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VERANO DE 1914:
Las desastrosas consecuencias de
“Las lámparas se apagan en toda Europa —dijo Edward Grey, ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, mientras contemplaba las luces de Whitehall durante la noche en que Gran Bretaña y Alemania entraron en guerra en 1914—. No volveremos a verlas encendidas antes de morir”. “Historia del Siglo XX”, Eric Hobsbawm.
Para poder entender la sucesión
de acontecimientos que llevaron a la catástrofe, es
necesario un somero análisis de la situación europea a comienzos de aquel verano
de 1914. Tratando de no sacrificar claridad
y verdad en aras de la síntesis, podemos decir que:
* Las
relaciones entre las grandes potencias giraban alrededor de tres conflictos
reputados irresolubles: el que enfrentaba a Francia y Alemania por la posesión
de Alsacia y Lorena (ocupadas por los alemanes tras su victoria en la guerra
de 1870-71), el que enfrentaba al Imperio Ruso y al Imperio Austrohúngaro
por la supremacía en los Balcanes, y el desafío que el Imperio Alemán había
lanzado a la hegemonía global que el Imperio Británico detentaba desde la victoria
sobre Napoleón Bonaparte en 1815. (A la derecha, imagen del Emperador de Alemania o Káiser, Guillermo II).
* El
Doble Imperio de Austria y Hungría enfrentaba el riesgo de su propia desintegración
debido a crecientes tensiones étnicas, siendo la más amenazadora la del separatismo
de su minoría serbia, alentado abiertamente desde el vecino Reino de Serbia y, a través de
éste, desde Rusia.
* El
decidido apoyo alemán a Austria-Hungría había creado las condiciones para
que fructificase una alianza entre sus respectivos enemigos Francia y Rusia,
a la que se sumaría (de un modo menos abierto) el Reino Unido, temeroso de las
posturas cada vez más amenazantes de Alemania. A este acuerdo se lo llamaba
* Ningún
país podía arriesgarse a incumplir sus compromisos para con un aliado sin correr
el riesgo de debilitar la capacidad disuasoria
de tal alianza, y con ello, alentar a sus enemigos a adoptar posiciones de fuerza.
* Las
doctrinas militares de la época, hijas de las rapidísimas campañas por las que
Prusia unificó a Alemania entre 1864 y 1871, atribuían una importancia capital
a la velocidad de la movilización de los ejércitos. Por ende, en caso de crisis
y ante el riesgo de verse adelantados por el enemigo, los estados mayores de
cada nación presionarían por una ruptura
de hostilidades inmediata.
* Dado
el punto anterior, el estado mayor del ejército alemán había desarrollado un
plan (el Plan Schlieffen) que preveía aprovechar la relativa lentitud de la
movilización rusa para sostener en ese frente una guerra puramente defensiva
durante seis semanas, mientras en ese tiempo se descargaba un ataque relámpago
sobre Francia, que debía terminar con su rendición en ese plazo. Producida ésta,
se podía pasar a la ofensiva en el frente ruso. Para aplastar a Francia en ese
lapso sorprendentemente rápido, el ejército alemán debía rodear a su homólogo
francés atacándolo a través de Bélgica, estado neutral cuya integridad territorial
era garantizada por el Reino Unido.
* El
crecimiento de la red ferroviaria rusa hacía prever al estado mayor alemán en
1914 que, hacia 1916-17, la rapidez de
la movilización de su enemigo oriental haría impracticable el Plan Schlieffen
y pondría a Alemania en condición de inevitable
inferioridad.
Es
en este marco en que se produjo la serie de acontecimientos que se describe
abajo. Anticipándonos un poco, es notable apreciar la belicosidad de los círculos nacionalistas serbios, del gobierno austrohúngaro y del Estado Mayor alemán; la escasa capacidad de previsión y de coordinación en el seno de los gobiernos de
Domingo 28 de junio de 1914. Por la mañana, el
heredero del trono del Imperio Austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando
y su esposa la condesa
Chotek, son asesinados durante una visita a Sarajevo por el estudiante serbio
Gavrilo Princip,
quien es inmediatamente detenido. En este día, el archiduque y su esposa festejaban
su decimocuarto aniversario de casados, y los serbios honraban la memoria de
la batalla de Kosovo
de 1389.
