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Fecha de publicación: Febrero de 2007
Drácula teatral en Buenos Aires
Al cumplirse 60 años del estreno en Buenos Aires del Drácula teatral de Balderston-Deane, repasamos la fiebre de Dráculas de los '70. Darío Lavia
Ya
habíamos indagado sobre Horace Liveright y Hamilton Deane al respecto
del génesis de la adaptación teatral de Drácula en Frankenstein
en escena, una nota sobre una versión teatral titulada "Frankenstein:
An Adventure in the Macabre", representada en Londres en 1928 y exhumada
en Pennsylvania en 2002. Nuestro lector probablemente sabrá que el propio
Stoker había ya escrito una adaptación teatral de su novela, pensando
en su ídolo Henry Irving y rememorará los líos judiciales
motivados por la férrea defensa de los derechos intelectuales por parte
de la viuda de Stoker, siendo uno de los damnificados el filme de F.W. Murnau,
NOSFERATU (1921). Poco después, sin embargo, dio el brazo a torcer, y
acordó permitir una adaptación con el actor Hamilton Deane (aunque
con la propia supervisión de Florence Stoker). Esta adaptación,
con Hamilton Deane encarnando el rol de Van Helsing, se estrenó en el
Grand Theatre de Derby, en 1923 (con Edmund Blake como el Conde) y se siguió
representando con buena repercusión entre 1924 y 1927 por distintos
teatros británicos. Finalmente, en febrero de 1927, se estrenó
en Londres siendo Raymond Huntley el actor que encarnó al Conde. A pesar
de críticas no muy halagueñas, el público acudió
en masa a las representaciones. Uno de los más entusiasmados fue el mencionado
productor Horace Liveright que, pensando en transplantar la obra a New York,
contrató al escritor John T. Balderston para "agilizar" el
texto. Balderston terminó haciendo cambios sustanciales en la obra original
de Deane, convirtiéndolo en el esquema clásico que todo espectador
de algún filme de Drácula ha presenciado (castillo de Transilvania,
viaje del Conde a Londres, acechanza a la bella de turno, etc.). La obra se
estrenó en el Fulton Theatre de New York el 5 de octubre de 1927, siendo
protagonizada por Bela Lugosi, un actor húngaro que aún no dominaba
bien el idioma inglés, pero que encarnó al personaje en 261 funciones
consecutivas hasta mayo de 1928 en que la obra se estableció en el Biltmore
Theatre de Los Angeles, locación que le permitió a su protagonista
estar en contacto directo con el mundo mágico del cine. El resto es historia.
Por supuesto, la obra de Balderston y Deane ya estaba consagrada como un clásico
y en Argentina, según los especialistas, lugar no simpátizante
del género terrorífico, se preparó a fines de 1946 una
traducción (labor de Benjamín Díaz) siendo estrenada en
el Teatro Apolo de Buenos Aires el 24 de enero de 1947 (hace poco se cumplieron
60 años). Bajo dirección de Arsenio Perdiguero Díaz, la
obra se estrenó con buena repercusión periodística. El
diario La Prensa, por ejemplo, señaló como virtudes "una
eficaz presentación de la escena, los juegos de luces, con oportuna utilización
de la 'luz negra' y efectos sonoros, al mismo tiempo que una cuidada labor interpretativa
que prestigian la labor del joven director Perdiguero Díaz". El
reparto estaba conformado por:
Dora Acosta (Miss Well); Héctor Coire (John Harker); Francisco Díaz
(Dr. Seward); Ricardo Argemí (Prof. Van Helsing); Carlos De Francen (Renfield);
Iván Grondona (Butterworth); Delfy De Ortega (Lucy Seward); Andrés
Mejuto (Conde Drácula).
Señalemos, como curiosidad, que tanto Coire como Grondona fueron posteriormente
figuras emblemáticas de la historia de la Televisión Argentina,
entre los años '50 y (en el caso de Grondona) hasta los años '80.
