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Fecha de publicación: Agosto de 2005
Lucio Fulci: más allá del terror
Un completo racconto de un director de culto que se ha convertido en centro de amores acérrimos y odios terminantes entre los aficionados al cine fantástico.
Existen
muy pocos directores de cine que sean tan amados y odiados como Lucio Fulci.
De su persona se han hecho y se hacen las afirmaciones mas extremas y opuestas:
desde que es un imitador descarado, sin talento y sobrevalorado, hasta que es
un genio absoluto, creador de películas inigualables. En general, las
críticas, tanto a favor como en contra, suelen ser extremadamente parciales,
muy poco objetivas, superficiales e inacabadas: solo se suelen destacar ciertos
aspectos paradigmáticos del cine de Fulci (como la ultraviolencia) en
detrimento de muchos otros igualmente significativos. Pareciera que muchos criticos
y aficionados, cuando reseñan sus peliculas, en verdad no las hubiesen
visto o no conocieran el contexto en el cual se filmaron. Quizas, cometen el
error de dejarese influir por criticas ajenas.
Sin mas rodeos, trataremos de reseñar objetivamente la carrera de este polémico director, centrándonos en sus películas de terror, fantásticas y giallos, con algunas excepciones de interés.
los comienzos
Aunque Lucio Fulci es mundialmente conocido por sus sangrientas peliculas de
horror de finales de los 70 y principios de los 80, el inicio de su carrera
fue muy distinto. Tras estudiar medicina y pelear con su superior en el hospital
en el cual trabajaba, abandonó aquella profesión y decidió
entrar al mundo del cine. Luego de egresar del Centro Sperimentale del Cinema,
comenzó a trabajar en la prolífica industria cinematográfica
italiana como guionista en las primeras películas del comediante Totó,
hasta debutar como director en 1959 con I LADRI (Los Ladrones), con Toto con
protagonista. Fulci dirigió documentales, comedias picarescas, musicales
y parodias de James Bond con los comediantes Ciccio e Ingrassia. En 1966, debutó
en el spaghetti western con la fundamental LE COLT CANTARONO LA MORTE E FU:
TEMPO DI MASSACRO (Tiempo de Masacre). Decimos fundamental, porque en esta película
comenzó a mostrar algunos de los rasgos característicos de su
filmografía, como es el gusto por la violencia explícita, la crueldad
y el sadismo. A pesar de que el spaghetti western puede considerarse muchas
veces acreedor de esas características; Fulci, como en tantas ocasiones
futuras, traspuso los límites habituales del género, sorprendiendo
a los espectadores con una feroz y sádica sesión de tortura a
latigazos sufrida por Franco Nero (protagonista de la película) o con
los sangrientos balazos que recibían los pistoleros del film, cuando
en los spaghetti difilmente se mostraban los efectos del impacto de las balas
en el cuerpo de los muertos. Los villanos de la película son especialmente
crueles y la escena inicial, en la cual un pobre hombre desarrapado es angustiosamente
perseguido y asesinado por perros de caza, nos anticipa el gusto de Fulci por
mostrar intensas y detalladas escenas violentas, junto a un ambiente triste
y deprimente.
la etapa giallo
En
1968, un Fulci cansado de las comedias probó suerte en el género
de misterio, con UNA SULL'ALTRA (Una Historia Perversa) película que
le daría su primer éxito nacional e internacional. Filmada en
EEUU, y mucho mas cerca de una película de suspenso a lo Hitchcock que
del giallo estilo Mario Bava o Dario Argento, Una Historia Perversa, nos relata
una serie de complots e intrigas que hace incapie en el misterio y en los métodos
de investigación policial, en detrimento de los crímenes. Un hombre
(Jean Sorel) es hallado culpable de asesinar a su mujer, siendo condenado a
la silla eléctrica por un crimen que puede o no haber cometido. Si bien
el ritmo puede resultar por momentos un poco lento, la película cuenta
con un sorprendente final, sólidas actuaciones (Jean Sorel, Elsa Martinelli,
la sexy Marisa Mell, John Ireland) un gran presupuesto y una correcta labor
de dirección, además de un cameo del propio Fulci, interpretando
a un grafólogo.
