|
Lucio Lagioia la etapa errática II Durante años Fulci había planeado hacer una secuela de su gran éxito Zombi 2, la cual quería filmar en 3D. Cuando en 1988 finalmente lo hizo (aunque aparentemente solo se vió en 3D en Italia), el resultado fue terriblemente decepcionante. Filmada en las Filipinas, Zombi 3 comienza con un grupo de terroristas que atacan una base estadounidense para robar un tubo que contiene un ultra secreto y poderoso gas creado como arma bacteriológica. Solo un terrorista logra sobrevivir e intenta huir con el arma, la cual es alcanzada por una bala de sus perseguidores, produciendo una fuga del gas que daña al terrorista. Cuando el ejército lo encuentra muerto, comete el error de quemar el cuerpo. Sus cenizas contaminarán el aire, produciendo una plaga de aves asesinas y convirtiendo a la gente en zombies canibales. La historia de la creación de Zombi 3 es apasionantemente compleja y confusa, siendo muy posible que nunca sepamos la completa verdad acerca de lo sucedido. "Hice la película porque necesitaba el dinero... entonces y ahora, tengo que comer." Dijo Fulci con respecto a su motivación de realizar Zombi 3. No es que se hubiera desinteresado por el género de terror, o no quisiera hacer una secuela de su célebre película. Lo cierto es que el proyecto fue mal concebido desde el principio. El presupuesto era terriblemente bajo, el plan de rodaje bastante corto, varios actores tenían un muy bajo nivel, y el guión de Claudio Fragasso y su mujer copiaba vergonzosamente elementos de una serie de películas exitosas del momento y del pasado (El Regreso de los Muertos Vivientes, Dawn of the Dead, El Dian de los Muertos). Consciente de estos fallos (sobre todo del guión, el cual Fulci odiaba) el director aceptó comenzar la filmación aun sufriendo un delicado estado de salud agravado por el insoportablemente caluroso clima filipino. La filmación debía detenerse varias veces hasta que Fulci se recuperara y el presupuesto, que ya era escaso, fue bajando cada vez mas. Fulci pidió mas tiempo y dinero, los cuales no le dieron. Entonces, comenzó a modificar el guión junto a su hija Camilla para poder cumplir con el plan de rodaje, lo cual fue imposible. Existieron además otros hechos que demuestran el bajo nivel y poca seriedad del equipo de producción. "Estaba enfermo por los idiotas de la producción. El director de producción, todos los dias, al mediodia, mandaba a todos a casa para poder acostarse con una chica oriental que recién había conocido. Cuando me quejé, amargamente, ¡la chica me llamó mentiroso!". Luego de 5 insoportables semanas, Fulci abandonó la dirección de la película, siendo remplazado por Bruno Mattei y Claudio Fragasso. Es casi imposible saber cuantos minutos dirigió cada uno. Fulci siempre declaró que "Muy, muy poco del producto terminado es mio" pero también dijo que "En la pantalla pueden verse solo 50 minutos dirigidos por mi". Fragasso afirma que, junto a Bruno Mattei, dirigió "escenas integrativas", agregando que, por su parte, también filmó las escenas con zombies, muertes truculentas, ataques y militares. Entretanto, sostiene que Fulci rodó el resto del film y las partes con los actores. Lo cierto es que lo que filmó Fulci no alcanzaba para completar la pelicula. Entonces, Fragasso eliminó varios minutos de su trabajo y pegó de manera mas o menos coherente nuevas escenas filmadas por el y Mattei. Este caótico collage de escenas se nota claramente en la película: mientras que, por momentos los zombies se desplazan lentamente mirando hacia el suelo con los ojos cerrados al mejor estilo Fulci, en otras ocasiones corren velozmente, pegan trompadas, arañan y portan machetes. Si bien reconocemos que no se sabe exactamente cuantos minutos y que escenas filmó cada director, la verdad es que Zombi 3 se parece mucho a Apocalipsis