En su reseña, La Prensa advierte que "obras de este tipo deben,
naturalmente, verse con espíritu predispuesto a admitir lo sobrenatural,
los misterios que no pueden explicarse, y por ello sólo cuenta la forma
en que están expuestas" (tranquilos, que no nos volveremos asustados
a casa). Del reparto resaltó la "sobra acción escénica"
y la "dicción precisa y entonada" de Andrés Mejuto,
la presencia "mesurada" y la "elegancia y naturalidad" de
Delfy De Ortega y la interpretación "desenvuelta y expresiva"
de Héctor Coire.
Treinta
años después, hacia mediados de los años '70, el mundo
había cambiado varias veces de cara. La Guerra Fría, Vietnam y
las permanentes dictaduras latinoamericanas ofrecían el panorama de actualidad
en que germinó un nuevo interés sobre los vampiros y, especialmente,
sobre el Conde Drácula. Anteriormente había resucitado a través
del cine, pero para 1970 el personaje estaba tan saturado de resucitar para
morir en el último rollo de la película, que regresó al
escenario, donde sí o sí, era necesario un magnetismo animal y
romántico que tal vez no todos los Dráculas fílmicos poseían.
De esta manera, para 1978 había varios Dráculas dando mordiscos
teatrales. En el Martin Beck Theatre de Broadway se había estrenaba el
20 de octubre de 1977 el Drácula de Balderston-Deane con Frank Langella
y escenografía de Edward Gorey. Adaptaciones de esta obra se estrenaban
en Londres (con Terence Stamp como Drácula) y en Madrid (con Narciso
Ibáñez Menta como Van Helsing). En el off-Broadway atraía
multitudes "The Passion of Dracula", obra de Bob Hall y David Richmond
en tono humorístico ambientada en la Londres de 1911.
Ante tal avalancha de Dráculas, Buenos Aires no se quedó atrás.
La fiebre la inauguró una versión humorística titulada
"Esta Noche, Drácula", de Roberto Habbeger, que planteaba un
Drácula porteño en la Buenos Aires de 1910 y fue estrenada en
el Teatro de la Piedad a fines de 1978. Más tarde, en enero de 1979,
en una apuesta más fuerte, el Teatro Lola Membrives (poco antes conocido
como "Teatro Cómico") presentó una adaptación
de Julio Kaufmann y Daniel Tinayre de la obra "Count Dracula" de Ted
Tiller (obra estrenada en 1971 en teatros regionales) bajo el título
de "El Conde Drácula" y protagonizada por Gianni Lunadei (no
prosperó una oferta al galán Rodolfo Bebán). La crítica
no favoreció mucho esta versión, concluyendo que "ni hace
reir ni asusta jamás, y si carece de una y otra repercución, el
resultado es el aburrimiento" (Andrés Bianchi en la Revista Somos,
del 19 de enero de 1979). El reparto estuvo conformado por el siguiente elenco
(cuyos trabajos fue calificado de "correcto" por el mencionado reseñador):
Gianni Lunadei (Conde Drácula), Raúl Aubel (Jonathan Harker),
Bárbara Mujica (Lucy), Irma Córdoba (Condesa), Tincho Zabala (Van
Helsing), Carlos Moreno (Renfield), Alfredo Iglesias, Horacio Nicolai y Víctor
Villa.
Somos
indicó que la puesta "carece de gracia, su ritmo escénico
es primitivo y desaprovecha tontamente las posibilidades de humor que le brindaba
la nocturnal criatura". También acusó la ingenuidad de algunos
trucos ("murciélagos de utilería más bien anémicos
que presumen de 'volar' tirados por cables que ve todo el mundo", un Drácula
que fuma cigarros que se prenden solos y que se desvanece por trampas excesivamente
visibles, etc.). Adjudicando el fracaso a la "falta de precisión
estilística y un auténtico conocimiento del tema" del director
de la obra (Daniel Tinayre), la reseña incluso anunció el por
entonces próximo estreno de la obra de mayor trayectoria internacional
que se iba a estrenar el 29 de enero en el teatro Odeón de Buenos Aires.