El
éxito de Una Historia Perversa parecía impulsar su carrera, pero
la realización en 1969 de BEATRICE CENCI, una de sus peliculas favoritas,
le generó grandes problemas. Protagonizada por Florinda Bolkan y ambientada
en la Italia medieval, la película cuenta la historia real de una joven
muchacha que asesina a su padre, un poderoso hombre de la Iglesia y del Estado
que la sometía a tormentos y abusos sexuales. La chica, luego de ser
torturada junto a su familia, acabará confesando. Tras ser ejecutada,
será revindicada como una martir por los campesinos. Esta visión
negativa y crítica de la Iglesia Católica le hizo acreedor de
críticas despiadadas y Beatrice Cenci fracasó en taquilla. Baste
decir que, durante una proyección de la película a la cual Fulci
asistió de incognito, el público entró en colera y comenzó
a gritar ¡Muerte al Director!. En este mismo y desgraciado año, su esposa
se suicidó con gas, debido a que le habían hallado pólipos
cancerígenos.
En
1971, Fulci dirigió su primer giallo en plena regla: UNA LUCERTOLA CON
LA PELLE DI DONNA (Una Lagartija con Piel de Mujer), película que ostentaba
el por entonces casi inevitable "título zoológico" habitual
en el género, derivado de los primeros éxitos de Dario Argento,
(El Pajaro de las Plumas de Cristal y El Gato de las Nueve Colas). En Una Lagartija
con Piel de Mujer, Florinda Bolkan encarna a Carol, la hija de un importante
político inglés, la cual sufre fascinantes, surrealistas y perversas
pesadillas eróticas y terroríficas. En una de ellas, hace el amor
con su jóven vecina la cual será hallada asesinada por la policía.
¿Será Carol la culpable de ese crimen?. Mucho mas ágil y atrapante
que Una Historia Perversa, Una Lagartija con Piel de Mujer contó con
una importante producción, actores de gran valía (de nuevo Jean
Sorel, Florinda Bolkan, Stanley Baker, Alberto de Mendoza), una lograda banda
sonora de Ennio Morricone y una dirección por momentos estilizada y muy
lograda. De nuevo, Fulci buscó sorprender y exceder los limites, incluyendo
escenas paradigmáticas de su obra, como un ataque de animales (en este
caso, murciélagos), planos detalle sobre rostros y ojos humanos, un clima
ambiguo, siniestro y surrealista y escenas ultraviolentas, como la vision pesadillesca
de 3 perros eviscerados en un laboratorio, cortesía del creador de FX
Carlo Rambaldi. Tan lograda era esa escena, que Fulci fue llamado a comparecer
ante un tribunal judicial, bajo el cargo de "violencia contra animales".
En
1972, llegaría su primer gran pelicula y una de las mejores de su carrera:
NON SI SEVIZIA A UN PAPERINO (Angustia de Silencio / Don’t Torture the Duckling).
En un pequeño pueblo siciliano, un criminal asesina solamente a niños.