Canibal (1980, AKA Virus, Hell of the Living Dead) dirigida por Mattei y Fragasso, y nada a Zombi 2. En toda la película, practicamente no se ve ni una escena que remita a los films de zombies de Fulci: no hay planos detalle a los ojos ni a los rostros, no hay agresiones oculares, no hay elementos sobrenaturales o míticos, ni hay ni un solo cameo del director, como si solía haberlo en casi todos sus films de horror. El explotativo argumento de pseudo ciencia ficción es inhallable en los films de Fulci, como también las aparatosas escenas de acción y explosiones, bien al estilo de Mattei. A pesar de la caótica realización, Zombi 3 consigió ser un film de zombies realmente divertido y por momentos bastante brutal. Los FX, si bien demuestran el bajo presupuesto del film, son acertadamente repulsivos. Claro ejemplo son las dos escenas mas salvajes de la película: en la primera (reconocida por Fulci como propia) la cabeza decapitada de un zombie emerge del congelador de una heladera y, arrojandose sobre la camara, muerde en el cuello a un muchacho. Luego, un cuerpo sin cabeza ataca a una chica, desgarrándole la garganta con sus garras. En la otra escena destacable, la monstruosa garra de un bebe mutante surge del vientre de su madre embarazada y, en un increíble primer plano, le desgarra el rostro a una pobre chica. La divertida música de Stefano Mainetti, la neblinosa y colorida fotografía, las muy bien filmadas escenas de acción sangrienta y algun detalle curioso (el DJ zombie, que anuncia la llegada de un armonioso mundo de zombies), hacen que Zombi 3 sea un festín para los amantes del gore y los zombis. Ahora bien, si se la compara con las buenas películas de Fulci, sale perdiendo, y por mucho. Los Fantasmas de Sodoma (Il Fantasma di Sodoma, 1988, AKA Sodoma’s Ghosts) fue una de las peores películas de Fulci, por merito propio. El propio Fulci lo reconoce, diciendo que es "una muy mala pelicula". Filmada para la Tv, el film cuenta la historia de un grupo de adolescentes de vacaciones que, luego de arrivar a un viejo castillo, son aterrorizados por los fantasmas de unos oficiales nazis asesinados mediante un bombardeo cuando disfrutaban de una orgía. El bajo presupuesto televisivo se nota demasiado, pero eso no es excusa para el ritmo cansino y aburrido, la falta de acción y la profusión de prescindibles desnudos y vacuos diálogos de relleno. Fulci dirigió con desgana, quizas extrañando mejores tiempos. Solo se concentró en elaborar algunas pocas escenas, eso si, muy logradas: la orgía nazi es acertadamente perversa, como lo es la aparición del fantasma de un joven oficial nazi que mantiene una escena de sexo sadomasoquista con una de las adolescentes protagonistas (los que acusan de misógino a Fulci aqui se harían un banquete). La escena de la ruleta rusa es bastante tensa y la vomitiva desintegración de uno de los muchachos está asquerosamente lograda. Fulci repitió algunas ideas y obsesiones suyas, como cuando los muchachos quieren huir en coche, pero siempre terminan volviendo al mismo lugar (¿recuerdan el final de El Mas Alla?). Lamentablemente, todas esas situaciones acertadas no alcanzan para que Los Fantasmas de Sodoma emerja de la mediocridad. Inclusive, el final es el peor de todos lo films de Fulci. Afortunadamente, Cuando Alicia Rompió el Espejo (Quando Alice Ruppe lo Specchio, 1988. AKA: Touch of Death, When Alice Broke the Mirror) a pesar de ser otro film televisivo, es otra cosa, si bien el nivel de Fulci sigue siendo bajo en comparación a sus mejores películas. El bajo presupuesto, otra vez se nota. En esta ocasión, Fulci, contra toda previsión, decidió hacer algo que nunca había hecho: una negra comedia gore, sorprendiendo a los espectadores acostumbrados a sus serios y ominosos terrores. El resultado es un film grotesco, brutal y, para