Lunes 29 El gobernador de Bosnia-Hercegovina telegrafía al gobierno austrohúngaro que las primeras investigaciones revelan que el asesinato fue fruto de una conspiración planeada en Serbia. En una reunión de gabinete en Viena, Conrad y el ministro de relaciones exteriores, conde Leopold
Berchtold, se muestran partidarios de atacar Serbia inmediatamente: de otro modo, el Imperio estaría dando una imagen de debilidad terminal. Por su parte, el Primer Ministro
de Hungría, el conde
István Tisza, advierte del riesgo de intervención rusa en ayuda de los serbios
y duda del apoyo alemán. Se toma la decisión de sondear la posición de Alemania.
Hay disturbios en Sarajevo entre serbios, croatas y bosnios. El Zar Nicolás II de
Rusia y el Rey Jorge V de
Gran Bretaña e Irlanda ordenan que en sus respectivos países se observe
duelo nacional en memoria de Francisco Fernando. En un discurso, el primer ministro serbio Pasic advierte a Austria-Hungría contra la tentación de emplear el "lamentable incidente" contra su país. Se cumple un año del comienzo
del más inmediato precedente del inminente conflicto: la breve Segunda Guerra
de los Balcanes, que implicaría la derrota de Bulgaria (apoyada por los
austrohúngaros) ante la alianza de Serbia, Grecia, Rumania y hasta el Imperio Otomano.
Martes 30 El embajador alemán en Viena, Tschirschky, advierte
a su gobierno de los riesgos que presenta una postura inflexible por parte de
Austria-Hungría.
Miércoles 1o. de Julio Asustado tras ser detenido por la policía, un cómplice de Princip, Danilo Ilic, se quiebra y revela los detalles del complot. El gobierno serbio pone en guardia a sus embajadas en todo el mundo contra un posible aprovechamiento del incidente por parte de los austrohúngaros. El embajador francés en Serbia, Leon Descos, advierte a su gobierno que los militares nacionalistas serbios planearon el atentado, e identifica como su cerebro al Jefe de la Inteligencia Militar, Dragutin Dimitrijevic, conocido por su nombre clave Apis, quien ya había intervenido en 1903 en otro magnicidio: el asesinato del Rey de Serbia Alejandro I y su esposa. También advierte de la influencia que el belicista embajador ruso, Hartwig, posee en los círculos nacionalistas serbios. El conocimiento de estos informes lleva al gobierno de Pasic a solicitar a Francia el remplazo del embajador, pedido que le es concedido casi sin demora.
Jueves 2 El Rey de Sajonia recibe un despacho de su enviado a Berlín, que le informa que el Estado Mayor del ejército imperial favorece un ataque austrohúngaro a Serbia aún si ello desencadenase una guerra general europea, dado que considera que los enemigos de Alemania carecen de preparación adecuada para enfrentarla. Roger Casement aborda en Glasgow un transatlántico con destino a Nueva York, en busca de apoyos en Estados Unidos para la causa independentista de Irlanda.
Viernes 3 El Káiser lee el informe de Tschirschky del 30
de junio y lo desautoriza vehementemente. El gobierno serbio celebra en Belgrado un réquiem por la memoria del Archiduque. La única embajada que no adhiere a la decisión de hacer ondear su bandera media asta es la de Rusia.
Sábado 4 Siguiendo instrucciones de Berlín, Tschirschky comunica al gobierno de Austria-Hungría el apoyo total de Alemania y urge por un ataque inmediato a Serbia. Un funcionario del ministerio de relaciones exteriores
austrohúngaro, el conde Alexander Hoyos, es enviado en consulta a Berlín. Se
celebra el funeral del archiduque Francisco Fernando y su esposa.
Domingo 5 El gobernador de Bosnia-Hercegovina informa al gobierno austrohúngaro que ha identificado al militar serbio que impartió las instrucciones a los ejecutores del magnicidio: el mayor Voja Tankosic. El Káiser informa al embajador
austrohúngaro y al conde Hoyos de su apoyo incondicional
a su aliado aún si ello implicara un conflicto con Rusia, de lo cual duda. En una reunión de gabinete del canciller Bethmann-Hollweg con la cúpula del ministerio de relaciones exteriores y los altos mandos militares, se llega a la conclusión de que si estallara una guerra general, esto beneficiaría más a Alemania que a sus enemigos. Conrad urge la movilización del ejército, pero el anciano Emperador
Francisco José (imagen)
no acepta la petición. Se cumple una semana del magnicidio, sin que pareciera
que la catástrofe esté a punto de desatarse.
