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PENSAMIENTOS DEMOLIDOS, AHORA TAMBIÉN EN ENERO

Si hay un mes en que el pensamiento parece estar verdaderamente en ruinas, ése es enero, al menos en estas playas australes. El calor, la humedad y la casi total ausencia de acontecimientos de relevancia fomentan un sopor del cual, parece, sólo se puede salir con una de esas polémicas inverosímiles que se supone que a los argentinos nos divierten tanto. Se supone: ¿o conocen alguna persona normal a la que de verdad le interese la opinión de Ricardo Darín (!) sobre la fortuna de la presidenta, o las declaraciones de Atilio Veronelli acerca de los hermanos Caniggia? Veremos qué se puede hacer.

Tal vez yo debiera tener más respeto por las menesterosas polémicas ya mencionadas, o por las declaraciones de gente como Ricardo Fort, Fernando Niembro, Jorge Giles o Humberto Tumini. Después de todo, ya Jorge Luis Borges nos enseñó (1) que a la iluminación, en el budismo zen, "se llega bruscamente; no se trata de una serie de silogismos. Uno debe intuir de pronto la verdad. El procedimiento se llama satori y consiste en un hecho brusco, que está más allá de la lógica”. Se llega a la iluminación “mediante una respuesta ilógica. El neófito pregunta al maestro qué es el Buda. El maestro le responde: ‘el ciprés es el huerto’”. ¡Quién sabe, entonces, si el camino de la sabiduría no se encontrará dejándose iluminar por los discursos en media lengua de los prohombres antedichos!

Otra posibilidad de alcanzar la iluminación es leyendo a gente inteligente. En ese sentido, creo que es muy interesante la entrevista que la revista Playboy le hiciera a John Lennon y Yoko Ono en octubre de 1980. (¿Cuántas páginas de Internet te facilitan el acceso a semejante documento, fiera?). En la nota hay muchas observaciones brillantes, discutibles, llamativas (seguro se van a enganchar con las explicaciones que da John a la forma en quecompusieron algunas de las canciones de los Beatles) pero hoy me quedo con dos. Una, cuando Yoko dice que, para cambiar la sociedad, "no hay más que dos caminos, la violencia o la utilización del dinero, desde dentro del sistema. En los años Sesenta mucha gente se dedicó a la violencia, a poner bombas. Pero creo que ése no es el camino adecuado, al menos para mí. De modo que para cambiar el sistema - incluso si lo que intentas es llegar a alcalde o algo así - necesitas dinero". Cuando leí eso, me acordé de otro matrimonio de dos personalidades fuertes. De un matrimonio de Río Gallegos, por cierto.

La otra cosa es algo que dice John, al final del reportaje, y que debería ser enseñado en las escuelas a los chicos de quince años, para no obligarlos a descubrirlo por sí mismos, tal vez demasiado tarde. Dice John, como mensaje final y, dada la fecha de la entrevista, casi como testamento: "que cada quien tenga su sueño. Ese es el mensaje de los Beatles, y el de Yoko. Esto es lo que quiero decirle yo a la gente. Produzcan su propio sueño. Si quieren salvar a Perú, pues vayan a hacerlo. Pueden hacer lo que sea, con tal que no esperen que los líderes lo hagan por ustedes. No esperen que Jimmy Carter, o Ronald Reagan, o John Lennon, o Yoko Ono, o Bob Dylan, o Jesucristo lo hagan por ustedes. Cada uno tiene que hacerlo por sí mismo. Esto es lo mismo que han estado diciendo los grandes maestros y las grandes maestras a lo largo de la historia. Ellos no pueden hacer más que dejarte unos carteles indicadores del camino en esos libros llenos de instrucciones y consejos que la gente adora sin detenerse a leer ni a ponerlos en práctica. No hay nada nuevo bajo el sol, Todos los caminos llevan a Roma. Y nadie puede hacer por otro lo que ese otro desea para sí. No puedo despertarlos. Tienen que despertar ustedes mismos. No puedo curarlos. Tienen que curarse ustedes mismos".

Ya que estamos con revistas. El otro día encontré en una Ñ una tapa de una desaparecida revista argentina, Don Goyo, en la que colaboraran, entre otros, Roberto Arlt, Conrado Nalé Roxlo, Dante Quinterno y Lino Palacio. La tapa es de setiembre de 1928, y muestra al presidente electo, Hipólito Yrigoyen, como a un jardinero que debe podar "flores tan malas" como coimas, juego, cocaína, desalojos, injusticias, chanchullos y contrabandos. (Imagen de la derecha, hagan clic sobre ella para ampliarla). Que en el final de un gobierno tan hypeado por nuestros liberales como el de Marcelo de Alvear existieran injusticias, chanchullos o coimas no me merece ninguna reflexión: a esta altura, si hay una batalla cultural perdida, es la de la alabanza a una Edad de Oro anterior a 1945 que jamás existió. Sí me parece interesante lo de cocaína, porque hay quien cree que su consumo es un fenómeno de los años ochenta o noventa del siglo pasado, y no es así.

El ambiente del tango en los supuestamente idílicos años de Alvear estaba impregnado del polvito blanco. Comencemos diciendo que su apodo "merca" proviene de su fabricante cuando aún no era una droga ilegal, el laboratorio alemán Merck. El tango "Tiempos viejos" añora el 1900... en 1925, con una frase famosa: en aquellos tiempos edénicos "no se conocía cocó ni morfina". (Los que crean que el Paraíso Argentino está en el pasado deben ver urgentemente la película "Medianoche en París" de Woody Allen). "A media luz", por la misma época, dice que en el bulo de Corrientes 348 "hay de todo en la casita: / almohadones y divanes / Como en botica... cocó". "Los mareados" se llamaba originalmente "Los dopados": el verso "rara, como encendida" remite enseguida al "vamos a brillar mi amor" del muy cocainómano 1985 ¿no? El delicioso "Packard" de Carlos de la Púa habla de una drogadicta, y de la Púa murió en 1950. En fin.

Un detalle final sobre el uso. Originalmente se la consumía para despabilarse después de haber bebido demasiado whisky; recuerdo algún comentario de Paul McCartney en un sentido similar, sólo que en vez de whisky, en su caso, se trataba de marihuana. Charly García dijo que le costó mucho decidirse a consumirla: la veía como a una cosa de tangueros, de viejos, sin nada de la magia que en el rock tenían el porro y el LSD. Ése era el uso original, cuando la coca era una cuestión de minorías, del mundo del espectáculo y poco más, así que en cierto sentido era un consumo responsable. Después... lo que sabemos. George Harrison dice en el documental oficial "Anthology" que decidió dejar de consumir ácido cuando, en una visita a San Francisco en 1967, se dio cuenta de que la ciudad no estaba llena de gente amable y espiritual que usaba la droga como ayuda a su autodescubrimiento, sino de patoteros drogados. En las tribus amazónicas, los únicos autorizados a consumir hongos eran los shamanes: los demás tenían vedado probarlos, bajo pena de muerte.

Las drogas no te hacen otra persona: si son un imbécil, al consumirlas seguirás siendo un imbécil y, para peor, drogado. Porque, como dijera una vez Juan Di Natale a la revista XXIII (9 de noviembre de 2000) a la pregunta de si, tras admitir que en su vida profesional estaba por dar un salto al vacío, le esperaba “el éxito o el fracaso”: “¿en qué consiste el éxito cuando uno da un salto al vacío?”.

 

NOTAS

(1} "El budismo", una de las conferencias reunidas en el libro "Siete noches", de 1980. Obras Completas, Tomo Diez, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 2011.

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