algunos, de muy mal gusto y profundamente misógino. Lester Parson (Brett Halsey) es un solitario gigoló que seduce mujeres de mediana edad (especialmente desagradables) para luego asesinarlas con el objeto de quedarse con su dinero, el cual nunca le alcanza ya que un jugador compulsivo. Todo va bien (para el) hasta que alguien comienza a acosarlo mediante llamadas telefónicas y dejando pruebas sobre su identidad en la escena de los crimenes. El comienzo de la película deja bien en claro el tono de la misma: en un sótano, Halsey descuartiza con una motosierra a un muchacha desnuda. Luego, mientras canta alegremente, pica su carne y se hace un bistec, dándole un pedazo a su gato y tirándole los restos a sus cerdos. Durante la película, seguirá asesinando de manera increiblemente grotesca a sus amantes: a una mujer le parte el craneo y le arranca un ojo a garrotazos (¿un alarde de machismo prehistorico?). Como increiblemente todavía no esta muerta, introduce su cráneo dentro de un horno micrioondas y lo cocina lentamente. Todo visto en progresivos y desagradables primeros planos. En una escena de siniestro humor negro, Halsey soporta hasta donde puede a otra amante que le canta una opera. Mientras tolera sus cacareos, busca parsimoniosamente con que matarla, hasta que se decide por estrangularla. En otra escena, decide meter el cadáver de una mujer en el baul del auto. Como no le entra, le quiebra las piernas con un llave inglesa. Las irónicas caras de circunstancia que pone Halsey son impagables. No podemos olvidarnos de la persecución y muerte de un pordiosero que intenta chantajear a nuestro protagonista. Tras perseguirlo en auto, lo alcanza y lo atropella, pasándole el auto por encima repetidas veces, hasta reducirlo a una papilla sangrante. La buena banda sonora de Claudio Maria Cordio, las logradas interpretaciones, el buen ritmo, la retorcida y sádica dirección de Fulci y los grotescos y graciosos personajes ayudan a que la película sea un entretenimiento salvaje, por momentos lúgubre, politicamente incorrecto y no apto para todos los gustos. En 1989, Fulci siguió trabajando para la cada vez mas omnipresente Tv italiana, (en este caso para Silvio Berlusconi y Sergio Martino) colaborando con dos películas de la serie "Houses of Doom" que compartió con Umberto Lenzi, el cual aportó otras dos. De las dos películas de Fulci, La Dulce Casa de los Horrores (La Dolce Casa degli Orrori. AKA Sweet House of Horrors) fue realmente desconcertante y decepcionante. La otra, La Casa del Tiempo (La Casa nel Tempo. AKA: House of Clocks) fue bastante mejor. La Dulce Casa de los Horrores comienza de manera realmente bestial, sobre todo teniendo en cuenta que es un film televisivo. Una felizmente casada pareja es brutalmente asesinada en su casa por un delincuente que había ingresado a robar. La peor parte la lleva (como no) la mujer, a la cual le destrozan el rostro a golpes haciendole saltar los ojos. La pareja volverá de la muerte como fantasmas para proteger a sus huérfanos hijos del delincuente que los asesinó y de otras amenazas humanas. Lo increible de la película es el ritmo y estilo que adoptó Fulci para narrarla. Luego del ultraviolento comienzo, la película se vuelve una especie de cuento de hadas terriblemente insulso al estilo de una morosa película de Disney, con cursis escenas lacrimógenas y pasos de comedia slapstick francamente estúpidos. Entre los interminables y patéticos enredos y situaciones cómicas, Fulci agrega algún que otro asesinato salvaje, filmado con su habitual presteza. El contraste de escenas ñoñas con asesinatos ultragore dan lugar a un pastiche desconcertante, ultrabizarro y profundamente fallido. Encima, salvo los logrados FX gore, el resto de los efectos son lamentables, dando lugar a la risa involuntaria. La Dulce Casa de los Horrores es