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BALÓN ROJO

Hace unos días subí una nota acerca del fútbol en la Alemania nazi, y ahora le toca el turno al fútbol de detrás de la Cortina de Hierro. ¿Cómo era el deporte más popular del mundo en la Unión Soviética y en sus países satélites? Si gusta, es su casa.

 

EL DEPORTE BAJO EL COMUNISMO

Durante la década del ’20, el naciente régimen soviético había despreciado la competición deportiva, a la que consideraba una “práctica burguesa”, aunque sí había demostrado un gran interés en la preparación física de la población, básicamente por razones militares. La experiencia del uso político del deporte en la Alemania nazi abrió los ojos de los dirigentes soviéticos a fines de los años ’30, y tras el obligado parate de la guerra contra el invasor alemán entre 1941 y 1945, el Estado dio un gran impulso a la preparación atlética, construyendo miles de campos deportivos, piscinas, gimnasios y estadios (1). Durante la Guerra Fría , los Juegos Olímpicos se convirtieron en uno de los grandes escenarios de la confrontación con Estados Unidos y sus aliados (el otro fue la carrera hacia la Luna ), y los triunfos deportivos sirvieron al régimen para un doble propósito: hacia fuera, para alardear de la capacidad del sistema soviético por elevar el nivel de vida de su población; hacia adentro, para alentar entre las innumerables nacionalidades que poblaban su inmenso territorio la lealtad al estado comunista.

 

Oficialmente, las naciones del bloque soviético afirmaban que, a diferencia de lo que sucede en el mundo capitalista, sus deportistas no eran profesionales, esto es, no recibían dinero por su actividad: en realidad, los deportistas de elite recibían pagas disfrazadas. Por dar un solo ejemplo, los futbolistas del legendario Honvéd húngaro de los años ‘50 (equipo sostenido por el Ejército) eran presentados en el exterior como miembros de las fuerzas armadas que además practicaban fútbol, y cuyo sueldo era el de un oficial (por caso, el inolvidable Ferenc Puskás - imagen - era teniente coronel): empero, sus obligaciones militares se limitaban a la defensa de las casacas del Honvéd y de la selección nacional.

 

Este profesionalismo disfrazado, en el ámbito de un deporte olímpico todavía oficialmente amateur, garantizó la primacía en el medallero olímpico de las naciones del Este europeo (en especial la URSS y Alemania Oriental). Específicamente en lo que hace al fútbol, entre los Juegos de Helsinki de 1952 y los de Moscú de 1980, representativos de tales naciones se llevaron todas las medallas, menos tres. En los campeonatos mundiales, en los que los principales rivales eran jugadores profesionales de Europa Occidental y América del Sur, el papel del fútbol del bloque soviético fue mucho menos lucido: apenas se pueden destacar los subcampeonatos de Hungría en 1954 y Checoslovaquia en 1962, además de algunas buenas actuaciones parciales de los ya nombrados húngaros (1962, 1966), Yugoslavia (1962), la Unión Soviética (1966, 1986) y Polonia (1974, 1978 y 1982). 

 

EL FÚTBOL EN LA UNIÓN SOVIETÍCA

El deporte (y específicamente el fútbol) se sostenía sobre tres pilares, a saber:

1) La Dinamo , una institución deportiva de alcance nacional fundada en 1923 por el siniestro aristócrata de origen polaco Felix Dzherzhinsky, a su vez fundador de la primera policía política del régimen, la Cheka. ( La Dinamo siempre mantuvo una estrecha relación con la Cheka y sus sucesoras, por caso la conocida KGB, y contribuía económicamente a su sostenimiento). Además de administrar miles de instalaciones, la Dinamo sostenía decenas de escuelas deportivas para niños y jóvenes en todo el país. Sus filiales más exitosas en el aspecto futbolístico fueron la de Kyiv en Ucrania, la de Moscú en Rusia, la de Minsk en Belarús y la de Tbilisi en Georgia.

 

2) Las Sociedades Deportivas Voluntarias, organizaciones sostenidas por los sindicatos oficiales. Hacia el final de la existencia de la URSS , manejaban 7500 escuelas deportivas, 2490 estadios y 59 mil canchas auxiliares de fútbol en toda la nación. La primera y mayor de las seis sociedades de alcance nacional, Spartak (por Espartaco) fue creada en 1935 para organizar la práctica deportiva en las granjas colectivas; otras sociedades importantes de alcance pansoviético (ambas fundadas en 1936) fueron la Zenit (la de los trabajadores de la industria armamentista, cuyo principal adalid estaba en San Petersburgo, entonces Leningrado) y la Lokomotiv (la de los trabajadores de los ferrocarriles y los subterráneos, siendo su filial más poderosa la de Moscú).

