TARDECITA DE DOMINGO

Un matrimonio, los dos de más o menos 70 años, toma mate en dos sillas en la vereda, un domingo por la tarde. Un hombre de la misma edad se acerca.

EVARISTO: Hola Inés, cómo le va, cuñado. Linda tardecita ¿no?

INÉS: Hola.

VICENTE: Qué dice, Evaristo, acá nos ve, tomando fresco y tomando mate. Inés, andá a buscarle una silla a tu hermano.

(Inés entra en la casa, Vicente le alcanza un mate a Evaristo).

EVARISTO: Sí, ya se empezó a levantar un poco de viento y está refrescando. Mejor, porque hasta las 5 o 5 y media hizo bastante calor. Encima con el tránsito que hay parecía que no llegaba más, me pasé toda la tarde adentro de la camioneta.

VICENTE: Y qué quiere, con los autos que se venden. Las calles no dan abasto. Mire lo que es ésta nomás. Yo no sé si no se dan cuenta, este gobierno… Encima sale la presidenta muy orgullosa, a decir que el año pasado se vendieron no sé cuántos autos. Digo yo ¿y en los que ya tenemos auto nadie piensa?

EVARISTO: No señor, nadie piensa. Qué van a pensar. No ven la realidad.

(Llega Inés con una silla, y Evaristo se sienta).

VICENTE: Anteayer me quisieron cerrar el negocio. ¿Te conté? ¿No? Sí, los de Bromatología. Porque tenía unos yogures vencidos. A vos te parece, por unos yogures vencidos. No sabés cómo me puse.

EVARISTO: Me imagino. No dejan trabajar a la gente.

VICENTE: Una vergüenza. Como una hora estuvieron con que me iban a clausurar el negocio. Los tuve que coimear. Manga de corruptos, no dejan trabajar a la gente. Qué querés, con estos montoneros… Uy, casi te caés. ¿Qué tiene esa silla, una pata más corta? Inés, andá a buscar otra, la que está en la pieza que era del Eugenio.

INÉS: Le podría poner debajo de la pata un pedazo del queso sardo que trajiste el otro día del negocio. Es tan duro que se rallaba el rallador.

VICENTE: ¡Andá a buscar otra silla, querés! Y de paso cambiale la yerba al mate, que se está empezando a lavar.

(Inés se va, llevándose el mate y la silla de Evaristo. Los dos hombres se quedan mirando a alguien que pasa por la vereda de enfrente). 

VICENTE: ¿Esa negrita no es la más chica de los Quiroga? Mirá cómo salió vestida.

EVARISTO: Pollerita cortita, la panza al aire… Por poco sale desnuda. ¿Cuánto tendrá, 14, 15, y ya sale así? Lo que va a ser cuando tenga 20.

VICENTE: Mirala vos a la negrita culona, qué atrevida. Mirá si en nuestros tiempos una negrita culo sucio como ésa iba a salir así. Sabés cómo la llevábamos a un descampado para darle para que aprenda…

EVARISTO: Descarada la nena. Salió a la madre. Ni ella debe saber quién es el padre.

(Vuelve Inés con otra silla y con el mate).

INÉS: ¿Qué hacen mirando a la descarada ésa?

EVARISTO: No, si justo estábamos diciendo eso, mirá vos qué descarada. Catorce años y ya vestida de putita…

INÉS: Tomá, fijate si ahora está bien.

VICENTE (probando el mate): Sí, ahora sí. Está bueno.

EVARISTO: ¿Sabías que a uno de los hermanos de la negrita, el que se llama Kevin, le ofrecí laburar de cadete conmigo y no quiso? Estos vagos no quieren trabajar, no sé porqué se gasta tanta guita en planes y eso.

INÉS: Se la roban.

EVARISTO: Eso, se la roban, se la roban. Eran 50 mangos por día, está bien, no era mucho, pero ¿qué pretenden? ¿Qué encima los ponga en blanco?

VICENTE: Debe ganar más plata saliendo a robar los fines de semana. Son todos iguales. Al final habría que hacer como en Rusia, mandarlos a campos de concentración para que se dejen de joder.

INÉS: Y que trabajen para pagarse la cama y la comida.

VICENTE: ¡Eso, que trabajen! ¡Que aprendan! Que vayan a cavar canales con las manos, como en Rusia.

EVARISTO: Y eso que éstos son montoneros. Pero claro, del comunismo copian lo que les conviene. Eso es lo que me revienta: la doble moral que tienen. No ven la realidad.

VICENTE: ¿Doble moral? ¡Si no tienen moral! Manga de montoneros… Manga de chorros mejor, porque al menos los montoneros de nuestra época se la jugaban. Ponían el cuerpo, y si les salía mal la policía los cagaba a tiros. Pero éstos… Con esos programas tipo ése, 567... Dejame de joder. Gol de Boca ¿a ver? Perá que no escucho…

EVARISTO: Sí, gol de Boca, Mouche. Uno a cero. ¿No lo mirás?

VICENTE: Es que está muy linda la tarde, y aparte la calle acá está tranquila los domingos a la tardecita.

(Pasa alguien por la vereda de enfrente y los tres lo saludan a coro).

VICENTE: Este Donato es otro también… Ayer en el negocio andaba diciendo que era actor. Que de bebé había hecho de Niño Jesús en un pesebre viviente, y que la lástima era que, de ese protagónico en adelante, su carrera había ido barranca abajo.

INÉS: Es muy gracioso Donato.

EVARISTO: Bueno, muchas gracias por los mates, me voy a ir para las casas… Ya se está poniendo medio oscuro.

VICENTE: Sí, medio oscuro. ¿Las ocho ya? Al final hoy estuvimos como tres horas sentados acá lo más panchos ¿no, Inés? Y bueno, me voy a ver el partido de Boca, después a cenar… y mañana tempranito a trabajar, cuñado. Que para nosotros no hay plan del gobierno que valga. Que no somos ni los negros Quiroga ni… Ah, hablando de los Quiroga ¿sabías que a los vecinos los asaltaron anoche en Pinamar? Cómo es que se llaman…

EVARISTO: ¿Pianetti, el que trabaja en la municipalidad?

VICENTE: Sí, Pianetti. Dos chorros. A la hija por poco la violan, desgraciados. Una pibita de 14 años.

INÉS (entrando dos sillas): Qué barbaridad, ya no se puede salir a la calle

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