francamente una película inexplicable, y una de las peores de toda la filmografia de Fulci. La Casa del Tiempo es mucho mejor: tres jovenes delincuentes (dos chicos y una chica) roban y asesinan a una perversa pareja de ancianos y a su lúgubre jardinero en una apartada casa llena de relojes antiguos que poseen vida propia. En esa casa, el tiempo no corre de manera habitual: cuando lo relojes comiencen a andar hacia atrás, los ancianos y el jardinero volverán de la muerte y aterrorizarán a los jóvenes. Decimos perversos ancianos, porque tienen a sus sobrinos muertos y semiputrefactos escondidos en el sótano. Como en todas sus películas televisivas, Fulci contó con un presupuesto bajo que limitó su imaginación y las posibilidades de hacer un film mas elaborado. Además, algunos defectos claves de la última etapa del director continuaron repitiendose: personajes juveniles olvidables, grandes baches en la acción y demasiadas escenas morosas y dialogos de relleno. Incluso, la película contó con algun susto muy tópico. Sin embargo, La Casa de los Relojes es muy superior a Los Fantasmas de Sodoma y a La Dulce Casa de los Horrores. Aquí, Fulci planteó una historia de horror sobrenatural muy siniestra y efectiva que, mezclada con un clima irreal que recordaba por momentos a sus mejores películas y a un humor negrísimo, terminan configurando un film mas que agradable. Algunos diálogos de la película demuestran el tórrido humor que poseía el director: el anciano alimenta tiernamente a un canario. Luego, subitamente, lo mata golpeándolo con un atizador y se lo tira a su gato, al tiempo que dice "pobrecito, es la selección natural". Si bien los personajes juveniles son completamente olvidables, los dos ancianos (Paolo Paoloni y Betina Milne) y el jardinero al que siempre le supura un ojo (Pier Luigi Conti, un actor que aparece en casi todos los films de Fulci), estan macabramente efectivos. Fulci sacó provecho de cada rincón de la casa, siempre rodeada de ominosas nieblas. La fotografía de Nino Celeste, llena de contrastantes verdes, azules y rojos, recordó por momentos el mejor cine de Mario Bava y la triste y tétrica banda sonora de órgano de Vince Tempera (verdadero nombre de Fabio Frizzi) es excelente. El gore y la brutalidad siguen estando presentes, ahora con un toque de escabroso humor negro y detalles macabros e inexplicables: los ancianos maquillan a sus sobrinos semiputrefactos quienes tienen un grueso clavo hundido en el cuello (¿?). La anciana asesina a su entrometida sirvienta atravezándola con una estaca, hundiéndosela en el estomago y destripándola. La muerte de los ancianos y del jardinero es bastante sangrienta (a la mujer le vuelan el estómago de un escopetazo) y la venganza de los ancianos tampoco se queda atrás, aunque no llega a los extremos alcnzados por Fulci en sus films mas extremos. Afortunadamente, el climax y el final es uno de los mejores de sus últimas películas. Voces del Mas Alla (Voci dal Profondo, 1990, AKA: Voices From Beyond) es uno de los films mas oscuros de toda su filmografía... y eso es decir mucho. Si muchas de sus anteriores películas pueden ser acusadas de ser demasiado extrañas y ambiguas, formalmente indefinidas, o de tener resoluciones enrevesadas e incompensibles (y para muchos, insatisfactorias), Voces del Mas Alla se lleva el primer premio. Pareciera que al final de su carrera, Fulci decidió romper los pocos lazos que lo ataban a una filmografía minimamente comercial, racional o "esperable", realizando basicamente lo que le pasaba por la cabeza, siempre dentro de sus limitaciones presupuestarias. Lo que pudiera pensar un tipo de espectador mas amplio y general parecía no importarle. Su etapa "exploitation" ya había acabado. Sus ultimas películas apuntaban a un público limitado, capaz de disfrutar con films tan singulares como