Lunes 6 La investigación de la policía austrohúngara
llega a la conclusión de que el atentado fue tramado en la capital serbia, Belgrado, y que en
su planeamiento intervinieron militares serbios, aunque sin intervención directa del gobierno de esa nación. El ministro Berchtold cree
que la guerra contra su vecino meridional no escalará a un conflicto general
europeo, porque Rusia no intervendría. Para enviar una señal de tranquilidad, el Káiser decide no suspender
su visita a los países escandinavos. El Káiser afirma que la crisis estará resuelta en una semana porque "Serbia se echará atrás". Mientras tanto, Bethmann-Hollweg reitera
al conde Hoyos el incondicionado apoyo del gobierno alemán.
Martes 7 El periódico húngaro Az Est publica una entrevista al primer ministro serbio,
Pasic, en la cual éste niega su conocimiento anticipado del complot (1). El Conde Hoyos informa al Consejo Imperial en Viena que el imperio cuenta con total apoyo alemán, incluso si eso implica una guerra general europea. El único miembro del Consejo opuesto a ir a la guerra es
el conde Tisza. Berchtold es partidario de usar la vía diplomática sólo para
despejar el camino a la declaración de guerra, y en este sentido se acuerda
enviar un ultimátum con condiciones inaceptables para Serbia, aún arriesgándose a que
esto implicará el ingreso de Rusia en el conflicto.
Miércoles 8 El embajador austrohúngaro
en Berlín envía a Berchtold y Tisza un cable redactado por Hoyos, en el que
se indica que “el Káiser deploraría que
no tomáramos ventaja de un momento como el presente, tan favorable a nosotros”.
Tisza mantiene su postura de temer la reacción rusa.
Jueves 9 El ministro Berchtold asegura al Emperador Francisco José que Rumania y el Reino Unido serían neutrales en caso de guerra, y que el ultimátum que prepara contra Serbia está escrito para ser rechazado y brindar el pretexto a una invasión. El Secretario de Asuntos Exteriores británico, Sir Edward Grey, le dice al embajador alemán que "no ve razones para tener una visión pesimista de la situación".
Viernes 10 El embajador alemán en Viena, Tschirschky, transmite a Berlín un relato de una conversación con Berchtold en la que éste le informa del plan de enviar un ultimátum inaceptable para los serbios, como prólogo a la declaración de guerra. Al leer el informe, el Káiser expresa un fuerte disgusto por la demora de su aliado en atacar Serbia. Berchtold ordena a la prensa silenciar toda referencia a Serbia, lo cual contribuye a crear una falsa sensación de tranquilidad.
Sábado 11 El canciller Bethmann-Hollweg comenta a Riezler que la demora austrohúngara en golpear a Serbia complica las posibilidades de presentar un hecho consumado a la Triple Entente, a partir del cual se pueda mostrar voluntad de negociar desde una posición de fuerza.
Domingo
A la derecha, mapa con los principales estados beligerantes. (Clic en la imagen para ampliarla). Mapa extraído del sitio Pais Global.
Lunes 13 La investigación del gobierno austrohúngaro reconoce que no hay evidencias de complicidad directa del gobierno serbio en el atentado del 28 de junio.
Berchtold oculta esta conclusión al Emperador Francisco José, y además hace
interceptar las cartas que el conde Tisza le dirige, en las que recomienda no
adoptar una postura beligerante hacia Serbia. Un debate en el Senado de Francia pone en cuestión la preparación militar del país. El Jefe del Estado Mayor Alemán, el general Helmut Von Moltke, indica al agregado militar alemán en Viena que recomiende a sus aliados derrotar a los serbios rápidamente y firmar la paz enseguida, buscando cerrar las heridas pronto.