Los pueblerinos estan furiosos y ansían hacer justicia como sea, mientras
la desorientada policía busca infructuosamente al asesino. Un periodista
(Tomas Milian) investiga los crimenes y los sospechosos se van acumulando. Absolutamente
lograda, con infinidad de detalles y escenas magistrales, Angustia de Silencio
es sin duda uno de los mejores giallos de la historia. Las interpretaciones,
descripción y composición de los personajes es excelente, destacando
otra vez Florinda Bolkan en el papel de una "bruja" gitana, objeto
de todas las sospechas; sin olvidar a Tomas Milian, Irene Papas, y una irresistiblemente
perversa Barbara Bouchet. El sórdido entorno rural, con sus habitantes
rudimentarios e ignorantes, está perfectamente conseguido. En esta ocasión,
Fulci combinó una historia plausible, concreta y bien constuida (algo
poco habitual en posteriores películas) con una acertada sucesión
de inolvidables escenas, tales como el intento de seducción de un niño
por parte de Barbara Bouchet, el siniestro comienzo en el cual Florinda Bolkan
desentierra con sus manos el esqueleto de un feto, o los crueles asesinatos
de niños. Estas imágenes, permanecen indelebles en la memoria
de quienes ven la película. La tortura y muerte de Florinda Bolkan en
un cementerio por parte de los pueblerinos, que la machacan cruelmente con cadenas
y palos, resulta inconcebibemnete gráfica, hiriente y nunca vista, para
la época y hoy en dia. Debido a su manifiesta carga anticatólica
(el criminal será el sacerdote del pueblo, quien, en una increible escena,
caerá de un despeñadero y su rostro acabará destrozado
al chocar contra las rocas, en un efecto especial sangriento pero no muy bien
ejecutado) la película debió soportar una limitada distribución,
y nunca se proyectó en EEUU. Muy descatable, además, la banda
sonora de Riz Ortolani.
Aunque
no sea una película de horror o de suspenso, sino un spaghetti western,
I QUATTRO DELL'APOCALISSE (Cuatro Para el Apocalipsis-1975) continuó
ejemplificando el único, controvertido y obsesivo estilo de Lucio Fulci.
Como en muchas ocasiones, Fulci tomó un género popular, con caracteristicas
bien definidas, y lo reconvirtió en algo muy personal, ambiguo, e intragable
para muchos de los sorprendidos espectadores, que esperaban ver un spaghetti
western "normal". Comenzando con un sangriento tiroteo inicial, la
película nos narra las desventuras de un estafador (Fabio Testi), una
prostituta embarazada (Lynne Frederick), un borracho crónico (Michael
J. Pollard) y un hombre negro al borde del delirio. Este grupo se enfrentará
a un cruel delincuente (Tomas Milian) quien humillará al grupo. La obsesiva
violencia de Fulci se despliega cuando Milian despelleja a un sherriff con su
propia placa o cuando viola a la prostituta embarazada. A mitad de la película,
el ritmo narrativo desorienta al expectador: pareciera que Fulci "se aburriera"
de hacer un spaghetti western, o que "se olvidara" de que lo esta
haciendo y se regodea con sus propias obsesiones nihilísticas en torno
a la muerte y la religión, sin importarle si resultan excesivas para
el género que esta tratando: una larga toma de una caravana de peregrinos
creyentes asesinados por Milian, el plano de una Biblia ensangrentada, la conversación
del ya desquiciado negro con las tumbas de un cementerio o el interminable y
tortuoso parto de la prostituta con su muerte posterior, confirman el interés
de Fulci por lograr un ambiente de crueldad palpable que lastime al espectador,
o que lo haga regocijar sadicamente, sin importar si la película pierde
su ritmo o si algunas de las escenas sean estiradas hasta lo intolerable. He
aquí el eje de la fascinación o repulsión del cine de Fulci,
según el gusto del espectador.
SETTE
NOTE IN NERO (Siete Notas en Negro / The Psychic-1977) resultó un punto
interesante pero inferior en su carrera. Este film de misterio (un fracaso en
taquilla) cuenta la historia de una mujer con poderes de clarividencia (Jennifer
O’Neill) quien, en sus visiones, puede ver la muerte de otras personas. A pesar
del suspenso y una buena producción, actuación, música,
guión y correcta dirección (con algunas escenas bastante logradas),
Siete Notas en Negro es una película muy formal (comparada con los parámetros
de Fulci) que decepciona a quienes esperaban ver el habitual show de crueldad
sobrecargado de brutales y fascinantes imágenes.
Con el muy violento pero flojo spaghetti western Montura de Plata (Sella D’Argento,
1978) continuó su racha irregular, la cual culminó con su super
hit internacional, llamado Zombi 2.