este. Giorgio Mainardi (Duilio del Prete) es un maduro e irritante millonario que muere por una hemorragia estomacal luego de una agonía espantosa (graficamente mostrada). Su allegados (esposa, amante, madrasta, hermanastro) parecen realmente felices con su muerte, salvo su paralítico padre y su apesadumbrada hija Rosy (Karina Huff) la cual se hallaba distanciada de el. El fantasma de Giorgio, vuelve del mas alla con la convicción de haber sido asesinado. Entonces, entra en contacto con su hija para que lo ayude a hallar la verdad. La película se basó en un relato de Fulci publicado en la Gazzeta de Firenze. Una vez mas, el film fue una sucesión de escenas fascinantes y macabras, antes que una película lineal y cohrente. Para disfrutarla, el espectador debe dejarse llevar por la lánguida inacción de la película y gozar con su sucesión de imágenes oníricas. Ahora bien, si busca el ritmo habitual de un film de horror con su típico enfrentamiento bien vs mal, o si espera que las situaciones se resuelvan de un modo mínimamente esperable o lógico, estará perdido. La coherencia del cine de Fulci es una coherencia interna, propia de su particular cine, que puede llegar a descifrarse si uno ha visto todas sus películas... y a veces, ni asi. Lo cierto es que el director parecía obsesionado con la idea de un mas allá posible, la vida después de la muerte, y la desintegración material del cuerpo. La atmósfera de Voces del Mas Alla, es una de las mas logradas por el director, acompañada por una gran fotografia numinosa y una genial banda sonora de órgano de Stelvio Cipriani que remite por momentos a una canción de cuna siniestra. El clima es totalmente onírico, sobretodo debido a que el fantasma de Giorgio, de hecho, no asesina a nadie, sino que aparece en los sueños de sus victimarios, generándoles horripilantes pesadillas. He aquí la gran decepción para muchos fans: el hecho de que, en verdad, nadie muera en la película (salvo Giorgio) resulta desconcertante y poco satisfactorio como lo fue para muchos el final: cuando Rosy descubre la verdad (casi toda su familia asesinó sadicamente a Giorgio, puesto que los había desheredado, dejándole todo a ella) se le espeta a la madrastra de Giorgio y se retira de la casa, dejándole todo a su odiada familia. Pero antes, lanza una profecía siniestra "Giorgio estará por siempre en sus mentes, pesadillas y temores" y se va de la casa. Tras una visita final a la tumba de su padre, ambos se rien a carcajadas, y los siguientes planos demuestran que Rosy quizas se haya vuelto loca. Este sombrío final, carente de acción o de la esperable venganza sobrenatural del fantasma, causó y causa desconcierto en muchos espectadores, que terminaron desestimando la película. La sucesión de escenas pesadillescas son altamente surrealistas y efectivamente macabras: Mario, el hijo de su madrastra queda encerrado en una lúgubre cripta de la cual, por mas que lo intenta, no puede salir (como en El Mas Alla). En una especie de autohomenaje o de guiño a sus fans, los muertos salen de sus tumbas y atacan a Mario. A su amante, Giorgio la acosa en un onírico restaurante, sirviéndole un plato de ojos fritos, los cuales revienta con el tenedor. Luego, su espectro se pudre ante su horrorizada vista. Su mujer sueña que, mientras hace el amor con Giorgio, son interrumpidos por los gritos molestos de su pequeño hijo, al cual Giorgio apuñala salvajemente. Estas escenas, como toda la película, poseen un fuerte encanto perverso pocas veces visto. El motivo por el cual Rosy debe apurarse a hallar a los asesinos es realmente original: su padre podrá contactarse con ella mientras lo recuerde y mientras su cuerpo se conserve de manera similar al recuerdo de su hija. Entonces, a medida que su cuerpo se pudre, el fantasma de Giorgio pierde su fuerza y la capacidad de contactarse