Había sociedades que eran sólo locales, o que abarcaban solamente una república. La Trud sólo existía en Rusia, y agrupaba a los estudiantes de escuelas técnicas: poseía el Torpedo de Moscú, un club que había nacido en el seno de la fábrica de automotores ZiL. Otras instituciones regionales de cierto poderío eran el Ararat de Ereván en Armenia, el Neftchi de Bakú (el club de los sindicatos petroleros) en Azerbaiyán, el Zalguiris de Vilna en Lituania y, en Ucrania, el Metalist de Jarkiv (club de la fábrica de los famosos tanques T-34 de Segunda Guerra) y el Shajtyor (actual Shajtar) de Donetsk (del sindicato de los mineros de carbón de la cuenca del Donbas).

 

3) La Sociedad Voluntaria de Asistencia al Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina , la que, como su nombre indica, era sostenida por las fuerzas armadas. Fue creada en 1927 con el objetivo de colaborar en la “educación patriótica de la población y su preparación para la defensa de la Patria ”. Su carácter “voluntario” era bastante relativo: la afiliación era obligatoria para los miembros de la organización de las juventudes comunistas o Komsomol, y a su vez, la membresía en dicha institución juvenil era requisito necesario para acceder a una educación universitaria.

 

Básicamente, dicha sociedad formaba reservistas porque sus actividades, además de la práctica de deportes, abarcaban también desde prácticas de tiro a cursos de táctica militar. Sus filiales principales eran el CSKA de Moscú (iniciales en ruso de “Club Deportivo Central del Ejército”) y el SKA (“Club Deportivo del Ejército”) de Rostov.

 

La Liga fue fundada en 1936 y disputó su primer torneo en la primavera boreal de dicho año. Todos los partidos se disputaron en Moscú, pese a que entre los siete equipos participantes había dos de Leningrado y uno de Kiev. Se jugó bajo el sistema de todos contra todos a un solo partido, y con un original sistema de puntaje: 3 para el vencedor, 2 para los que empataran y 1 para los derrotados. Dinamo de Moscú ganó sus seis encuentros y finalizó como campeón, antecediendo a su similar de Kyiv. El segundo torneo (ya con nueve equipos) se disputó en el otoño boreal de ese mismo año, y a partir de 1937 se jugó sobre una base anual. Por razones climáticas, el campeonato se disputaba en un período diferente al del resto de Europa y similar al de sus equivalentes sudamericanos: de febrero a noviembre, en vez de entre agosto y mayo.

 

El campeonato de segunda división seguía un esquema parecido al de los actuales Torneos Argentinos A, B y C, propio de países extensos: los equipos se enfrentaban en grupos regionales, y los ganadores de cada zona clasificaban a una competición definitiva por el ascenso a primera. Hubo una tercera división en 1936-37, en 1946 y a partir de 1963, dividida en nueve zonas. En 1990 se adicionó una cuarta.

 

ALGUNAS HISTORIAS DEL FÚTBOL EN OTROS PAÍSES DEL ESTE

El equipo más poderoso de la Alemania Oriental era el Dinamo de Berlín, el equipo de la Stasi , la policía política tan bien retratada en el filme “La vida de los otros”: obtuvo los diez campeonatos locales entre 1979 y 1988. El control de la policía secreta sobre la sociedad ni siquiera se relajaba dentro de los campos de juego, porque estas victorias del Dinamo fueron resultado de manipulaciones dirigenciales y arbitrales tan groseras que el público dejó de asistir a los estadios.

 

Algo parecido sucedía en la Rumania de los Ceauşescu, donde el único atractivo de los torneos era ver si se los terminaban llevando el equipo del ejército (Steaua de Bucarest) o el de los servicios secretos, Securitate (Dinamo de Bucarest) (2). Steaua (recordado por ser el primer equipo del Este que fue campeón de Europa, al derrotar al Barcelona en 1986) gozó en la segunda mitad de los ’80 de todo el apoyo del régimen, que le permitía contar a su disposición con los mejores jugadores del país y con la complicidad de los arbitrajes. Tal es así que estuvo invicto en campeonatos locales durante 104 partidos, entre junio de 1986 y setiembre de 1989, arrasando consecuentemente con todos los torneos oficiales. Su triunfo en la Copa de Rumania de 1988 es un símbolo del favoritismo que gozaba, así como del delirante autoritarismo del sistema: sobre la hora y con el encuentro 1-1, se produjo un gol del Steaua en clara posición adelantada. El árbitro lo anuló correctamente, pero el gobierno dispuso que no se informara del resultado del partido y, dos días después, la federación declaró campeón al Steaua y censuró a la terna arbitral por "haber realizado gestos que confundieron al público"… Tras la caída y ejecución del matrimonio Ceauşescu en 1989, la federación le quitó el trofeo de 1988 al Steaua y reconoció como ganador al Dinamo.

