Reseña crítica: ¿Qué pasa cuando un criado de color prepara un refrigerio para su patrón y, de un instante a otro, el refrigerio se esfuma como por arte de magia? El criado de color Eustis (en este caso el inefable Willie Best, acreditado en cuarto lugar) abrirá sus ojos bien redondos y su cuerpo se conmocionará, encogiéndose de hombros o revoloteando la mandíbula de un lado a otro, incapaz de encontrar explicación para semejante portento y solo rogando que sus piernas respondan a la orden de escapar. La trama arranca en un asilo para enfermos mentales que parece una prisión de máxima seguridad. Uno de los pacientes, John Channing (el siempre amenazador y enfermizo Milton Parsons), se fuga y va directo a la mansión Channing donde su hermana, Lorinda (Cecil Cunningham), lo aguarda para proponerle un extraño plan con el que trata de comprobar la buena fe de su parentela. Para ello, afeitado y presentable, John se hace pasar por el mayordomo de la señora para poder escuchar una y cada una de las maquinaciones de un nutrido grupo de familiares. La sra. Channing anuncia que dejará la mitad de su herencia a su secretaria Mary (Elisabeth Fraser), que está de novia con Peter Thorne (Craig Stevens), abogado de la señora. Primero llegan sus sobrinos Horace y Walter (Tom Stevenson y Roland Drew), acompañados de sus respectivas esposas Estelle y Rita (Ruth Ford y Julie Bishop). Más tarde acude Lawrence (Frank Wilcox), médico de la familia, acompañado por la enfermera Eleanor (Marian Hall). La serie de asesinatos no tarda en iniciarse y la primera víctima es el cuervo de la señora, Mr. Poe, que cae redondo luego de ingerir un alimento emponzoñado preparado para un humano. La señora urde un plan maquiavélico y convence a su sobrino galeno para que le administre algún medicamento que la haga caer en un estado cataléptico de manera que los demás crean que ha fallecido. ¿Qué pasará cuando la señora no reciba el antídoto y permanezca en su ataúd, mientras los parientes comiencen con las réplicas sarcásticas y agresivas? La respuesta incluye los truenos y los relámpagos estridentes habituales en las casonas repletas de familiares codiciosos por la herencia pero también el constante acecho de la "Mano Oculta" del título, que surge de una puerta, de un cuadro o de un pasadizo secreto. Las cosas se complican con una trampa frente a la chimenea que se abre y engulle integrantes del elenco y una inconcebible y delirante sucesión de muertes en el último rollo. Las víctimas son producidas por el mayordomo perturbado pero también se matan entre sí o mueren por accidente. Subrayando cada episodio terrorífico con su gesticulación atemorizada y también despidiendo el film, el benemérito Eustis, cuyo constante comic-relief no puede impedir que el producto resultante revista interés, ritmo y perfecta combinación de celeridad narrativa y suspenso, redondeando un desenlace rebozante de ingenio en que se retuercen las constantes del subgénero: en este caso la víctima se convierte en victimario. Como curiosidad agregar que la obra teatral en que se basa, "Invitation to a Murder", de Rufus King, se estrenó en 1934 con Humphrey Bogart como uno de los sobrinos inquietos y la tenebrosa Gale Sondergaard como la sra. Channing. [Cinefania.com]
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