con su hija. Extraños lazos establece Fulci entre cuerpo y espíritu. Finalmente, el premio a lo macabro lo obtienen los distintos planos en los que vemos como el cuerpo se descompone lenta y progresivamente dentro del ataúd. No apto para estómagos sensibles. Voces del Mas Alla fue una de las películas mas queridas y personales de Fulci. Prueba de ello es que al final aparezca su firma, junto con una dedicatoria a "mis pocos amigos de verdad, como Clive Barker y Claudio Carabba". Demonia (1990) significó el regreso a un cine de terror "mas normal" (siempre dentro de los parametros de normalidad de Fulci). La película comienza en Sicilia, siglo XVI, con una turba furiosa crucificando y emparedando a cinco monjas acusadas de herejía. Ya en el presente, los diabólicos espíritus de las monjas son liberados accidentalmente por una expedición arqueológica y poseen a Liza (Meg Register). desencadenando una masacre en el pueblo. Demonia parece una puesta al dia de varios elementos de los mejores films sobrenaturales de Fulci: la atmósfera onírica y la crucifición inicial parecen sacados de El Mas Alla. La sesión de espiritismo siguiente, es muy similar a la de Pánico en la Ciudad de los Muertos Vivos. De hecho, el regreso de los obsesivos planos detalle de ojos y rostros y el festival ultragore sádico consiguiente (en el que no faltan ataques a los ojos ni violencia producto de animales enloquecidos) parecen hacernos retroceder diez años atrás. Las escenas mas savajes son la muerte de una médium por parte de una horda de gatos salvajes, que le arrancan los ojos de manera bestial; la muerte de un pueblerino, al cual le atraviezan la lengua con unn picahielos; y el tortuoso asesinato de un hombre, destrozado por la mitad en frente de su hijo. Sin ser gore, el flashback en el cual una monja arroja un bebe vivo al fuego, es muy logrado. Un detalle: si miran cuidadosamente, cuando Liza baja a las ruinas en donde fueron emparedadas las monjas, en las paredes pueden verse inscripciones lovecraftianas tales como "Cthulhu" o "Azathoth". A pesar de ser una buena película, por momentos Demonia solo parece un desdibujado intento de Fulci por recuperar la grandeza de sus films pasados. Si bien la música y los FX estan conseguidos, son muy inferiores a los su mejor época. Los actores cumplen bien su rol (sobretodo Meg Register, Brett Halsey y Franco Diogene) pero, lamentablemente, la película cuenta (como en gran parte de los últimos films de Fulci) con varios baches rítmicos y diálogos y personajes intrascendentes. Incluso, el final es demasiado abrupto, causando una gran decepción. Fulci hace su cameo mas largo hasta el momento, como inspector de policía. Un Gato en el Cerebro (Un Gatto nell Cervello, 1990. AKA: A Cat in the Brain, Nightmare Concert) generó criticas totalmente enfrentadas entre los fans. Para algunos, era un clásico instántaneo, una obra maestra y la película mas gore de Fulci. Para otros, era una película patética. Veamos de que se trata la historia. Un director de cine de terror (el propio Lucio Fulci) sufre constantes y horripilantes alucinaciones, cuyo origen son las sangrientas películas que dirigió durante su carrera. Para volver a la cordura, recurre a un psiquiatra (David Thompson), el cual resulta ser un asesino serial que lo manipulará para sus propios fines. La causa de la polémica son la mayoría de las escenas gore de la película, las cuales ocupan por lo menos la mitad del metraje. Casi todas ellas, fueron recicladas de dos films anteriores de Fulci (Los Fantasmas de Sodoma y Cuando Alicia Rompió el Espejo) y de una serie de films ultraviolentos que Fulci solo presentó y ocasionalmente supervisó: No Torturen a los Niños, de Giovanni Simonelli; Masacre, de Andrea Bianchi; Fuga de la Muerte, de Enzo Millioni, Psicópata Sangriento; de Leandro