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El Abuelito Artículo originalmente publicado en el Libro de Oro Cinefania THE FROZEN GHOST Prod. y Distr.: Universal Pictures Reparto: “Lon Chaney en”; Lon Chaney Jr. (Alex Gregor [como Lon Chaney]); Evelyn Ankers (Maura Daniel); Milburn Stone (George Keene); Douglas Dumbrille (Inspector Brant); Martin Kosleck (Rudy Poldan); Elena Verdugo (Nina Coudreau); Tala Birell (Valerie Monet); Arthur Hohl (Borracho). Sin acreditar: Pauline Drake (Mabel); Dennis Moore (Anunciante de Radio); Leyland Hodgson (Doctor en la Audiencia); Jan Bryant (Adolescente en la Audiencia); Polly Bailey (Dama en la Audiencia); William Haade (Policía); Charles Jordan (Reportero); Eddie Acuff (Reportero); Bobby Barber (Gordo); Bud Wolfe (Taxista); Jan Jacobson (Organista); Eddie Bruce (Hombre en la Audiencia); David Hoffman (Inner Sanctum - no confirmado).
Créditos: Producción ejecutiva: Ben Pivar. Producción: Will Cowan. Dirección: Harold Young. Guión: Bernard Schubert y Luci Ward sobre una historia original de Harrison Carter y Henry Sucher. Contribución argumental: Maurice Tombragel. Adaptación: Henry Sucher. Dirección de diálogos: Edward Dein. Fotografía: Paul Ivano. Operador de cámara: William Dodds. Dirección de arte: John B. Goodman y Abraham Grossman. Montaje: Fred R. Feitshans Jr. Asistente de dirección: Fred Frank. Decorados: Russell A. Gausman y Ray L. Jeffers. Vestuario: Vera West. Dirección musical: H.J. Salter. Dirección de sonido: Bernard B. Brown. Técnico de sonido: William Hedgcock. Mezclador musical: Paul Neal. Mezclador de efectos: Edwin L. Wetzel. Doble de riesgo: Ken Terrell. Stand-ins: June Davis y Norma Holm. Sinópsis: Un hipnotista es acusado de asesinato luego de que uno de sus voluntarios -que estaba borracho- fallece en escena. Dos malvivientes aprovechan la situación para extorsionarlo.
Al iniciarse 1945 se estrena la siguiente película de la serie, The Frozen Ghost. Harold Young, otro de los directores en la nómina del estudio, sustituye a Reginald Le Borg. Young es como el anterior lo que llaman los críticos, no sé muy bien con qué ánimo, un artesano: en todo caso no seré yo quien ponga en entredicho al responsable de filmes como The Mummy’s Tomb (1942), de la serie de Lon Chaney como Kharis, Scarlet Pimpernel (1934) o la tercera parte de las andanzas de la Mujer Gorila, con el acromegálico Rondo Hatton como estrella invitada, Jungle Captive, realizada al concluir este Fantasma Helado que nos ocupa. Que es, por cierto, filme admirable hecho de arquetipos y lugares comunes, cuyos resultados están a la altura de sus tan magníficas como sencillas pretensiones, un cuento recargado y malsano ideal para quienes aprecien la narrativa pulp más ortodoxa.
Argumento, tipología y ambiente sintetizan como pocas el espíritu bizarro de los Inner Sanctum. Como en Calling Dr. Death (Doctor Muerte) Chaney tiene poder hipnótico, pero esta vez se dedica al espectáculo de teatro y feria en lugar de a la medicina. Gregor el Grande, se hace llamar; en una de sus funciones cree que mediante su voluntad ha matado a un borracho a quien pretendía poner en trance. Convencido de tener mando sobre la vida y la muerte cae en fuerte depresión; para alegrar el ánimo no se le ocurre mejor solución que la de aceptar la invitación de una vieja amiga que le ofrece trabajar en su Museo de Cera, repleto de figuras de torturas y ejecuciones y tan macabro como manda la tradición.
En escenario tan querido por el amante del fantástico es escultor residente el gran Martin Kosleck, actor delgado y pequeño de mirada y ademanes reptilescos a quien recordamos como pareja homosexual y asesina de Basil Rathbone en The Mad Doctor (La Cita Fatal-1941) o haciendo de bohemio criminal, amigo y protector del deforme Rondo Hatton en la modélica House of Horrors (La Mansión del Mal-1946). En The Frozen Ghost hace de artista loco con serios problemas para tratar con las mujeres, gusta entablar conversaciones con sus figuras predilectas y es antiguo cirujano plástico expulsado de la profesión médica por su fracaso en una arriesgada intervención. Deambula sibilante por el Museo entre calderas de cera hirviente, esculturas de asesinos y hornos enormes que aparte de para quemar cadáveres no se sabe muy bien para qué sirven, pero que en todo caso prestan gran servicio estético a la opresiva atmósfera de terror evocada en la película. Mal panorama, desde luego, para que se repongan los deshechos nervios de Gregor el Grande…
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