 

Para el final dejamos al mejor exponente del fútbol de Europa Oriental: el de Hungría. El fútbol era el deporte más popular en aquellas tierras ya a comienzos del siglo XX, y un seleccionado magiar participó en una competencia olímpica ya en los Juegos de Estocolmo de 1912. Durante los años ’30, Hungría fue gran animador de las Copas del Mundo, llegando a cuartos de final en Italia en 1934 y perdiendo la final en Francia en 1938 ante los entonces invencibles italianos de Vittorio Pozzo. Tras la Segunda Guerra Mundial y la caída de la nación en la órbita soviética, el fútbol fue reorganizado, perdiendo terreno un equipo tradicional como el Ferencvaros (considerado demasiado identificado con el nacionalismo de derecha) en perjuicio del Vasas (controlado por el sindicato de los trabajadores metalúrgicos), el MTK (el equipo de la aristocracia y la comunidad judía, cooptado en 1949 por la policía política), el Ujpest (el de la policía de calle) y, especialmente, el Honvéd (el del ejército). Este último club aprovechaba que los mejores juveniles de sus rivales estuvieran realizando el servicio militar para incorporarlos a sus filas, ofreciéndoles la inmediata exención del mismo y un buen sueldo como oficial sin necesidad de siquiera saber cargar un arma. Fue así que el Honvéd incorporó a comienzos de los ’50 a notables futbolistas como Kocsis, Czibor y Grosics, y armó un equipo que brindaba verdaderas exhibiciones por toda Europa, para deleite de los aficionados magiares… y de los servicios de propaganda del régimen. La selección húngara era todavía superior: arrasó en los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952, fue el primer equipo continental en derrotar a Inglaterra como visitante (un estruendoso e inolvidable 6-3 en 1953) y hubiera sido uno de los más brillantes ganadores de la Copa del Mundo si no hubiera tropezado una tarde de Berna, en el verano boreal de 1954, con un seleccionado de Alemania Occidental que difícilmente pasaría hoy un examen antidóping (3).

 

En noviembre de 1956, mientras se producía la sangrienta invasión soviética a Hungría, el Honvéd se encontraba en España, adonde había viajado para disputar el partido de ida de la primera ronda de la Copa de Europa ante el Athletic de Bilbao (perdió 2-3). Ante la difícil situación de su país, los húngaros aceptaron jugar la revancha en Bruselas el 20 de diciembre, quedando eliminados al empatar 3-3, pese a tener que afrontar casi todo el partido con el notable puntero Czibor de improvisado arquero, por lesión del titular. Anclados en Occidente, los futbolistas del Honvéd jugaron varios partidos para sostenerse económicamente en Italia, España, Portugal y Brasil. Dijeron no a una oferta mexicana de asilo político y de unirse a su liga (algo que México intentara con éxito en los años ’30 con el equipo de los exiliados vascos que integraran, entre otros, Ángel Zubieta e Isidro Lángara). Pero ante la presión del las federaciones soviética y húngara, la FIFA se vio obligada a prohibirles el uso del nombre Honvéd, y allí sus caminos se separaron: mientras algunos regresaron a su país (Boszik, Grosics) otros se buscaron clubes en Europa Occidental, que por otra parte estaban desesperados por contar con semejantes estrellas: fue así que, por ejemplo, Puskás firmó con el Real Madrid, y Czibor y Kocsis con el Barcelona. El Honvéd nunca se recuperó de esta sangría, y Hungría tampoco: más allá de varias buenas actuaciones en los ’60, el balompié magiar comenzó una declinación progresiva que sigue hasta hoy. El último Campeonato Mundial al que clasificó fue el de 1986, donde fue fácilmente derrotado por soviéticos y franceses y ni siquiera pasó la primera rueda. 

 

 

FUENTES

* “Ex URSS: El patriotismo ya no da dividendos”. Lincoln Allison, Correo de la UNESCO , abril de 1999.

* “Steaua, un equipo grande a la fuerza”. Pablo Ivan, Canal Trans.com

* “Deporte en la URSS”. Foro Comunista, 11 de enero de 2010.

* Artículos correspondientes de Wikipedia en inglés.

 

NOTAS

(1) Según el sitio Casa Rusia, debía haber un estadio, un gimnasio y una piscina cada 30 a 50 mil personas.