Luchetti; y No Tengan Miedo de la Tia Marta, de Mario Bianchi. Las personas que habían visto esos films (los cuales son muy poco conocidos y difíciles de conseguir) se sintieron decepcionadas y estafadas al ver una película en la que por lo menos la mitad del metraje era "repetido". Los fans que no vieron esas películas, se alegraron por disfrutar de una catarata interminable de escenas aberrantes, pensando que el metraje era nuevo. Incluso hay quienes que, a pesar de saber el origen de esas escenas, se encuentran encantados de ver a su idolo como protagonista, llendo de aquí para alla y reflexionando de manera ingeniosa sobre su carrera y sobre el cine de terror. Un Gato en el Cerebro resulta solo disfrutable para los mas acérrimos fans de Fulci y para los amantes del gore ultraexplícito. La interminable sucesión de escenas sangrientas, (decapitaciones, descuartizamientos, acuchillamientos, destripamientos) es realmente impresionante y, para muchos, mareante. La actuación de Fulci es bastante graciosa como lo es la del psicólogo; la música de Fabio Frizzi es muy lograda, y el comienzo y el final son gloriosos: en la primer escena, vemos un plano picado de la espalda de Fulci, mientras escribe un sangriento guión en su escritorio. La cámara desciende a su cráneo y pasamos a una vista del interior del cráneo de Fulci, en donde un gato diabólico destroza y devora su cerebro. Al final, Fulci navega junto a una bella muchacha a bordo de un bote llamado Perversion. Ambos, bajan al camerino. La cámara se queda fuera, mientras se oyen gritos de horror y el sonido de una motosierra. Luego, Fulci vuelve del cuarto, portando partes descuartizadas de la chica, las cuales utiliza para pescar. Subitamente, una voz grita "¡Corten!. Estuvo bien. Gracias, Fulci". El plano se abre, mostrando a otro director y a su equipo. Un original final que remite a una película-dentro-de-otra-película. Este final autorreferencial fue cortado inexplicablemente en la versión italiana, por lo cual muchos de sus fans no saben como en verdad termina la película. El Gato en el Cerebro es un film imprescindible para los fans de Fulci, pero francamente podría haber sido mucho mejor. El hecho de utilizar tantas escenas de otras películas es decepcionante y muy criticable. La Puerta del Silencio (1991) fue su última película y, desgraciadamente, la peor. Melvin Deveraux (John Savage) es un exitoso hombre de negocios que queda atrapado en un embotellamiento causado por una procesión funebre. Pronto, se verá perturbado por las misteriosas apariciones de un bella mujer negra y por un coche funebre que lo perseguirá sin tregua. Basado en un relato de Fulci, La Puerta del Silencio fue un completo bodrio y un terrible fracaso en taquilla. La película parece un relato al estilo de La Dimension Desconocida, estirado hasta el hartazgo. El propio Fulci lo sabía antes de hacerla, y le dijo a su productor Joe D’Amato que sería un fracaso y que no valía la pena hacerla. Pero a D’Amato le gustaba la historia y decidió filmarla. El rodaje en Louisiana fue muy complejo: el presupuesto era bajo (aunque el mas alto con el que contó Fulci en mucho tiempo), el equipo técnico no funcionaba, el plan de rodaje era corto, el clima era continuamente lluvioso y Fulci discutía todo el tiempo con Savage. En la postproducción, D’Amato cambió la banda sonora de Free-Jazz que tanto amaba Fulci y la sustituyó por otra mucho mas clásica, la cual Fulci odió. Incluso, D’Amato cambió el nombre del director por el de "H. Simon Kittay" por sugerencia de una mujer de la producción, que creía que, en ese momento, Fulci no estaba de moda. La Puerta del Silencio no parece en absoluto una película de Fulci y ni siquiera parece italiana. Dada la gran cantidad de pseudónimos en los títulos de crédito, puede pasar tranquilamente por norteamericana