasión que yo sepa que el baterista Fernando Samalea dejó su instrumento por el bandoneón para darle un color rioplatense a Piano Bar y No soy un extraño (4).
El 20 de noviembre de 1992 se reunió Serú Girán para tocar en el Ritz con Jimmie Nicol... digo David Palmer en batería, por problemas de visado de Oscar Moro. El recital era a beneficio del programa Music For Recovery de la Cruz Roja, y los registros indican que tocaron Si me das tu amor, No llores por mí Argentina y Dos edificios dorados. En los años siguientes está la mezcla de La hija de la lágrima en 1994, una de las últimas veces que Joe Blaney aceptó grabar con él, y una memorable actuación el 30 de setiembre de 1996 en el Lincoln Center acompañando a Mercedes Sosa, recital al que asistió la entonces pareja de Calamaro, Mónica García, y que según Charly es el origen de su vieja pelea con El Salmón.
Charly volvió a tocar en la ciudad en el Club New York el 3 de mayo de 2002, solo con un teclado y bases pregrabadas, y el 18 de noviembre de 2003, con el trío de músicos chilenos que entonces lo acompañaba: Antonio Silva en batería, Carlos González en bajo y Piuye Hayashita en guitarra. Pero algo se había roto. La Nueva York posterior al 9-11, la Nueva York hipervigilada de los aeropuertos militarizados y las cámaras omnipresentes al estilo de la serie de HBO The night of, la Nueva York gentrificada de Giuliani y Bloomberg, ya no era del gusto de Charly: el Charly que en No importa de Kill Gil grita que "el mundo es un patio de prisión ¿adónde querés ir?" Decepcionado, se confiesa ante Roberto Pettinato en el número 32 de la revista La Mano, de noviembre de 2006: "te voy a decir que esta vez odié New York. Lo encontré completamente distinto al 83 (...) Pero esta vez todo me parecía Palermo Hollywood: todo cheto, todo Beatles y no rock and roll". Tanto había cambiado su idea de la ciudad que en el recital del Gran Rex del 23 de octubre de 2006 Charly usaba una remera que decía... I hate NY.
Un mes antes de esa actuación, por cierto bastante accidentada, Charly había vuelto a Nueva York para mezclar el mencionado Kill Gil bajo la supervisión de Andrew Oldham, el mítico productor de los Rolling Stones, que en esa placa canta Play with fire. Para financiar el viaje, Charly debió malvender la recordada casa y sala de ensayo de la calle Fitz Roy, que entonces estaba a merced de cualquiera que quisiera entrar a llevarse lo que deseara, y que hoy es El Taller de Omar. Para recuperar el oxígeno financiero, Charly pensó en vender el departamento de su hijo Migue en el edificio de Coronel Díaz y Santa Fe, la razón por la que se pelearon empuñando tenedores (!) en una situación parodiada maravillosamente por Diego Capusotto y Pedro Saborido en una escena de Peter Capusotto y sus Videos.
Esas semanas de 2006 fueron las últimas que García pasó en Nueva York con la idea de trabajar en una placa suya. Alquiló el estudio Magic Shop... y una limusina disponible las 24 horas, a un costo de 3 mil dólares por día, en una época en que su economía personal distaba de ser floreciente. (La vanguardia es así). Como ya se dijo, la idea original era mezclar las grabaciones que había hecho en Argentina con la ayuda de María Eva Albistur, pero en esos años no había cosa que le gustara más a Charly que grabar y regrabar, aún a riesgo de que la considerable consiguiente pared de sonido se cayera encima del tema, y no resistió la tentación de agregar un piano y unos teclados. Entre las sesiones, se hizo tiempo para ver a The Zombies, a Tony Bennett y a sus amados The Who, que encima tocaban en el Madison Square Garden, justo enfrente de su hotel, el Pennsylvania. Oldham dice que Charly se quedó corto de dinero, y que tuvo que prestarle 6500 dólares... que jamás devolvió. Kill Gil no quiso ser editado tal como estaba por la compañía EMI, teminó filtrado en Internet en circunstancias nunca resueltas, y sólo se publicó en una versión muy diferente, y yo creo que inferior, recién en 2010.
La última estación de este viaje es la actuación de abril de 2012 en el Best Buy Theater, reseñada nuevamente por Jon Pareles para el Times. El artículo referido termina con estas palabras: "lo que ha mantenido a los fanáticos de García cantando sus canciones a través de las décadas es que sus particularidades siempre llegaron envueltas en una buena melodía". Idea que me recuerda al kintsugi, del que afirma Edgardo Cozarinsky es "el arte japonés de llenar las fisuras de un objeto roto, porcelana, por ejemplo, con una resina donde se ha diluido polvo de oro. En vez de disimular la grieta, se la subraya con una sustancia luminosa, a veces de mayor valor que el objeto mismo. Así se vuelve noble el objeto: en vez de ocultar las cicatrices de su vida, las exhibe".
No parece un mal destino, perderse dejando atrás sus particularidades en una melodía que suena en los oídos de varias generaciones: en otras palabras, hacerse parte del mar.
 
