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21D

No pudo recobrar el contenido del sueño. Sabía que había sido placentero, que le había dejado una sonrisa en la cara, y que la sonrisa desapareció apenas recordarse. Miró el reloj: su primer pensamiento fue que eran las nueve y debía haber entrado a trabajar a las ocho. Su segundo pensamiento fue que hacía una semana que ya no tenía trabajo. Su tercer pensamiento fue que éste era el día en el que estaba anunciada la llegada de esa inmensa flotilla de naves extraterrestres que había sido detectada la semana pasada.

En TN estaban mostrando las tapas de los diarios. Clarín: "Ahora la gente cree más en la vida extraterrestre". La Nación : "Invasión extraterrestre: preocupan sus efectos sobre la seguridad jurídica". Tiempo Argentino: "Esperando a ET: Los planes del gobierno para hacer frente a la amenaza". Página/12: “… que chocan los planetas. Ámbito Financiero: "Se desplomó la bolsa, bajaron los bonos y subió el riesgo país". La Voz del Interior: "Juez: 'estos marcianos son metidos como calzón de gorda'". Diario Popular: "Caos en el centro por marcha piquetera" y "Trezeguet en duda para la pretemporada". Puso el agua a calentar para hacerse un mate y descubrió que no le quedaba yerba ni para la mitad de la calabacita. Se hizo un mate cocido y lo acompañó con las últimas dos Cerealitas que le quedaban. El locutor de TN, mientras tanto, seguía hablando solo: ahora iba por las tapas de las revistas. Con el sueño, creyó entender que Noticias anunciaba algo así como "Expediente ET: toda la verdad en un documento de 24 páginas. Escriben Fontevecchia, Aguinis, López Murphy, Carrió, Sebreli, Grondona, Neilson, Bergman, Caruso Lombardi, Rosendo Fraga, Sarlo, Melconián, Eliaschev, Kovadloff y Jorge Corona". Revista Caras: "Susana Giménez: 'las estrellas no vivimos en un frasco'". Revista Para Ti: "La dieta de los extraterrestres".

Mientras se estaba bañando sonó insistentemente el timbre. Fue a atender mientras todavía se estaba secando. Al abrir la puerta no había nadie: sólo había un aviso de corte de electricidad por falta de pago. Se terminó de secar a las apuradas y se sentó a colocarse las lentes de contacto. Cambió al canal internacional de Televisión Española: un sexagenario con todo el aspecto de haberse pasado la vida entera en los estudios de TV afirmaba que la ausencia de pánico ante la llegada de los extraterrestres no era para extrañarse: muchos pensaban que el anuncio era una mentira para distraer a la población de los problemas económicos, muchos pensaban que una invasión marciana no podía dejar las cosas mucho peor que lo que ya estaban, y hasta algunos creían que los visitantes acudían en nuestra ayuda. Cambió de canal otra vez: en otro, ya no importa cuál, todos daban lo mismo, estaban con las noticias internacionales del día del descubrimiento de la Tierra por los extraterrestres, como dijo una agraciada locutora, sin percatarse de las obvias y ominosas analogías. Putin disolvió el Parlamento en Rusia. Obama anunció que, para recibir a los visitantes desde una posición de fuerza, había ordenado la invasión de Cuba y Venezuela. Israel adujo razones de seguridad nacional para convocar a los reservistas y volver a ocupar la franja de Gaza. El Papa llamó a orar y a implorar la misericordia de Dios por los pecados de la humanidad.