o inglesa. Ninguna de las "marcas de fábrica" de Fulci pueden verse en la película: ni los planos detalle a ojos y rostros, ni el barroco clima sobrenatural, ni las brutales y sádicas escenas gore, ni la encantadora música habitual, ni la elaborada fotografía. El ritmo y las situaciones del film son realmente insoportables. La Puerta del Silencio fue un triste final para la carrera de Fulci, que merecía una mejor despedida. En 1993, Fulci sufríó un accidente cuando filmaba una pelicula para una compañía japonesa: su pie fue aplastado por un bote. Debido al accidente permaneció 3 años sin trabajar, 2 de ellos postrado en una silla de ruedas. Su diabetes crónica tampoco lo ayudaba. A pesar de no poder trabajar, comenzó a ser reconocido en sus primeras convenciones en Roma y luego por toda Europa. Su trabajo se redescubrió y reeditó, y sus fans (principalmente jóvenes) comenzaron a multiplicarse, como asi también los elogios de la critica, tanto especializada en el genero de terror como no. La prensa europea llamó a Fulci "Poeta de la Muerte", recibió un homenaje en el festival de Sitges, Fangoria lo premió en una memorable convención, apodandolo "Padrino del Gore" y la prestigiosa publicación "Cahiers Du Cinema" vió en sus delirios splatter, "una precisa y marcada gramática, capaz de delinear un personalisimo lenguaje cinematográfico". Fulci diría que es "el único director redescubierto en vida" y reflexionó amargamente sobre su vida: "los críticos llamaron a mi arte, mierda. Ahora, llaman a mi mierda, arte", reconociendo que hay pocos films en los cuales pudo plasmar lo que quería, debido a los bajísimos presupuestos con los que contó por parte de una industria solo interesada en hacer dinero y poco procupada por la calidad del film o las motivaciones del director. Numerosas entrevistas y estudios sobre su obra aclararon y aclaran puntos oscuros de su vida y sus peliculas, demostrando además la enorme cultura de su director. En 1996, parecía que venía su regreso. Bajo la producción de Dario Argento (ahora reconciliado con el) Fulci dirigiría La Mascara de Cera (La Maschera Di Cera, AKA: The Wax Mask), una película con la cual estaba muy interesado y que lo relanzaría en todo en mundo. Sin embargo, falleció el 13 de marzo de 1996 debido a un fallo en el corazón causado por su diabetes crónica mientras dormía. Oscuros rumores nunca comprobados, dicen que Fulci inexplicablemente olvidó tomar su dosis de insulina cuando fue a acostarse. Debido a esto, algunos creen que se suicidó, debido a problemas surgidos en la producción de La Mascara de Cera (terminada por el creador de FX Sergio Stivaletti). En 1998, su gran admirador Quentin Tarantino (que afirma haber visto El Destripador de New York 30 veces), a traves de su compañía cinematográfica Rolling Thunder Pictures, reestrenó exitosamente en sesiones de medianoche la versión integra de El Mas Alla. Guste o no, el cine de Lucio Fulci es único e inimitable. Una revisión y estudio profundo de sus películas revela que, a pesar de haberse visto envuelto en una industria descaradamente explotativa, Fulci le imprimió a sus películas un inimitable estilo propio perfectamente discernible. Ver un buen film de Lucio Fulci, es una experiencia única. Con altibajos, creó un cine politicamente incorrecto y apasionado, lejos de los cánones al cual el cine de horror nos tiene acostumbrados. Cada plano de sus mejores films, son un verdadero escape al mas alla, verdaderos trozos de irrealidad. Lucio Fulci creó terror puro, y eso no tiene precio. Cerramos esta nota, con algunas palabras suyas: "El cine es todo para mi. Me he dedicado a hacer películas. ¡Incluso las he devorado!." "Filmar es todo lo que he hecho. ¡Yo vivo en mis películas!."
| atrás | recomendar esta página | enviar comentarios | arriba | |
© 2024 Terror Universal |