NOTAS
(1) Se confiesa abiertamente Charly en In the city that never sleeps, de Kill Gil (2010): "in the city that never sleeps I found my home / and never worry for the things I have to say / and never worry for the things I do it my way" ("en la ciudad que nunca duerme encontré mi hogar / y nunca me preocupo por las cosas que digo / y nunca me preocupo por hacer las cosas a mi manera"). Difícil ser más claro.
(2) A una costumbre de Jazz & Pop le debemos cierta línea de la canción Peluca telefónica. El "¡teléfono!" que suelta Luis Alberto Spinetta tras la velada alusión a la cocaína del segundo verso ("me cuido la nariz") "se debe a una frase que utilizaban los músicos de la época cuando alguien decía o hacia algo fuera de lugar. Según le cuenta Aznar a Gloria Guerrero la expresion proviene de Jazz & Pop, un club de jazz de San Telmo. Allí los músicos subían al escenario a participar de las jam sessions y cuando alguno no estaba a la altura Nano Herrera (divulgador del jazz en el país) decía 'teléfono', una indirecta para que bajara del escenario". Fuente aquí.
(3) Notamos la presencia de Desfile, águila y león y Terapia intensiva (luego editados en el maxisimple homónimo) y del eterno inédito Loco no te sobra una moneda.
(4) El primer tema del rock rioplatense en el que suena un bandoneón es el hermosísimo Más largo que el Ciruela de los orientales Shakers.
 
LECTURAS RECOMENDADAS
No digas nada: una vida de Charly García. Sergio Marchi. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1a. edición 1997.
Charly García recuerda. Reportaje de Fernando Sánchez y Daniel Riera para la edición argentina de Rolling Stone, números 50 y 51 de mayo y junio de 2002.
I´m Zorry. The Gourmet Rock Tour. Fabián Von Quintiero. Editorial Planeta. Buenos Aires, 2014.
No bombardeen Barrio Norte: Yendo de la cama al living y el regreso triunfal de Charly García en los años 80. Martín Zariello. La Edad de Oro. Buenos Aires, 2016.
Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García (1956-1993). Roque Di Pietro. Gourmet Musical Ediciones. Buenos Aires, 2017.
No, I'm from New York. Susanna Wolf, The New Yorker, 20 de setiembre de 2016. (En inglés). ¡Díganme si un porteño puede sentirse extraño en una ciudad así!
Esta noche toca Charly. Un viaje por los recitales de Charly García. Tomo II: Say No More (1994-2008). Roque Di Pietro. Gourmet Musical Ediciones. Buenos Aires, 2021.
 
ALGUNAS OTRAS NOTAS ACERCA DE CHARLY GARCÍA EN ESTE SITIO
* García en el Polideportivo. Charly García en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, octubre de 2002.
* Extraña influencia. Charly García y Fito Páez en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, marzo de 2003.
* La grasa de las capitales no se banca más. Nota acerca del disco de Serú Girán, mayo de 2005.
* Kill Gil, en su versión filtrada por Internet, mayo de 2007.
* Cinco trucos armónicos de Charly García.
* Vindicación de La Hija de la Lágrima.
* La dictadura de 1976-83 contada con canciones de Charly García
* Charly García y La Máquina de Ser Feliz.
* Diccionario de influencias en la música de Charly García, de la A a la Z. Nota de junio de 2017.
* Tango (2 x) 4. Acerca del disco Tango IV de Charly García y Pedro Aznar.
* Yo ya soy parte del mar Artículo de mayo de 2018 acerca de la célebre batall... nota de La Opinión de 1977 que enfrentó a Charly y David Lebón con tradicionalistas como Osvaldo Pugliese, Edmundo Rivero y Ariel Ramírez.
* Charly García entre las focas y el Casino en La Feliz Nota de marzo de 2019 acerca de la relación de Charly con Mar del Plata.
* Pizza con fernet: Charly García en Córdoba Nota de abril de 2019 acerca de Charly García y su a veces muy áspera relación con Córdoba.
* Charly García y Brasil: um vampiro sob o sol. Artículo de junio de 2022 adivinen acerca de qué.
* Spinetta y García: total interferencia. Nota de mayo de 2023 sobre la relación entre ambos próceres del rock latinoamericano.
* Cuando Say No More le cantó a Sui Generis. Nota de setiembre de 2023 acerca del retorno del dúo en 2000, para su obra Sinfonías para adolescentes.