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El Abuelito Artículo originalmente publicado en el Libro de Oro Cinefania DEAD MAN'S EYES Prod. y Distr.: Universal Pictures Reparto: Lon Chaney Jr. (Dave Stuart [como Lon Chaney]); Jean Parker Heather (Hayden); Paul Kelly (Dr. Alan Bittaker); Thomas Gomez (Capt. Drury); Edward Fielding (Stanley Hayden); Jonathan Hale (Dr. Sam Welles); George Meeker (Nick Phillips); Beatrice Roberts (Enfermera); Pierre Watkin (Abogado); Eddie Dunn (Of. Moriarty) y Acquanetta (Tanya Czoraki). Sin acreditar: Leslie O'Pace (George, un Camarero); Rex Lease (Taxista); John Elliott (Trevers, el Mayordomo); Allen Fox (Mesero); Gwen Kenyon (Enfermera); Beatrice Roberts (Enfermera); David Hoffman (Inner Sanctum).
Créditos: Producción Ejecutiva: Ben Pivar. Producción: Will Cowan. Dirección: Reginald LeBorg. Guión: Dwight V. Dirección de diálogos: Stacy Keach y Phil Brown. Babcock. Fotografía: Paul Ivano. Dirección de arte: John B. Goodman y Martin Obzina. Montaje: Milton Carruth. Asistente de dirección: Seward Webb. Decorados: R.A. Gausman y A.J. Gilmore. Vestuarios: Vera West. Dirección musical: Paul Sawtell. Dirección de sonido: Bernard B. Brown. Técnico de sonido: William Hedgcock. Operador de Cámara: William Dodds. Efectos de fotografía: John P. Fulton. Doble de riesgo: Gil Perkins. Sinópsis: Un artista es cegado por su joven y celosa modelo, que arroja ácido en sus ojos. Ahora el artista debe lograr un transplante de ojos para recobrar la vista. Con la muerte del padre de la modelo (cuya intención había sido la de donar sus ojos), el artista se convierte en el primer sospechoso.
La última de las realizaciones de Le Borg en la serie le lleva a coincidir por segunda vez en el mismo año con la turbadora Acquanetta, estrella de la casa lanzada como penúltimo de los monstruos clásicos, la Mujer Gorila, a partir de la seminal Captive Wild Woman (1943). No es de extrañar, por cuanto el director firma durante ese año nada menos que siete largometrajes, entre ellos Jungle Woman, secuela de la primera historia de la Mujer Gorila. Acquanetta, de rasgos negroides e inquietante belleza, representa en el inconsciente hollywoodense lo prohibido, la llamada del sexo oscura y sugerente; su papel secundario en Dead Man’s Eyes así viene a confirmarlo. Los Ojos del Hombre Muerto es el título de la nueva entrega de Inner Sanctum, melodrama febril y enfermizo como no podía ser de otro modo.
Acquanetta -delicioso nombre- interpreta a la exótica modelo de un pintor, Lon Chaney, por quien secretamente bebe los vientos. Frente a ella, Jean Parker, su rival blanca, rica, alegre y convencional, dueña del corazón del desventurado artista. Adicto al colirio tras sus largas sesiones de trabajo frente al caballete, alguna mano malvada sustituye éste por corrosivo ácido provocando en escena de gran crudeza la inmediata ceguera de Lon. Su futuro suegro, convencido de su valía como pintor, promete donarle sus ojos cuando muera, circunstancia que misteriosamente no tarda nada en producirse mediante el crimen… La intriga está, pues, servida mediante los elementos atípicos y morbosos habituales, que buena y profunda grima provoca cuanto tenga que ver con los humores acuosos del ojo, símbolo del alma. Hay en Dead Man’s Eyes menor incidencia que en otras ocasiones en las conexiones con el universo fantástico, lo que no resta un ápice de interés: el más convencional de los Inner Sanctum es puro e inefable delirio comparado con cualquiera de los títulos del cine policial normal facturado en la época.
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