Miércoles 15 El presidente y el primer ministro de Francia
parten hacia San Petersburgo, cumpliendo una visita fijada de antemano. Conrad
sale de vacaciones, sabiendo que mientras esa visita se esté llevando a cabo
es inconveniente escalar el conflicto, y deseando despistar a serbios y rusos.
Viernes 17 El gobierno serbio toma conocimiento del próximo ultimátum austrohúngaro a partir de filtraciones en Viena, y comienza a coordinar con Rusia la respuesta a brindar. En el seno del gobierno imperial alemán se cree que el conflicto permanecerá localizado, porque las potencias de la Triple Entente no intervendrán.
Sábado 18 El ministro de asuntos exteriores de Rusia, Serguei Sazonov, recuerda a Austria-Hungría el total respaldo ruso a la independencia serbia, lo que alienta al gobierno de Belgrado a adoptar una postura peligrosamente desafiante.
Domingo 19 El Consejo de Ministros de Austria-Hungría
aprueba el texto del ultimátum a Serbia, en una reunión en la que no se dedica un solo minuto a considerar la posibilidad de una intervención rusa. Mientras tanto, ya han comenzado en
secreto los preparativos para la movilización del ejército. Dado el tiempo transcurrido, el gobierno alemán decide adoptar la
Lunes 20 El gobierno de Viena despacha el ultimátum a su embajador en Belgrado, para su presentación el 23. La demora obedece a la presencia de la delegación francesa en Rusia, que arriba en este día. El gobierno alemán advierte a sus principales líneas de transporte marítimo que convendría retirar sus buques de aguas extranjeras ante la probablidad de un conflicto general. La marina alemana recibe la orden de concentrar a su flota. Riezler escribe en su diario que el canciller Bethmann-Hollweg teme el crecimiento de Rusia la hará invencible en pocos años si no se toman medidas.
Comienza en Mannheim un importante torneo internacional de ajedrez organizado por la federación alemana, con grandes maestros provienientes de países que estarán en guerra entre sí en apenas días.
Martes 21 Berchtold logra que el anciano emperador apruebe
el ultimátum. El presidente francés Poincaré,
en San Petersburgo, advierte al embajador austrohúngaro que “el pueblo ruso
es un cálido amigo de los serbios, y Francia es el aliado de Rusia”. Durante una recepción en la legación francesa, un funcionario del ministerio de defensa galo propone un brindis "por la próxima guerra y por la victoria segura". Mientras
tanto, el confiado primer ministro serbio sale de Belgrado en gira de campaña
electoral hasta el 24. El gobierno alemán niega a los embajadores ruso y francés el conocimiento de los planes austrohúngaros. Una conferencia en el Palacio de Buckingham acerca del futuro de Irlanda absorbe la atención del gobierno británico hasta el 24.
Miércoles 22 El influyente periódico conservador londinense The Times advierte del riesgo de una guerra general europea. El gobierno alemán rechaza un pedido austrohúngaro de presentar el ultimátum a Serbia en su nombre, porque atentaría contra la postura oficial alemana de que desconoce los planes de su aliado.
Jueves 23 Apenas la delegación francesa
parte de Rusia, el ultimátum del gobierno de Viena es entregado a su par de
Belgrado a las 18, hora local. El mismo acusa a Serbia de “tolerancia culpable”
ante el accionar de organizaciones terroristas, y le da 48 horas para cumplir
con una serie de peticiones que son una virtual exigencia de vasallaje. El tono de la nota sorprende al gobierno serbio, que esperaba que Alemania moderara a los austrohúngaros. El ejército
alemán cancela los francos de los oficiales. El Canciller del Exchequer (ministro
de economía) David Lloyd George afirma ante el Parlamento británico que las relaciones con el Imperio Alemán
“son las mejores en años”.