A pesar de la recepción negativa de los medios, la obra pudo mantenerse
durante los difíciles meses de enero y febrero y se canceló el
31 de marzo de 1979. De Lunadei habrá que decir que su amplia capacidad
actoral para el personaje sería aprovechada ese mismo año para
una presentación televisiva especial del ciclo "Viaje a lo Inesperado"
en la que, bajo el título de "Hay que Matar a Drácula",
se emitió con la actuación de Narciso Ibáñez Menta
como el Prof. Van Helsing. Por las dudas (si alguien pregunta), se supone que
esa versión (emitida por Canal 13 el 15 de diciembre de 1979) está
perdida o al menos, permanentemente no disponible.
Ante
la popularidad del Drácula de Broadway, los empresarios Tita Tamames,
Rosa Zemborain y Héctor Cavallero habían adquirido los derechos
del "Drácula" de Balderston-Deane (incluyendo efectos, vestuario
y escenografía), encargando a Sergio Renán (a la manera del Hamilton
Deane inglés de los '20) la dirección y el protagónico.
Sin regatear un peso, en plena época llamada de "plata dulce"
se invirtieron 200.000 dólares en el montaje (el doble de lo que costó
la versión de Tinayre). Previendo conflictos, el trío de empresarios
anunció haber adquirido también los derechos de la obra off-Broadway,
la mencionada "The Passion of Dracula".
Para recibir la obra de Renán, la misma revista Somos encabezó
su reseña (debida a Eduardo Martínez) con este elogioso prólogo:
"Haga de cuenta que Broadway se mudó a Corrientes y Esmeralda.
Siéntese en una butaca del Odeón y piense que está instalado
en la platea del Martin Beck Theatre. La diferencia será el idioma, obviamente.
Y los protagonistas. Nada más. Porque en calidad, sugestión y
esplendidez va a ver lo mismo aquí que allá. Un espectáculo
con todas las de la ley. La vida, pasión y muerte de un personaje deslumbrante:
Drácula. O, mejor dicho, los tres últimos días de sus quinientos
años de no-muerte".
Más
adelante, el crítico fundamenta un poco más su opinión,
diciendo que la puesta de Renán "es uno de esos espectáculos
- infrecuentes, dicho sea de paso - que apuntan a la inteligencia y la sensibilidad
del espectador. Que no lo menosprecian. Que cuentan con su complicidad para
producir un hecho mágico". El reparto estaba compuesto, en la ocasión
por:
Sergio Renán (Conde Drácula); Pablo Alarcón (Jonathan
Harker); Gigí Ruá (Lucy Seward); Osvaldo Terranova (Prof. Van
Helsing); Héctor Bidonde (Dr. Seward); Franklin Caicedo (Renfield).
Los medios alabaron también la escenografía de Edward Gorey,
la iluminación de Eugenio Zanetti y los magníficos efectos especiales
(importados claro). La obra, por supuesto, se mantuvo durante varios meses y
se consagró exitosa. Aunque no aplacó la fiebre draculeana de
los porteños que, a mediados de abril de 1979, tenían dos ofertas
más (ambas de tintes satíricos). Una, en el Teatro Astros, de
la Avenida Corrientes, titulada "Es-Conde el Draculín" con
los capocómicos Jorge Porcel, Alberto Olmedo y Juan Carlos Calabró
(rodeados de algunas esbeltas damas y comediantes menores) y, en el rol del
Conde, el conductor y comediante Sergio Velasco Ferrero. Su reparto fue el siguiente:
Jorge
Porcel; Ethel Rojo; Alberto Olmedo; Juan Carlos Calabró; Mario Sapag;
Susana Traverso; Tato Cifuentes; Sergio Velasco Ferrero; Graciela Butaro; Isabel
Coel; Loanna Muller; Cacho Bustamante; Buryúa Rey; Silvia Kullan; Pina
Pinal; César Bertrand; Miguel Jordán;
La otra, estrenada en el Teatro Embassy de la Calle Suipacha, se tituló
"Draculovich" y su autor y director fue el libretista Gerardo Sofovich.
Por supuesto, incluía humor, canciones y danzas (al estilo usual de Sofovich).
Norman Erlich; Silvia Pérez; Sergio Lerer; Dudi Feuer.
En un próximo artículo ampliaremos sobre los Dráculas
televisivos que se emitieron en Argentina y, por supuesto, las rentables adaptaciones
escénico musicales más recientes.
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