Fue al supermercado. Compró jabón en polvo para lavado manual, salchichas, huevos, pan, cerveza, unos turrones. También yerba. Pensó que eran las mismas cosas que compraba cuando todavía era soltero y tenía 20 años. Lo invadieron recuerdos de aquella época, que le parecieron mucho peores que la invasión de marcianos. Los recuerdos tenían abundante tiempo para invadirlo, porque la cola para pagar en las cajas no avanzaba. Escuchó no menos de cinco veces un ringtone con una parte de la vieja canción Fabio Zerpa tiene razón de Andrés Calamaro. Espió la cola de la caja vecina, y vio que el último era un chico que llevaba una Pepsi sola. Se cambió a esa cola, dejándole su lugar a una vieja. Cuando ya le tocaba pagar al chico de la Pepsi , se le sumó su madre con el carrito lleno. La vieja que estaba detrás de él en la otra cola ya se iba cuando por fin le llegó el turno de pagar. La cajera saludó a alguien que estaba detrás de él en la cola.

- Qué hacés, uruguayo. ¿Es cierto que los extraterrestres vienen para poner otra pastera más en Uruguay?

- Les vamos a hacer un piquete, como hacían ustedes respondió.

Al volver a su casa almorzó frugalmente. Los productores de TV ya recurrían a las repercusiones de la invasión extraterrestre en Twitter. Algunos tuits le arrancaron una sonrisa dificultosa. Un tuitero preguntaba si, con esto de la invasión, Cataluña también iba a pedir separarse del planeta Tierra. Otro atribuía a Elisa Carrió la reflexión de que éste era el comienzo del parto doloroso. Otro decía que el kirchnerismo estaba tranquilo, porque los marcianos venían a invertir 20 mil millones, como hicieron los chinos. Otro anunciaba un Gran Hermano ET. Otro afirmaba que, mientras los countries estaban vallados, en las barriadas pobres la actitud era más bien vengan que estamos preparados, o algo así creyó entender. Tomó la mochila y guardó el celular, un suéter liviano, unos turrones, la billetera con algo de plata, una cajita de forros. ¿Forros? Nunca se sabe, se dijo, y sonrió sin alegría.

Sacó pasaje al mismo destino que la persona que estaba delante de él en la cola. En el tren viajaba mucha gente, todos muy apretados. Le pisó los pies a una señora y le pidió disculpas. Cinco estaciones después, por fin consiguió asiento. Se durmió enseguida.

Despertó sobresaltado cuando en el sueño apareció una joven de cabellos castaños y ojos claros. Miró por la ventana del vagón ferroviario y se dio cuenta de que se había pasado de largo como veinte minutos, pero no se inquietó. Cuando la formación se detuvo, unos minutos después, el guarda le dijo es el final del recorrido, flaco.

La estación le pareció ubicada poco menos que en medio de la pampa. Se sentó en un banco a comerse uno de los turrones. Cuando, en una encrucijada, no se tiene la menor idea de qué camino tomar, una alternativa muy lógica es recurrir al azar. El azar juega limpio, no es parcial. La idea le pareció tan lógica que casi se extrañó de no ver a Obama o a Putin junto a él, en ese banco de una estación perdida a la que había llegado por casualidad.

En la TV del bar de la estación se hablaba de la relación entre la inminente presencia extraterrestre y el terremoto del día anterior en China con una seguridad digna de mejor causa. Luego pasaron a la cotización del dólar. ¿La clase media argentina seguiría comprando dólares si los Estados Unidos fueran vaporizados por la fuerza invasora alienígena? Se respondió que probablemente sí. Se puso de pie y caminó hacia la puerta de salida de la estación. Unos hombres cargaban unas bolsas en la caja de un camión. El que parecía el dueño lo vio venir y le dijo:

- ¿No te querés ganar unos mangos ayudándonos con estas bolsas?

Aceptó de inmediato. Dejó a un lado la mochila y la campera, se arremangó y se sumó a la cuadrilla. En el cielo del noreste, mientras tanto, comenzaban a hacerse perceptibles unos pequeños puntos luminosos.

 

[Agregado del 02-12-12: me había olvidado de dejar en claro que el escritor y periodista español Manuel Vázquez Montalbán tuvo una idea parecida a la de este texto, sólo que más de cuarenta años antes, como pueden ver acá...]

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