Viernes 24 Se cumple un mes del
magnicidio y es un día clave. El Primer Ministro Pasic retorna a Belgrado, mientras
Austria-Hungría informa al Reino Unido, Alemania, Francia, Rusia, Italia y
el Imperio Otomano de su ultimátum a Serbia. Berchtold anuncia que "cualquier
aceptación condicional [del ultimátum], o una acompañada de reservas, será considerada
como un rechazo". Bethmann-Hollweg transmite a las potencias de
Sábado 25 Rusia vuelve a solicitar una extensión del plazo,
mientras Serbia, que advierte lo que se está preparando, acepta casi todas las
exigencias para dejar a los austrohúngaros como agresores, ordena la movilización
general y pide ayuda al Zar. Su rey abandona Belgrado. Austria-Hungría rechaza
tanto el pedido ruso como la respuesta serbia, y Berchtold logra que el Emperador
Francisco José firme la orden de movilización tras alegar que los serbios ya
están atacando. El conocimiento de la existencia de preparativos para la movilización parcial de las tropas rusas endurece las posiciones de serbios, austrohúngaros y alemanes. Italia
rechaza apoyar a su nominal aliada Austria-Hungría y decide permanece a la expectativa. El
Partido Socialista alemán condena el ultimátum austríaco.
Domingo 26 Alemania rechaza la idea británica de presionar
a Austria-Hungría, pero el Káiser vacila, debido al riesgo de intervención británica, a la posibilidad de que su país apareciera como avalando una agresión y a que la respuesta serbia luce como una claudicación absoluta, y discute con Bethmann-Hollweg solicitar a sus aliados que
comiencen negociaciones tras la ocupación de Belgrado. El canciller y el estado mayor se las arreglan para sabotear las nuevas intenciones del Káiser. Bethmann-Hollweg obtiene del sector centrista del socialismo alemán la promesa de no obstaculizar un eventual esfuerzo bélico contra Rusia. Las fortalezas rusas en zonas fronterizas con
Alemania y Austria-Hungría son puestas en estado de guerra, mientras Sazonov
y Grey no logran convencer a los alemanes de que se unan a una mediación entre
Viena y Belgrado. El gobierno francés cancela todas las licencias al personal militar y ordena el regreso a Francia de la mayoría de las tropas estacionadas en Marruecos. El Rey Jorge V expresa
al Príncipe Enrique de Prusia y Alemania que el Reino Unido desea permanecer neutral
en caso de guerra. Rebeldes irlandeses desembarcan ilegalmente armas en la bahía de Houth, y tropas británicas despachadas para intentar impedirlo terminan disparando contra multitud desarmada en Bachelor's Walk, Dublin, matando a cuatro personas e hiriendo a decenas.
Lunes 27 El embajador austrohúngaro en Berlín informa
a Berchtold que Alemania no apoya las propuestas de mediación, y que sólo las avala públicamente por razones de conveniencia política. El Káiser vuelve
de su periplo escandinavo. El presidente Poincaré cancela sus visitas a Noruega y Dinamarca y retorna a su país. Grey advierte al gabinete británico que es momento de tomar una decisión acerca de la actitud a tomar si se desata una guerra general, pero tropieza con la imposibilidad de alcanzar un acuerdo.
Martes 28 A las 11 horas se anuncia que Austria-Hungría declaró la guerra
a Serbia, y barcos austrohúngaros bombardean Belgrado. De todos modos, Conrad confiesa que su ejército no estará en condiciones de iniciar un ataque general sino hasta el
Miércoles 29 Los serbios vuelan el puente sobre el río Sava que une Belgrado con la localidad húngara de Semlin. El Reino Unido ordena la movilización de su flota y advierte a Alemania que no permanecerá neutral en caso de un ataque a su aliada Francia. El Káiser y el Zar comienzan nerviosas negociaciones vía telegrama. Nicolás
II, creyendo que aún es posible un acuerdo, rechaza los consejos de sus jefes
militares y anula una orden de movilización total (esto es, también contra Alemania)
emitida minutos antes, remplazándola por una orden de movilización parcial contra Austria-Hungría, que es fuertemente criticada por el embajador francés en San Petersburgo. El ministro Berchtold presiona a los alemanes a ordenar
la movilización de su ejército, con la idea de que esto obligará a Rusia a retroceder,
como en la crisis de 1909 sobre Bosnia.
La Internacional
Socialista se reúne en Bruselas para preparar el congreso que tenía previsto
celebrar en Viena en unas semanas. El austríaco Adler
cree inevitable la guerra y rechaza oponerse a ella; los alemanes Kautsky y Haase y la polaca Rosa Luxemburgo se manifiestan
por evitarla a toda costa; el francés Jaurès
sostiene que cada partido socialista afiliado debe bloquear la asignación presupuestaria
para el conflicto en su respectivo país. Por sugerencia suya (Jaurès creía “imposible”
que la situación degenerase en una guerra general) se posterga la definición de una postura común
hasta un encuentro previsto para el 9 de agosto en París, que en definitiva
nunca se produjo.