(2) A los delirios totalitarios del sistema no escapaban ni los vestuarios. A mediados del año pasado se reveló que Gica Popescu (jugador del seleccionado nacional y antiguo capitán del Barcelona) había sido informante de la Securitate entre 1986 y 1989.

(3) [Agregado del 26-10-10] Parece que se confirmó el tema del dóping: ver aquí (artículo en portugués; de todos modos, se entiende bastante bien).

 

 

ANEXO: SOBRE LAS CAMBIANTES NACIONALIDADES DE CIERTOS GRANDES JUGADORES

Con el derrumbe del bloque soviético a partir de 1989, se produjeron muchos cambios en la geografía política de Eurasia. La República Democrática Alemana fue absorbida por la República Federal de Alemania en 1990; la propia Unión Soviética se disolvió, y en su lugar surgieron 15 naciones nuevas (y algunas más que no son reconocidas sino por unos pocos países, como Abjasia u Osetia del Sur); Checoslovaquia se dividió en 1993 en dos repúblicas, la checa y la eslovaca; Yugoslavia se desintegró a partir de 1991, dando lugar a seis naciones y una especie de protectorado informal norteamericano, Kosovo.

 

Estos sucesos que conmovieron al mundo cambiaron también nuestro punto de vista sobre los viejos seleccionados deportivos de algunas de esas naciones. ¿Hasta qué punto era lícito llamar “rusos” a los jugadores del seleccionado soviético de fútbol? ¿De verdad eran todos rusos? ¿Y los yugoslavos? De ese interrogante salió la decisión de armar un pequeño anexo con las nacionalidades “modernas” de algunos “viejos” jugadores de fútbol de la Unión Soviética , Checoslovaquia y Yugoslavia, antaño animadoras de varios campeonatos internacionales. El anexo es el que sigue, con indicación de los campeonatos mundiales (en algún caso, juego olímpico) en los que participó cada estrella del fútbol de estos tres antiguos estados.

 

SOVIÉTICOS

Rusos: Rinat Dasayev (1982-1986-1990), Igor Dobrovolski (1990), Yuri Gavrilov (1982), Valentin Ivanov (1958-1962), Andrei Kanchelskis (1990), Eduard Malofeyev (1966), Igor Netto (1958-1962), Viktor Ponedelnik (1962), Albert Shesternyov (1962-1966-1970), Eduard Streltsov (Juegos de 1956), Valery Voronin (1962-1966), Lev Yashin (1958-1962-1966-1970).

Ucranianos: Andriy Bal (1982-1986), Serguei Baltacha (1982-1986), Igor Belánov (1986), Vladimir Bessonov (1982-1986-1990), Oleg Blojin (1982-1986), Valeri Lobanovski (DT 1986), Valeri Porkujan (1966-1970), Oleg Protasov (1986-1990), Aleksandr Zavarov (1986-1990). [Nótese el peso de los ucranianos en el gran equipo soviético del Mundial de México ‘86].

Bielorrusos: Serguei Aleinikov (1990).

Georgianos: Alexandr Chivadze (1982-1986), Vitali Daraselia (1982), Slava Metreveli (1962-1966-1970).

Armenios: Nikita Simonian (Juegos 1956), Joren Oganesian (1982).

 

CHECOSLOVACOS

Checos: Josef Masopust (1958-1962), Zdenek Nehoda (1982), Oldřich Nejedlý (1934-1938), Antonin Panenka (1982), František Plánička (1934-1938), Svatopluk Pluskal (1954-1958-1962), Antonín Puč (1934-1938), Tomáš Skuhravý (1990).

Eslovacos: Jan Popluhar (1962), Adolf Scherer (1958-1962), Viliam Schrojf (1954-1958-1962), Jozef Vengloš (DT 1982-1990).

YUGOSLAVOS

 

Eslovenos: Srečko Katanec (1990), Branko Oblak (1974).

Croatas: Vladimir Beara (1950-1954-1958), Stjepan Bobek (1950-1954), Ivan Gudelj (1982), Robert Jarni (1990), Drazan Jerković (1958-1962), Robert Prosinečki (1990), Josip Skoblar (1962), Ivan Surjak (1974-1982), Zlatko Vujovic (1982).

Serbios: Dušan Bajević (1974), Dragan Džajić (1974), Siniša Mihajlović (1998), Dragoslav Šekularac (1958-1962), Dragan Stojković (1990-1998).

Montenegrinos: Predrag Mijatović (1998), Dejan Savićević (1990).

Bosnios: Enver Hadžiabdić (1974), Faruk Hadžibegić (1990), Vahid Halilhodžić (1982), Enver Marić (1974), Safet Sušić (1982-1990)

Macedonios: Darko Pančev (1990).

 

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