Jueves 30 Francia comienza preparativos militares pero
garantiza al Reino Unido que no atacará primero, mientras este país advierte
privadamente a Alemania que no abandonará a Francia a su suerte. Ante esta certeza,
Bethmann-Hollweg hace un intento por incitar al gobierno de Viena a aceptar la propuesta británica de mediación,
pero se le advierte que se ha alcanzado un punto de no retorno, dado que ni Rusia detendrá su movilización
mientras Serbia esté siendo invadida por Austria-Hungría, ni esta última detendrá
la invasión mientras Rusia haya ordenado su movilización.
Sábado 1o. de Agosto Por la mañana, voceros de
Italia comunica a Alemania que se declara neutral, basándose en que Austria
– Hungría lanzó una guerra de agresión, y de hecho se retira de
Domingo 2 Por la mañana, mientras fuerzas alemanas tomaban el control de Luxemburgo, los líderes conservadores británicos exigen al gobierno liberal el apoyo a Francia y Rusia. Pasado el mediodía,
Rusia declara la guerra a Alemania y se producen los primeros choques
armados en la frontera francoalemana. A las 19 horas Alemania exige a Bélgica que
se declare neutral y que permita el paso de tropas alemanas. Recién
entonces, el gabinete británico decide honrar sus compromisos con Bélgica
y Francia.
Martes 4 El gobierno alemán publica su Libro Blanco, recopilación de documentos diplomáticos destinada a defender su posición. El canciller Bethmann-Hollweg reconoce ante el Reichstag que los ataques a Luxemburgo y Bélgica violan acuerdos internacionales, pero "la necesidad no reconoce ley". El cuerpo aprueba por unanimidad la
asignación del presupuesto para la guerra; 14 de los 111 legisladores
socialistas estaban en contra de votar afirmativamente (entre ellos Liebknecht, Luxemburgo
y Haase) pero lo hacen por disciplina
partidaria. Algo similar sucede en
Miércoles 5 Montenegro declara la guerra al Imperio Austrohúngaro. El gobierno otomano anuncia la clausura a la navegación del estrecho de los Dardanelos, aislando a Rusia del Mar Mediterráneo.
Jueves 6 El gobierno británico responde al Libro Blanco alemán con su Libro Azul. Austria-Hungría declara la guerra a Rusia, y Serbia, a Alemania. La guerra ha comenzado.
NOTAS
(1) Pasic conocía los preparativos y estaba en contra de provocar una guerra que podía ser una catástrofe para su pueblo, y trató de advertir del complot al gobierno austrohúngaro, pero su intento fue saboteado por los miembros de la legación de su propio gobierno en Viena, que eran partidarios de los militares nacionalistas. Con posterioridad al atentado, y por razones de política interna, Pasic negó tajantemente cualquier conocimiento previo.
LECTURAS
* "Tiempos
modernos". Paul Johnson. Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1988. Edición
de 1992.
* "Auge
y caída de las grandes potencias", Paul Kennedy. Plaza & Janés Editores,
Barcelona, 1994.
* "Historia
del Siglo XX". Eric Hobsbawm. Crítica, Buenos Aires 1998 (reimpresión mayo
1999).
* “The
First World War: To Arms”. Hew Strachan. Oxford University Press,
Oxford, 2003.
* "The Sleepwalkers: how Europe went to war in 1914". Christopher Clark. Harper Collins, Londres 2012. (En inglés).
* "The Second
* Aquí, aquí, aquí y aquí, cuatro cronologías de sucesos de la Guerra (en inglés).
* "The Willy-Nicky Telegrams" (Texto de los telegramas cruzados entre el Káiser y el Zar entre el 29 de
julio y el 1º. de agosto de 1914, en inglés).
* "A history of the First World War in 100 moments". Serie de notas del periódico The Independent de Londres editadas a partir del 3 de abril de 2014 (en inglés). [Agregado del 05/04/14].
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